¡Hola Comunidad!
Hoy les quiero hablar sobre como me ha afectado estar trabajando desde casa.
Comienzo un nuevo año y sigo haciendo teletrabajo. Hace ya 1 año y 10 meses, desde el 14 de marzo del 2020 cuando se declaró en España el Estado de Alarma por la pandemia. Estas últimas semanas reflexionaba sobre ello.
Comentábamos en casa como esta situación me había afectado y como era mi comunicación actual con el resto de compañeros. En todo este tiempo no nos hemos visto en persona y no sabemos cuando ocurrirá. Aún se está pensando si será mejor volver a la presencialidad o seguir en teletrabajo, o quizás una versión mixta, que seguramente en donde trabajo sea la que terminen implementando.
Antes de la pandemia, y por tanto, de estas condiciones de trabajo yo trabajaba de forma presencial. En la empresa donde trabajo teníamos la opción de solicitar un día para trabajar fuera de oficina, es decir desde casa. Muchos trabajadores se acogían a esta opción para ahorrarse el trayecto a la oficina, sobre todo los que vienen de lejos. Pero este no era mi caso.
Trabajo fuera de oficina...
Durante estos últimos años se ha idealizado el teletrabajo, en parte porque se ha asociado a ese movimiento de vive de tu pasión, sé tu propio jefe, trabaja en cualquier parte del mundo. Y parece que todos tengamos que llegar a eso si realmente queremos sentirnos satisfecho en nuestras vidas.
Pero claro, esa idea de teletrabajo tiene su parte no tan bonita que no se suele contar, y no se puede aplicar cuando trabajas por cuenta ajena, como es mi caso.
Para mí el valor de trabajar fuera de la oficina es la flexibilidad horaria que te permite una conciliación entre la vida laboral y personal, algo que en muchas ocasiones es difícil de conseguir cuando tienes la presencialidad.
Aunque para trabajar desde casa se tenga que instaurar unas rutinas y un horario, contar con esa flexibilidad es un plus. Sin embargo, elegir en qué franja horaria voy a trabajar en mi caso no existe. He de cumplir el mismo horario como si asistiera a la oficina, como si solo se tratara de un cambio de lugar. Adiós a la conciliación.
Yo comprendo que en una empresa medianamente grande, que cada trabajador tenga un horario distinto adaptado a sus necesidades es difícil de manejar, pero el caso es que se pierde ese valor importante.
Por otro lado, está el tema de la comunicación o socialización con el resto de compañeros de trabajo. Que en muchas ocasiones cuando estás en forma presencial va más allá de tu propio departamento.
En este punto es donde más diferencia he notado. No sé en otros casos, pero en el mío, lo que provocó el teletrabajo repentino fue un número muy elevado de reuniones online. Reuniones que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera son por vídeo, porque la conexión al final termina dando problemas. Así que son solamente por voz y no nos vemos ni las caras.
Pierdes el contacto de muchas personas, básicamente el contacto se reduce a las que pertenecen a tu departamento y las conversaciones versan prácticamente solo de asuntos de trabajo. Todas esas conversaciones que se dan de forma natural al estar todos en un mismo lugar, que te permiten socializar y empatizar con los demás desaparecen. Quizás no de golpe, pero desaparecen cuando te acostumbras a la nueva situación.
Los primeros meses no te das cuenta, sobre todo por la situación que nos llevó a ello y el confinamiento. Teníamos cosas de las que preocuparnos y nos llamábamos más. Sin embargo, según va pasando el tiempo vas notando esa falta de comunicación. Te has ido aislando sin darte cuenta. Por lo menos es lo que a mí me ha pasado.
Llegados a este punto una se plantea, ¿qué es mejor volver a la oficina, seguir como ahora o una forma mixta? Aún no tengo la respuesta.
Estar en casa tiene sus ventajas:
- Te ahorras el trayecto de ida y vuelta al trabajo. Esto implica tiempo y dinero. Y ya sabemos que el tiempo es lo que parece que a todos nos falta, por tanto es bien recibido.
- Puedo compartir con mis hijos esa primera hora de la mañana antes de que salgan a clase.
- Me ha permitido desarrollar unos hábitos que para mí son beneficiosos y que hoy me costaría cambiar.
- Disminuyen las interrupciones que constantemente hay en la oficina, de forma directa o indirecta y te puedes concentrar mejor.
- Puedes crear un ambiente de trabajo en el que te sientas cómodo, esto es importante y lo puedes hacer como quieras.
Por contra tiene sus desventajas:
- Un número elevado de reuniones online. A veces de un día para otro y que no te permite poder organizarte como es debido y cumplir tu planificación. E incluso te pueden llegar a saturar si tienes varias al día.
- Tienes un sentimiento de soledad mayor, por lo menos en mi caso y tiendes a tirar más del correo electrónico que del teléfono para consultar cosas. Lo que antes comentaba de la comunicación.
Como verás todo tiene su parte positiva y negativa, pero hay que encontrar un equilibrio, y en eso estoy. Por lo pronto el año lo comienzo trabajando desde casa y como no sé como va a evolucionar me he puesto un objetivo a conseguir, mejorar mi comunicación y recuperar los contactas perdidos. Ser proactiva y como diría @robsasuke, que sea además una comunicación asertiva. Aún me queda por terminar de definir un plan de actuación concreto, pero estoy en ello.
Me encantaría conocer las experiencias de hivers que se encuentren en la misma situación. Anímate a dejarlas en los comentarios.
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