Caminar es un ejercicio muy bueno para pensar. Para encontrar soluciones a problemas que por tener la mente tan ocupada no alcanzamos a ver. Pero también para reencontrarte con la naturaleza, con el exterior. Tan solo levantar la cabeza y simplemente mirar alrededor con calma, tiene un gran efecto y la mente vuela.
Pero es cierto que ya no sabemos aburrirnos, y las nuevas generaciones mucho menos. Ahí tenemos trabajo que hacer.