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Transcurría el mes de diciembre, me sentía tranquila haciendo mi lista de propósitos para año nuevo, mientras le daba Play al nuevo audio libro que tenía en lista: Si lo crees, lo creas de Brian Tracy. Libro que te invita a cambiar tus creencias limitantes y a alcanzar todo tu potencial.
Devoré todos los capítulos como quien necesita saber más y más. Al terminar, me di cuenta de que la pequeña lista de propósitos que escribía no reflejaba para nada lo que Brian Tracy acaba de enseñarme. Yo necesitaba un cambio en mi vida.
Para ese entonces, ya tenía 4 años trabajando en una empresa como diseñadora gráfica, a pesar de ser muy buena desempeñando mi trabajo (según mis jefes y clientes) tenía un salario clase media-baja y con pocas aspiraciones de crecimiento. Así que decidí iniciar mi cambio por ahí, buscando un nuevo empleo con mejores prestaciones, salario y horario.
Me puse manos a la obra, luego de una pequeña búsqueda en Google de posibles empleos a los que aspirar; encontré uno en una empresa que no conocía, pero me daba igual, yo me sentía muy inspirada por Brian Tracy así que envié mi hoja de vida.
Al cabo de dos semanas, recibí un correo donde me decían que estaban interesados en mi perfil y que querían contactarme para una entrevista virtual (para ese entonces no había empezado la pandemia, por lo que se me hizo un poco raro lo de la virtualidad).
En fin, sin miedo al éxito me apunte a la entrevista (ahí me entere que la empresa quedaba en Costa Rica); para no hacer la historia tan larga, de ahí pase a una prueba virtual y de ahí estaba montada en un avión hacia Costa Rica a firmar contrato y a conocer las instalaciones para trabajar en la sede de Panamá.
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Todo sucedió tan rápido que no tuve mucho tiempo de reflexionar nada, solo decidí tomar la oportunidad que se me presentaba. Lo que no sabía era que cuando me subí a ese avión una impostora viajaba conmigo, nunca la había conocido por lo que no tuve oportunidad de prepararme.
Mi Impostora
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Al llegar a la nueva Empresa, me sentía maravillada con todo. ¿Han visto esos videos de gente chévere trabajando en sitios como Google con vidas super chéveres?, bueno así mismo me sentía yo.
Nunca había estado en una empresa tan grande, con tanta tecnología e innovación, con tantos beneficios; hasta las personas que trabajaban ahí lucían diferentes, con sus looks casual office, llenos de energía y con sonrisas perfectas, era mucho más de lo que había imaginado.
Ahí fue donde ella apareció… era mi impostora. No tuve oportunidad de resistirme a sus susurros así que rápidamente tomo el control de mí.
Mi impostora pensaba que había llegado a esa empresa por error, ya que un lugar como ese jamás contrataría a alguien tan común y corriente como yo. Pensaba que pronto su nueva jefa y colegas se darían cuenta de lo poco preparada que estaba para el cargo.
Mi impostora me lleno de miedo y angustia, tanto que cuando llegaba a la habitación del hotel era un alivio y pensaba en el martirio que sería volver al día siguiente a la oficina… a ese sitio tan genial, con esas personas que parecían sacadas de una serie de Tv, sentía que no iba a poder, que no sería capaz de encajar.
En ese momento no entendía lo que me estaba pasando ¿Cómo podía sentirme tan mal de conseguir un logro en mi vida?
Tiempo después y gracias a mi terapeuta supe que lo que viví se conoce como “El síndrome del impostor”
¿Qué es el Síndrome del Impostor?
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Es la incapacidad de sentir la seguridad para afrontar nuevos retos o desafíos a pesar de contar con todas las herramientas para hacerlo. Es cuando no logramos reconocer nuestras habilidades, nuestra inteligencia y nuestros propios logros, sintiendo un temor descomunal a fallar y a no ser perfectos. Llegando a sentir que somos un fraude o impostor.
Aunque el DSM, (manual de diagnostico de las enfermedades mentales) aún no lo cataloga como un trastorno, mas de un 70% de personas han experimentado este síndrome. Siendo las mujeres las más afectadas. ¿Por qué a nosotras?, creo que esto se debe a todo el arrastre sociocultural que tiene el estereotipo femenino dentro del ámbito laboral, es decir a las mujeres les ser excepcionales para lograr el éxito profesional (todo esto sin fallar como madre, amiga, esposa, etc…)
¿Cómo me libre de mi impostora?
Hacerme consciente de:
1. Nadie espera que seas el/la mejor en todo: Al ser contratado en nuevo trabajo, ascendido en tu trabajo o emprendas un nuevo proyecto, absolutamente nadie va a esperar que seas un experto, solo ofrece lo mejor de ti de las cosas que ya sabes y establece un límite de las cosas que sabes y las que no.
2. Práctica la aceptación y compromiso: Acepta todas virtudes de la misma forma en la que reconoces todos tus defectos.
3. Valórate: Mide tu valor con la misma regla con la que mides a los demás.
4. Se amable: Cuida el dialogo que mantienes con la persona más importante: Tú.
5. Prepárate: Todos tus logros son el resultado de una mezcla de preparación, trabajo y oportunidades y además la valentía de agarrar la oportunidad cuando se te presenta.
6. Mejora tu Autoestima: Esta puede ser la parte más difícil, ya que se trata de tu propio autoconcepto, puedes empezar por conocerte a ti mismo, mejorar tu salud física y mental y si es muy abrumador, haz como yo y ve a terapia.
Aún escribiendo estas palabras, mi impostora me susurra que a nadie le importara leer esto, que soy pésima redactando mis ideas…
Como diría mi querida Arya Stark “Not today”…
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