Living under the shadow of sadness and pain/Vivir bajo la sombra de la tristeza y el dolor

in Catarsisyesterday



uuqx0MHYDJ6kmh6d_1000379717.webp
8Nva8c04NYtJobxw_1000379712.webp
MKnOxHaXByAfl9fg_1000379707.webp
c6IyUPNPROv9CVp1_1000379705.webp
xfl4j3AuqnthtoxB_1000379704.webp
seaZOmN7R3p4YZ86_1000379698.webp

Vivir bajo la sombra de la tristeza y el dolor

Quién me ha conocido a lo largo de mis años, ha sabido lo difícil que han sido los momentos por los cuales me ha tocado pasar, han sido caminos lleno de altibajos, que por alguna razón me ha tocado experimentar en diferentes circunstancias y a muchos de esos momentos, siempre le sacaba el lado positivo; pero resulta que justamente hay punto de quiebre, que no puedo concebir, ni sacar ese lado, es una aberración hacerlo, entenderlo y asimilar todo aquello...

Quizás a cada uno de nosotros nos ha tocado experimenta momentos que marcan la existencia de maneras que jamás podríamos haber imaginado y que nos hacen cambiar todo de la forma más irracional posible.

En mi caso, la pérdida de mi hija Valentina ha sido un punto de quiebre, una herida profunda que me ha dejado en un estado de shock, de constante reflexión, tristeza y dolor. Han pasado ocho meses desde aquel día que ella se me fue, es un lapso de tiempo que a veces parece un suspiro, y otras veces pareciera una eternidad.

En la vorágine y vil de esta experiencia, he aprendido que la tristeza y el dolor son compañeros inevitables en la vida, pero también he descubierto que la lucha por sanar es un proceso que debe llevarse a cabo con amor y paciencia, a nuestro ritmo, dando un paso a la vez.

Les confieso, que cada día de mi vida recuerdo ese día, ese jueves que debería haber sido otro momento de alegría compartida, un día normal dónde debía recibirte en casa, pues se convirtió en el más desgarrador de mi vida.

Esa imagen de tu sonrisa y abrazo aún aparece en mi mente como un destello de luz en un mar de sombras. Cierro los ojos y sigo anhelando tu regreso, como si en cualquier momento pueda volver escuchar tu risa resonando en casa, como solía hacerlo a tu manera.

Tal vez, a menudo me engaño a mí misma, convencida de que todo esto es un mal sueño del que pronto despertaré. Pero mi subconsciente me golpea, me zarandea y me hace caer una vez más en esa terrible realidad que es muy dura y abismal... Y pues, cada vez que contemplo su fotografía, la verdad se apodera de mí con una fuerza abrumadora, diciéndome que: Valentina ya no está, aceptala.

En estos meses, he transitado por un laberinto de emociones, sentimientos y sensaciones. La tristeza, la rabia, la confusión y la añoranza se entrelazan con fuerzas; y a menudo hacen que mis días sean una batalla constante.

He descubierto o mejor dicho vivido en carne propia que la pérdida de un hijo es la prueba más cruel que un ser humano puede afrontar. He llegado al punto de cuestionarme una y otra vez por qué tuvo que suceder, cómo es posible que un vínculo tan puro y fuerte como el de una madre y su hija se vea desgarrado de forma tan abrupta, no lo puedo concebir.

Se que la voluntad de Dios, aunque trato de aceptarla, pero día a día se siente como una respuesta insuficiente ante el vacío que su ausencia que ha dejado en mi vida.

Es por ello, que he intentado encontrar diversas formas de sanar mi dolor, cada intento ha sido un paso en esta complicada travesía, también un aprendizaje de vida y sabiendo que no soy la única que he pasado por esto, me abruma ver tantas madres como yo pasar por esto, que me llena de dolor y a la vez que me lleva a pensar y a entender que es algo que se nos escapa de las manos y que no depende de nosotros.

Tal vez, mi ritmo algunos lo consideran lento, pero el que no vive su dolor, ni se pone en tus zapatos, no sabe cuan duro es, hasta que le toca pasar por ello y ruego a Dios porque no tengan que pasar; pero les digo, que voy a mi ritmo, paso a paso, uno a la vez, debo vivir mi dolor, y para mí cada pequeño avance es un peldaño que puedo tener y seguir adelante.

Aprender a vivir con esta pérdida es un desafío grande, es una tarea diaria que me copa, que se lleva toda mi energía y voluntad. Pero, cada día recuerdo a mi hija Valentina no solo en su ausencia, sino en lo que fue su vida; esos pequeños momentos que solíamos compartir, las risas, los abrazos, las historias que soñábamos juntas es lo que atesoro cada día de mi vida. Es dentro de esos recuerdos donde encuentro un atisbo de consuelo, una razón para seguir adelante por mis dos otros grandes motivos para seguir viviendo.

A veces, la tristeza me abruma no se las niego, y me encuentro sumergida en pensamientos oscuros y melancólicos que me abaten por completo. Por otro lado, hay días en que el mundo a mi alrededor parece ajeno a mi dolor, donde las sonrisas compartidas y las risas ajenas resuenan en un tono melodiosa, que no me encuentro preparada para estar y que solo amplifica mi pérdida. En esos momentos, es fácil perderse en la desesperación, es ceder ante la tentación de encerrarse en la oscuridad y querer estar sola, sin que nadie te perturbd. Sin embargo, algo en mi interior me empuja a resistir por mis otras hijas, quiero luchar por los momentos que le debo en honor a Valentina.

Mientras navego y transito por esta vida, trataré de buscar formas de tomar mi curso; pues, me aferro a las creencias que me han acompañado desde siempre, la que me han inculcado mi familia, mi gente y mis amigos que me ha dado la vida.

Me hago la idea de que ella está en un lugar mejor, cuidando de mis hijas, de mí, de mi familia y de aquellos que la quisimos en vida, es un hilo de esperanza que nos sostiene y mantiene en pie. Me repito que pronto nos volveremos a ver, que el amor nunca se extingue, que la conexión que compartimos trasciende este plano físico. Esta fe, aunque a veces tambalea, es lo que me ayuda a dar pasos hacia la luz entre las sombras.

En este largo proceso de duelo, he aprendido que no hay un tiempo determinado para sanar. Cada persona tiene su propio ritmo, y está bien sentirse perdida durante un tiempo. Es un camino que he decidido recorrer con la valentía que Valentina me transmitió en su corta vida. Así, en este andar, me esfuerzo por descubrir momentos de belleza a mi alrededor que, aunque sean efímeros, me permiten sentir su presencia. Trato de caminar por lugares donde solíamos ir, escuchar su música favorita, encender una vela en su memoria; todo ello se convierte en un homenaje a su espíritu, su alma y que siga viviendo en nosotros.

Hoy, mientras escribo estas palabras, me doy cuenta de que vivir bajo la sombra de la tristeza y el dolor es parte de mi realidad, de la experiencia de la vida; pero confieso y reconozco que también en esta oscuridad hay matices de luz que emanan de los recuerdos de Valentina, que al soñar con ella me da sensaciones de tranquilidad.

Aunque la vida nunca volverá a ser la misma para ninguno de nuestra familia, sé que su amor seguirá entre nosotros, habitando en nuestros corazones, guiándonos y recordándonos que, a pesar del dolor, la vida también puede ser un espacio para honrar lo que fue nuestra querida Valentina y seguir adelante honrando su memoria y viviendo como ella quería.


ENGLISH


Living under the shadow of sadness and pain

Who has known me throughout my years, has known how difficult have been the moments through which I have had to go through, have been roads full of ups and downs, that for some reason I have had to experience in different circumstances and many of those moments, I always took the positive side; but it turns out that there is precisely a breaking point, I can not conceive, or get that side, it is an aberration to do it, understand it and assimilate all that ....

Perhaps each one of us has experienced moments that mark our existence in ways we could never have imagined and that make us change everything in the most irrational way possible.

In my case, the loss of my daughter Valentina has been a breaking point, a deep wound that has left me in a state of shock, constant reflection, sadness and pain. It has been eight months since the day she left me, a period of time that sometimes seems like a sigh, and other times seems like an eternity.

In the vortex and vileness of this experience, I have learned that sadness and pain are inevitable companions in life, but I have also discovered that the struggle to heal is a process that must be carried out with love and patience, at our own pace, taking one step at a time.

I confess that every day of my life I remember that day, that Thursday that should have been another moment of shared joy, a normal day where I should have welcomed you home, but it became the most heartbreaking day of my life.

That image of your smile and embrace still appears in my mind like a flash of light in a sea of shadows. I close my eyes and keep longing for your return, as if at any moment I can hear your laughter echoing home again, as it used to in your way.

Perhaps, I often delude myself, convinced that this is all a bad dream from which I will soon awaken. But my subconscious beats me, shakes me and makes me fall once again into that terrible reality which is very hard and abysmal.... And so, every time I contemplate her photograph, the truth takes hold of me with an overwhelming force, telling me that: Valentina is no more, accept her.

In these months, I have gone through a labyrinth of emotions, feelings and sensations. Sadness, anger, confusion and longing intertwine with forces; and often make my days a constant battle.

I have discovered or rather experienced firsthand that the loss of a child is the cruelest ordeal a human being can face. I have come to the point of questioning over and over again why it had to happen, how is it possible that a bond as pure and strong as that of a mother and daughter could be torn apart so abruptly, I cannot conceive it.

I know that God's will, although I try to accept it, but day by day it feels like an insufficient response to the emptiness that his absence has left in my life.

That is why I have tried to find different ways to heal my pain, each attempt has been a step in this complicated journey, also a learning of life and knowing that I am not the only one who has gone through this, it overwhelms me to see so many mothers like me going through this, which fills me with pain and at the same time leads me to think and understand that it is something that escapes from our hands and that does not depend on us.

Perhaps, some people consider my pace slow, but those who do not live their pain, nor put themselves in your shoes, do not know how hard it is, until they have to go through it and I pray to God that they do not have to go through it; but I tell you, I go at my own pace, step by step, one at a time, I must live my pain, and for me each small advance is a step that I can have and move forward.

Learning to live with this loss is a big challenge, it is a daily task that takes all my energy and will. But, every day I remember my daughter Valentina not only in her absence, but in what was her life; those little moments we used to share, the laughter, the hugs, the stories we dreamed together is what I treasure every day of my life. It is within those memories that I find a glimmer of comfort, a reason to keep going for my two other great reasons to keep living.

At times, sadness overwhelms me I do not deny it, and I find myself immersed in dark and melancholy thoughts that bring me to my knees. On the other hand, there are days when the world around me seems oblivious to my grief, where shared smiles and laughter echo in a melodious tone that I find myself unprepared to be in and that only amplifies my loss. At such times, it is easy to lose oneself in despair, to give in to the temptation to withdraw into the darkness and want to be alone, undisturbed. However, something inside me pushes me to resist for my other daughters, I want to fight for the moments I owe her in honor of Valentina.

As I navigate and transit through this life, I will try to find ways to take my course; for, I cling to the beliefs that have always been with me, the one instilled in me by my family, my people and my friends that life has given me.

I make myself believe that she is in a better place, taking care of my daughters, of me, of my family and of those of us who loved her in life, she is a thread of hope that sustains us and keeps us on our feet. I repeat to myself that we will see each other again soon, that love never fades, that the connection we share transcends this physical plane. This faith, though sometimes shaky, is what helps me step into the light among the shadows.

In this long grieving process, I have learned that there is no set time to heal. Each person has his or her own rhythm, and it is okay to feel lost for a while. It is a path that I have decided to walk with the courage that Valentina transmitted to me in her short life. So, in this walk, I strive to discover moments of beauty around me that, although ephemeral, allow me to feel their presence. I try to walk in places where we used to go, listen to her favorite music, light a candle in her memory; all of this becomes a tribute to her spirit, her soul and may she continue to live in us.

Today, as I write these words, I realize that living under the shadow of sadness and pain is part of my reality, of life's experience; but I confess and acknowledge that also in this darkness there are shades of light emanating from Valentina's memories, that dreaming of her gives me feelings of tranquility.

Although life will never be the same for any of our family, I know that her love will remain among us, dwelling in our hearts, guiding us and reminding us that, despite the pain, life can also be a space to honor what our dear Valentina was and move forward honoring her memory and living as she wanted.



 Todos los derechos reservados de Autor.
 Maleida Marcano/@maleidamarcano.
 Las Fotografías son de mi exclusiva propiedad, de mi álbum familiar y fueron tomadas por mi teléfono mi Honor X6 Plus.

 All rights reserved Author.
 Maleida Marcano/@maleidamarcano.
 The Pictures are my exclusive property, from my family album and were taken by my phone my Honor X6 Plus.

Traductor usado/Translator used:Translated with DeepL.com (free version)


For the best experience view this post on Liketu

Sort:  

Amiga leerla no pude conter las lágrimas y en cada párrafo sentía en mi ese dolor,que triste😭😭no resisto ponerme en un minuto en su lugar,un hijo es lo más querido que tenemos y no quisiéramos perder y vivir esa experiencia,aunque deben los hijos despedir a sus padres y no lo contrario🙏😭,bueno no hay palabras de consuelo que llenen,eso es algo muy doloroso y tantos recuerdos,pero así de cruel es la vida y debemos aceptar queramos o no. Pida a Dios fortaleza,ella ya no sufre por nada ,su espíritu está bien cuidando de la familia,siempre esta con usted,esto es para toda su vida y hay que aprender a vivir con el dolor,es lo más triste,no me imagino está situación y menos vivirla,los hijos se quieren con el alma y por eso un amor eterno😭😭😭😭🙏🙏💔💔Ella y Dios le recompensarán y aliviarán un poco ese dolor amiga,lo siento de ❤️como madre que doy y adoro a mis hijos así sean ya adultos y con familia son mi todo 🫂❤️saludos!!