Algo para empezar...

in Aliento3 years ago (edited)

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Imagen tomada por mí en Soroa, Pinar del Río, Cuba
Hola Hivers! Hoy quiero hablarles sobre el bienestar y las actitudes que nos llevan a alcanzarlo.

Qué es el bienestar? O ¨Estar- bien¨

Es un proceso de autotranformacion permanente donde se experimenta la paz, la armonia, la felicidad y se es conciente de ello. La satisfaccion personal en todas las esferas de la vida: La familia, el hogar, las necesidades materiales y espirituales, la profesion, las relaciones y la coherencia con el Universo.
Lograr este reto tan ambicioso es una tarea muy dificil, pero no imposible. A continuacion mencionamos muy brevemente algunas de esas actitudes que se deben practicar de manera cotidiana.

  • Centrarse en el aquí y en el ahora, en el presente.

Permanecer en el momento presente y permitirnos experimentar y responder a lo que está sucediendo ahora en el nivel de los sentimientos, más que quedarnos en el pasado o el futuro, es una disciplina y un objetivo personal. El centrarse en el presente atañe a la frescura: se refiere al hecho de desautomatizarnos de los viejos hábitos, contemplando lo que está sucediendo a nuestro alrededor y en nosotros mismos con ojos puros, responder a las situaciones de modo que no sea mecánico y que convine espontaneidad con resultar apropiado. Cada momento no vivido plenamente no es más que un empobrecimiento de la calidad de nuestras vidas.

  • Presenciar.

Prestar atención relajada, sin crítica, a todo lo que presenciamos, también somos conscientes de nosotros mismos como un testigo, como si el punto desde el cual estamos presenciando se hallase a medio camino entre nosotros mismos y la flor. El efecto de presenciar es expandir nuestra consciencia "poniéndonos fuera de nosotros mismos", contrarrestando la tensión y la contracción de la conciencia que acompaña al hecho de estar preocupados con nuestros problemas. Permite que el objeto que se presencia sea tal como es... y sentirlo. Es lo contrario de la concentración, es la diferencia entre devanarse los sesos para encontrar el nombre de una flor y simplemente permitirnos disfrutar el olor de su presencia y de su fragancia.

  • Centrarse en una cosa.

Para que la mente trabaje más despacio, la frecuencia de las ondas cerebrales descienda a Alfa y cambiemos del hemisferio izquierdo al derecho, le damos a la mente algo para que se ocupe de ello, de modo que al menos deje de saltar de un lado para otro. Esto no quiere decir concentrarse, sino más bien centrarse en la consciencia de uno y prestar atención pasiva a una cosa a la vez, más que estar disperso/a, distraído/a por pensamientos de esto, de eso y de lo otro.

  • Escuchar.

Es una experiencia común que cuanto más alterados estamos, menos escuchamos. El escuchar adecuadamente nos hace entrar en el estado de tranquilidad. Relajarse y escuchar música instrumental, barroca o New Age, o los sonidos de la naturaleza (agua que fluye, el mar, el canto de un pájaro...) o cantar.

  • Contemplar.

Contemplar es simplemente dejar que nuestros ojos descansen fijamente sobre algún objeto escogido y sentirlo, llegar a serlo. Cada persona debe elegir el objeto de su contemplación, puede ser una vela, una flor, un paisaje, el mar ... Debe hacerse de una forma relajada, no tenso, manteniendo la mirada serena, más que concentrada. Normalmente eliminamos un montón de energía a través de nuestros ojos e incesantemente recibimos información sobre nuestro entorno a través de ellos. Al restringir el movimiento de los ojos a un objeto, automáticamente reducimos la información que se da a la mente para que la procese, y por consiguiente, ésta tiene que limitar su parloteo al objeto que está siendo contemplado. Muy pronto agotará lo que tiene que decir y se quedará callada. No hay ninguna duda de que la devoción y la oración o afirmaciones positivas son eficaces para muchas personas y obtienen de ellas dichosos momentos de paz que las alejan de las preocupaciones e inquietudes de la vida cotidiana. Con total independencia de las creencias religiosas, tanto la fe que acompaña a la oración como el descenso de energía desde la cabeza hacia el corazón que acompaña a la oración nos llevan al bienestar.

  • Conciencia de respirar.

Nuestra forma de respirar y nuestros estrados mentales se hallan muy estrechamente conectados. Sólo hay que pensar en la respiración regular y profunda del sueño, en el jadeo de alguien que está muy asustado o en la suspensión de la respiración de alguien que se encuentra profundamente impactado. La respiración es un medio para centrar nuestra consciencia en el presente y en nuestro cuerpo. Los ejercicios de respiración también elevan el nivel de energía en el cuerpo. Llegar a ser y seguir siendo conscientes de nuestra respiración es una de las técnicas de meditación más sencillas. Una vez más, esta técnica funciona para aquietar la mente. La regularidad y el ritmo de la respiración tiene un efecto calmante y disminuye la velocidad del proceso del pensamiento. Tal vez, lo más importante es llegar a ser conscientes de que respirar nos recuerda que tenemos un cuerpo.

  • Conciencia del cuerpo.

Una cosa que sucede cuando estamos ocupados en el mundo exterior o preocupado con nuestros pensamientos es que perdemos conciencia de nuestros cuerpos. Toda nuestra energía se dedica a aquello a lo que estamos prestando atención, ya sean cosas o pensamientos. Es como si nuestros cuerpos dejasen de existir temporalmente y mientras, sólo fuéramos cabezas parlantes. Cuando meditamos y desconectamos la mente, la energía tiene que ir a alguna parte y comienza a ir hacia abajo. De nuevo llegamos a ser conscientes de nuestras sensaciones corporales, de nuestro cuerpo. Uno de los objetivos al adoptar la posición de sentado es que detiene el escape de energía. Al no tener ningún lugar al que ir excepto hacia adentro y alrededor del circuito corporal cerrado que hemos formado al sentarnos (con las manos juntas), la energía se intensifica. Nos sentimos recargados, con más fundamento y más centrados. Con más consciencia de nuestro cuerpo no sólo nos sentimos más vivos, sino también más relajados. Pues consciencia corporal es lo mismo que relajación. Relajar el cuerpo ayuda a relajar la mente. Es así pues que en realidad el cuerpo y la mente no están separados, somos mentes-cuerpos. Es muy importante cultivar la conciencia corporal como un sendero para aquietar la mente, hasta llegar a lo máximo en relajación: una liberación de toda la ansiedad y tensión, viviendo plenamente el momento.

  • Movimiento.

El movimiento tomado como meditación se encuentra en muchas tradiciones milenarias. Existe un movimiento impensado, inconsciente, dormido y un movimiento consciente, centrado en la consciencia corporal y en el presente, que es la esencia de la meditación. Desde el Tai-Chi a la danza sufí, pasando por hacer yoga, nadar en la piscina o simplemente estar en el parque o fregar los platos, podemos meditar y hacer descender nuestra energía de la cabeza al cuerpo y disminuir las ondas cerebrales desde las frecuencias Beta hasta Alfa,, volviendo a llegar a nuestros sentidos desde el funcionamiento del hemisferio izquierdo hasta el derecho.

  • Centrarse.

Formularnos repetidamente la pregunta: "¿Quién soy?" es una técnica de meditación en sí misma. Así como no somos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos o nuestros cuerpos, de ese modo también logramos darnos cuenta con esta técnica de meditación inexorable, que no hay nada más que eso, y que existencialmente podemos decir que somos. En nuestro nivel más profundo no somos nuestros nombres, o cualquier otra de las etiquetas que la sociedad nos ha puesto, como "hombres", "mujeres", "clase media", etc. Ésas son las posiciones que ocupamos en esta vida y de ninguna manera en el interior del cuerpo que es nuestro vehículo. No somos ni ricos ni pobres: eso es lo que tenemos o no tenemos. Tampoco somos médicos, maestros, fontaneros, amas de casa o funcionarios: eso es lo que hacemos, no lo que somos. Por último no nos queda nada o al menos nada sobre lo que podamos poner nuestras manos. Si nos sentimos aturdidos, es positivo, pues la pregunta "¿quién soy?" es exactamente eso, aturdimiento de la mente: no hay respuesta. Yo sé que "soy", pero quién soy, como la vida misma, es un misterio. Al final, cuando hemos abandonado nuestras falsas identificaciones sólo hay esencia, "ser", y en consecuencia no hay separación de Dios, la Vida, o como se quiera llamar, quien también está libre de todos los nombres, desprovisto de todas las formas. Tenemos consciencia vacía de nosotros mismos, consciencia pura, una subjetividad inexpresable para la cual todo lo demás es un objeto, no sólo el mundo exterior (incluyendo nuestros cuerpos) sino también el mundo interior del pensamiento y del sentimiento. Y el modo en que nos damos cuenta de esto simplemente es éste: "estar tranquilo y saber que yo soy Dios, que yo soy la Vida". Teniendo en cuenta que debemos mantenernos cuerdos en un mundo enloquecido, recordándonos quienes somos realmente cuando nos sentimos estresados, agobiados por nuestros problemas y generalmente tomándonos las cosas demasiado seriamente, es como regresar a un navío estable, y en eso consiste centrarse. También es recordar que: "esto también pasará" y que la Vida es un misterio para ser disfrutado no un problema para resolver.

Por ahora me despido, espero que este texto les sea útil en sus vidas.

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