Gracias a @nancybriti1 por invitarme a participar en esta iniciativa tan interesante.
Cuando empecé a crear contenido yo estaba buscando monetizar, pero la blockchain me abrió una ventana a una experiencia maravillosa que me hizo descubrir una parte de mí, además de conocer personas maravillosas. Quizá fueron esas cosas lindas las que me engancharon y me dejaron aquí cuando las recompensas monetarias bajaron.
Cuando vivía en Venezuela tenía muchas limitaciones para publicar, no solo eran los cortes eléctricos y las fallas del internet; era también el hecho de que durante mucho tiempo no tuve computadora y mi único medio para publicar era una tablet que fallaba un día si y al otro también, pero yo me las arreglaba.
Después de mucho ahorro compré un teléfono, mi primer teléfono inteligente y con él pude hacer muchas más cosas. Yo quería hacer videos y subir a 3speak, Pero la velocidad de mi servicio de internet nunca me lo permitió.
Dicho teléfono jamás salía de casa, pero me permitía tomar fotos para mis publicaciones, en casa y en el jardín. Y es que me daba terror que me lo robaran, me había costado mucho comprarlo. Y no piensen que fue un teléfono caro, para nada, Pero me costó todo un año reunir esos 130 dólares.
No sé cómo crea contenido el resto de los hivers, Pero yo hago todo en el teléfono. Edición de fotos, creación de gifts o banners, escritura y maquetado. Las aplicaciones y los editores algunas veces fallan y es por eso que pienso que mi súper poder es la paciencia.
Recuerdo una época en la que me levantaba a las 2 de la madrugada para poder publicar usando los datos moviles, que solo funcionaban a esa hora. ¿Han usado los editores de Hive o ecency en el explorador del teléfono?
Desde hace casi 5 meses que vivo en Argentina y ahora creo contenido desde acá. Aquí las limitantes son otras, pues no tengo cortes eléctricos y mi velocidad de internet vuela, además aquí llevo el teléfono a todos lados, con precaución, pero sin miedo y tomo muchas fotos para mis publicaciones. ¿Qué me limita entonces? El tiempo.
En Venezuela era emprendedora y comerciante independiente, con horarios flexibles y aunque tenía más de un trabajo, eran de jornada parcial y yo armaba mis horarios; lo que me dejaba mucho tiempo para crear. Acá soy empleada en un local y tengo una jornada distinta que me deja algunos días con el cerebro agotado. Cero ganas de pensar o crear contenido.
Contra viento y marea intento hacer al menos 3 publicaciones a la semana, pero no siempre lo logro y aunque no público a diario, más que el momento liketu, si escribo a diario. Tengo un cuaderno lleno de apuntes de ideas y un millón de fotos en el teléfono, para trabajarlas en mi día libre.
Mi súper poder sigue siendo la paciencia y mi mejor aliado es mi teléfono móvil. El almacenamiento de fotos está a explotar y el blog de notas está lleno. Hay días que siento que tengo un millón de cosas por decir y se me han fugado todas las palabras.
Una de las cosas que me ayuda es ir guardando borradores y cuando tengo un día libre puede que trabaje varias publicaciones (pueden ser 10 horas de trabajo y en el teléfono porque aún no tengo PC) y las programo para que se publiquen solas en la semana.
Les mando un abrazo a todos los creadores de contenido que luchan contra todo para llegar a publicar a diario e invito a @aurodivys para que nos cuente un poco de su experiencia. Por cierto que fue ella quien me prestó lo que me faltaba para comprar ese primer teléfono.
Saludos @isauris quizás el archi enemigo era el internet como dices, ya que en nuestro Team está Eli y ella es una pro en el teléfono, todo lo que hace en Hive o al menos el 95% lo hace desde su móvil, y le funciona bien, tiene años usando ese recurso.
Definitivamente la paciencia es tu superpoder, uno que no lo tiene cualquier superhéroe y además tu compañero de lucha es muy útil. También tienes una gran aliada y es la superhéroe Aurodivys.
Toda una superpoderosa @isauris.
Espero que muy pronto dispongas del tiempo y los recursos para continuar creando esos poemas maravillosos que iluminan la tierra y el cielo con el brillo del esmalte cumanés.