Muchísimas gracias por la empatía, por compartir tus sentimientos conmigo. Para mí hablarlo y sacarlo de mí ha sido una de mis mayores superaciones. Me hace sentir orgullosa.
Ahora estoy en una etapa difícil en la que combato con otra persona además de conmigo. Pero vamos a lograrlo. Yo tengo fe.
Y lamentablemente debo decirte que mi abuela ya no está en este plano pero seguramente recibe tus abrazos desde dónde se encuentra. Nuevamente, muchas gracias.