En los recónditos de mi mente, donde los sueños se entrelazan con las ambiciones, yace un futuro nebuloso, un lienzo en blanco esperando ser pintado con los colores de mis deseos. Veo reflejado en ese lienzo un yo más allá de lo que soy ahora, un ser evolucionado, esculpido por las experiencias y las decisiones que tomaré.
Es como si estuviera ascendiendo por una escalera infinita, cada peldaño representando un nuevo capítulo de mi historia. En cada escalón, me despojo de capas de inseguridad y miedos, dejando al descubierto un yo más auténtico y valiente. Escucho la melodía de mi alma, una sinfonía compuesta por mis pasiones y mis anhelos más profundos.
En este futuro que vislumbro, la curiosidad es mi brújula. Me sumerjo en la inmensidad del conocimiento, bebiendo de las fuentes de la sabiduría ancestral y de la innovación más vanguardista. Mi mente es un jardín floreciente, donde las ideas germinan y se transforman en proyectos que enriquecen mi vida y la de los demás.
La empatía es mi faro en la oscuridad. Me conecto con las almas de quienes me rodean, comprendiendo sus alegrías y sus penas. Construyo puentes de comprensión, derribando las barreras que nos separan. Soy un arquitecto de relaciones sólidas, cultivando un entorno donde el amor y el respeto florezcan.
Temo lo desconocido, es mi verdad, pero lo abrazo con entusiasmo. Sé que el camino hacia el crecimiento personal está lleno de desafíos, pero también de oportunidades para aprender y evolucionar. Cada tropiezo es una lección valiosa, cada victoria, un impulso para seguir adelante.
En este futuro que construyo de la mano de Dios, soy un ser en constante transformación, un eterno aprendiz. Mi legado no serán las posesiones materiales, sino las vivencias que comparto.
Aunque el futuro es incierto, tengo la certeza de que si sigo cultivando mis sueños y trabajando incansablemente por ellos, podré convertirme en la mejor versión de mí mismo. Y es en esa convicción donde reside mi mayor fuerza.
In the recesses of my mind
In the recesses of my mind, where dreams intertwine with ambitions, lies a nebulous future, a blank canvas waiting to be painted with the colors of my desires. I see reflected on that canvas a self beyond what I am now, an evolved being, sculpted by the experiences and choices I will make.
It is as if I am ascending an infinite staircase, each step representing a new chapter in my story. On each step, I shed layers of insecurity and fears, revealing a more authentic and courageous me. I listen to the melody of my soul, a symphony composed of my deepest passions and longings.
In this future I envision, curiosity is my compass. I immerse myself in the immensity of knowledge, drinking from the sources of ancestral wisdom and the most avant-garde innovation. My mind is a flourishing garden, where ideas germinate and transform into projects that enrich my life and the lives of others.
Empathy is my beacon in the dark. I connect with the souls of those around me, understanding their joys and sorrows. I build bridges of understanding, breaking down the barriers that separate us. I am an architect of strong relationships, cultivating an environment where love and respect flourish.
I fear the unknown, it is my truth, but I embrace it with enthusiasm. I know that the path to personal growth is full of challenges, but also opportunities to learn and evolve. Every stumble is a valuable lesson, every victory, an impetus to move forward.
In this future that I am building hand in hand with God, I am a being in constant transformation, an eternal learner. My legacy will not be material possessions, but the experiences I share.
Although the future is uncertain, I am certain that if I continue to cultivate my dreams and work tirelessly for them, I can become the best version of myself. And it is in that conviction that my greatest strength lies.
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CRÉDITOS
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Traductor Deepl
Foto propia tomada por un fotógrafo contratado y compartida anteriormente en redes sociales