Los Cambios son parte de la vida. Esto lo he escuchado desde muy Joven, ya sea como una expresión motivacional, de exhorto o consuelo. También he escuchado: “Los procesos son parte de la vida”. Si y sí. Todo eso es cierto. Creo que nadie lo cuestionaría. El asunto es vivir los cambios y procesos, y eso es otra cosa.
Me ha tocado vivir tantas experiencias de cambios y procesos, algunos placenteros y otros, no tanto; pero que en fin resultaron provechoso para mi singular vida. Hoy quiero compartirles una de ellas:
Una de las cosas que me propuse cuando comencé a trabajar, en el año 2008, fue adquirir una casa. Luego de buscar varias opciones, la que estaba dentro de mis posibilidades y que más llamaba mi atención, fue la opción de comprar en la urbanización “Bosques de Camoruco”. Luego de trabarme en un complejo y sacrificado plan de financiamiento inicial, y posterior proceso de solicitud de crédito Hipotecario, pude comprar mi primera casa para el primer trimestre del 2010. Ciertamente, mi primera casa siempre va ser la de mis Padres, pero a efecto de propiedad, ésta fue mi primera casa.
La emoción que embarga un hito como éste simplemente es indescriptible. Todo el esfuerzo y sacrificio para llegar allí viene a ser una proeza con sabor a miel. Comenzaron los nuevos sueños a florecer y las expectativas futuras acrecentarse. Los meses y años siguientes fueron invertidos en esta casa, y aunque, en un principio mi intención era mudarme a mi hogar, no lo hice sino hasta el año 2014, cuando contraje matrimonio con mi amada Yajaira Ramos. A partir de entonces, mi hogar era un hogar.
Comenzaron los proyectos de familia a materializarse, y para el 2016 vimos nacer a nuestra pequeña hija, Areana Abigail. Ella rayó sus primeros “garabatos” en las paredes de nuestra casa, y la vimos crecer allí. Una de las cosas que amé de mi casa fue el urbanismo donde se encontraba, sus áreas verdes, plazas de esparcimiento, y su gente, muy preciada y querida. Me atrevo a decir que es el urbanismo privado como mayor extensión de áreas verdes que haya visto, y donde florecen los más hermosos Araguaney.
Si me preguntaran cómo me sentía en mi cálida casa les diría: “muy bien, viviría un siglo aquí, y no la cambiaría por nada”. Pero como escribí al principio: “los cambios son parte de la vida”. Para el año 2018 me vi en la necesidad de trabajar lejos de mi hogar. Durante la semana (lunes a viernes) mi vida se desenvolvería en la ciudad de Barquisimeto, pero al llegar el viernes, una vez salía del trabajo, tomaba el primer bus para retornar a mi ciudad Acarigua, llegar a mi anhelado hogar y encontrarme con mi hermosa familia. Mi hija me esperaba cada viernes, y cada domingo sus lágrimas comenzaban a brotar al saber que el lunes ya no estaría allí. Mi esposa sufrió la soledad y momentos de necesidad los días que estaba lejos de casa.
Todo esto nos llevó a la difícil decisión de replantear nuestros planes y proyectos de vida. El bienestar de mi familia no tiene precio, y por ello decidimos dejar nuestra casa y vivir juntos en Barquisimeto. En mayo de 2022 pude traerme a mi familia a Barquisimeto. En un principio vivimos alquilados. Mientras tanto, nuestra casa en Bosque la arrendamos. Yo sinceramente, estaba reacio a la idea de vender la casa, pero si quería lo mejor para mi hogar debía procurar una nueva propiedad en Barquisimeto, además de que el alquiler nos desangraba económicamente. Comenzó entonces la nueva aventura: “vender para comprar”. Pensé que me iba tomar tiempo, pero en escasos meses de tener nuestra casa a la venta cerramos negocio, y el turno de decir adiós a mi primera casa llegó.
No les miento al decirles que la tristeza me embargó el día que firme la venta. Mi hija también lloró. Pero, por otro lado, las expectativas de una nueva casa y la alegría de un nuevo hogar comenzó a aflorar, pero eso lo dejaré par otro post. Hoy me quedan los recuerdos, vivencias y nostalgia de mi vida en aquella primera casa, mientras escribo una nueva historia en nuestro nuevo hogar.
Gracias doy a mi Dios por el tiempo vivido en aquella… mi primera casa. .
ENGLISH VERSION
Changes are part of life. I have heard this since I was very young, either as a motivational expression, exhortation or consolation. I have also heard: "Processes are part of life". Yes and yes. All of that is true. I don't think anyone would question it. The issue is to live the changes and processes, and that is another thing.
I have had so many experiences of changes and processes, some of them pleasant and others not so much, but which in the end have been beneficial for my singular life. Today I want to share one of them with you:
One of the things I set out to do when I started working, in 2008, was to buy a house. After looking for several options, the one that was within my possibilities and that called my attention the most, was the option to buy in the "Bosques de Camoruco" housing development. After getting stuck in a complex and sacrificed initial financing plan, and subsequent mortgage loan application process, I was able to buy my first house for the first quarter of 2010. Certainly, my first house will always be my parents' house, but for property purposes, this was my first house.
The emotion that overwhelms a milestone like this is simply indescribable. All the effort and sacrifice to get there becomes a honey-flavored feat. New dreams began to blossom and future expectations began to grow. The following months and years were invested in this house, and although, at first my intention was to move home, I did not do so until 2014, when I married my beloved Yajaira Ramos. From then on, my home was a home.
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Family projects began to materialize, and by 2016 we saw the birth of our little daughter, Areana Abigail. She scratched her first "doodles" on the walls of our house, and we watched her grow up there. One of the things I loved about my house was the urbanism where it was located, its green areas, recreational squares, and its people, very precious and dear. I dare to say that it is the private urbanism with the largest extension of green areas I have ever seen, and where the most beautiful Araguaney trees flourish.
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If you asked me how I felt in my warm house I would tell you: "very well, I would live here for a century, and I wouldn't change it for anything". But as I wrote at the beginning: "changes are part of life". For 2018 I found myself having to work away from home. During the week (Monday to Friday) my life would unfold in the city of Barquisimeto, but when Friday arrived, once I left work, I would take the first bus to return to my city Acarigua, reach my longed home and meet my beautiful family. My daughter would wait for me every Friday, and every Sunday her tears would begin to flow knowing that on Monday I would no longer be there. My wife suffered loneliness and times of need on the days I was away from home.
All this led us to the difficult decision to rethink our plans and life projects. The welfare of my family is priceless, and so we decided to leave our home and live together in Barquisimeto. In May 2022 I was able to bring my family to Barquisimeto. At first we lived in rented accommodation. In the meantime, we rented our house in Bosque. I was sincerely reluctant to sell the house, but if I wanted the best for my home I had to find a new property in Barquisimeto, besides the fact that the rent was bleeding us economically. So the new adventure began: "selling to buy". I thought it was going to take time, but in a few months of having our house for sale we closed the deal, and it was time to say goodbye to my first house.
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I'm not lying to you when I tell you that sadness overwhelmed me the day I signed the sale. My daughter cried too. But, on the other hand, the expectations of a new house and the joy of a new home began to surface, but I will leave that for another post. Today I am left with the memories, experiences and nostalgia of my life in that first house, while I write a new story in our new home.
I thank my God for the time I lived in that... my first home.
Las fotos son de mi propiedad. Editadas en Canva / The photos are my property. Edited in Canva.
Conmovedora historia. A mí me ha costado aprende el desapego a las cosas. Pero la final del dia un hogar es la familia junta, no importa donde se encuentren.
Así es amigo @mazakottem !! El hogar es la familia junta. Lo material va y viene, pero la familia permanece, y eso es invaluable. Saludos!!
Siempre es difícil salir de nuestra zona de confort pero cuando se trata de mejorar el status, debemos dar el paso duro. Ya después queda solo el recuerdo.
Así es amigo @gpache!! Salir de la zona de confort es difícil, pero necesario si se quiere seguir avanzando y procurar lo mejor para los suyos. Saludos!!
Entiendo perfectamente tu tristeza, con ésos árboles tan hermosos, precisamente hoy leí que cuando perdemos algo, seguro viene algo mejor. Gracias por compartir tu experiencia @jesusperozoh7
Gracias a ustedes por el tiempo y espacio brindado para compartirlo. Saludos @griselpattdiaz y feliz día!!
Saludos, estimado, hiver, @jesusperozoh7; magnífica lírica de tu primera casa, las fotografías de tu familia y el paisaje del bosque de Camoruco; paisaje de mi hermoso trópico venezolano.
¡Por aquí estoy y por acá continuo en HIVE!
Saludos estimado Hiram!! Gracias, gracias... espero se encuentre bien. Saludos y abrazos!!
hola, a veces es difícil desprenderse de las cosas donde fuimos felices pero debemos tener la firme convicción de que todo es para mejor, espero que ahora seas muy feliz en tu nueva casa
Así es estimada @nahinels!! Queda la nostalgia, pero lo que sigue es mejor. Y soy muy feliz en mi nueva casa donde puedo estar con mi esposa e hija. Pronto contare la experiencia con la nueva casa. Saludos!!
esperare la siguiente historia
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