Estaba pescando calmas en la ducha, donde las lágrimas son ambiguas y algunas afecciones se vuelven cargas livianas que se diluyen por el drenaje. Ante los ojos, no existen diferencias entre el color escarlata que fluye por los orificios de las puertas del alma y la aspersión que obedece las órdenes que demos girando una perilla.
El dolor no acata un mandato mecánico, como sí lo hace el grifo. Ojalá fuera tan sencillo cerrar la llave del sufrimiento...
Con una mano sostengo a la pared, o es acaso la pared la que me contiene a mí de derrumbarme. La otra mano escurre las gotas de conmoción del invierno de mi llanto. En el aire revolotean las voces de los huéspedes e inquilinos que están cerca del baño y debo disimular mis desconsuelos.
Me obligo a llorar en silencio, pero el problema no es ese. Lo complicado es gritar desesperadamente hacia adentro, sin emitir ningún sonido y conteniendo el desgarro que le debo al ruido y que, con una gigante onomatopeya, puede traducir el más atroz clamor que me rompe por dentro.
Es imposible, así, limpiarme adecuadamente el alma, aunque los ojos hacen lo suyo. Trato de borrarme de encima los días difíciles con jabón, pero hay manchas de noches desiertas que permanecen indelebles.
Inhalo... contengo el aire por unos segundos evitando gritar y esta vez no lo logro del todo... aahhhhhhhhhhh... juuuuuuhhhhh... un violento suspiro, al final, lo logra... pero no hice bulla, jeeeeeehh, suuuhhhhhh... vocablos inteligibles que dice la garganta que falla en su premisa de ser muda, aunque en mis adentros, está muy claro el reclamo que le pido a la vida.
Ahora es el aire quien me reta con irse también. Me estrangula, me asfixia y lo que más duele es ni siquiera poder consolarme elevando mi voz para imitar el desgarro que tiene mi serenidad.
Me ahogo. ¡Ahhhhhhrrrggg! No logro respirar bien, me falta ese peculiar oxígeno que me daba alientos... Mis palabras están atascadas con un dolor que me ahorca mediante una huella que ya no se marca en el suelo. Tengo los ojos rojos, al igual que la piel de mi rostro, pero me zafo, me liberó de la falta de una inmensidad que me tiene diminuto.
Toso, toso. Escupo letras hacia el suelo que sólo yo conozco y termino afónico, pese a no ejecutar mi angustioso bullicio. Estoy saboreando la errónea conjetura de que las sensaciones de agonía duran más en el cuerpo que la mismísima felicidad que es poder respirar.
Esa ducha nocturna se demoró una hora, pero cuando me debilito se siente como una extraña eternidad que me recorre con sus agujas de gotas saladas en el cuerpo y con una dolencia que se me sigue clavando cada cuando, lo ahora indivisible, ya no disimula que tiene sana la paz.
Esta es mi perdición, estar infectado de un cómplice y me hace falta decir a voz viva que por la carrera del agua en la ducha, no solo se desploman sudores, dolores, tiznas, sino también la mitad de un ser humano.
Es acá donde los ineficaces desahogos desfibrilan mi confeccionado caparazón. Yo estaba listo, me había preparado para resistir las gotas de mis propias regaderas y no vi venir la furia de las sospechas robándome mi preciada tranquilidad.
¿Por qué me pasó esto? ¿Qué hice para merecer esto? Lanzo dos golpes fuertes a la pared y lo único que se fisura soy yo.
La mente se desdobla con todos los episodios transcurridos y sigo sin divisar el momento exacto cuando la prisa alcanzó a mis apuros y me agitó con los gritos acometidos por una ciudad a la que le hace falta una voz.
Arrodillado, con las manos tapándome la mirada que siente vergüenza, escondiendo mi privacidad como si estar así de débil fuera un delito, me convierto en una hoja de papel que el agua marchita y que se compone cuando está seca por el privilegio del aire que sí respira.
Cierro el grifo y abro mis ojos para percatarme cómo el remanente de gotas se dirige al despeñadero del acueducto, por donde se desploma mi eterno dolor, los gritos que no atrevieron y el agua que sale de la regadera.
¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!
PRESS HERE FOR ENGLISH VERSION
I was fishing for lulls in the shower, where tears are ambiguous and some afflictions become light burdens that are diluted by the drainage. Before the eyes, there is no difference between the scarlet color that flows through the orifices of the doors of the soul and the spray that obeys the orders we give by turning a knob.
Pain does not obey mechanical commands as does the faucet. If only it were as easy to turn off the faucet of suffering...
With one hand I hold the wall, or perhaps it is the wall that keeps me from collapsing. The other hand drains the drops of shock from the winter of my weeping. The voices of the guests and tenants near the bathroom flutter in the air, and I must conceal my grief.
I force myself to cry silently, but that is not the problem. What is complicated is to cry desperately inward, without emitting any sound and containing the tearing that I owe to the noise and that, with a giant onomatopoeia, can translate the most atrocious clamor that tears me up inside.
It is impossible, thus, to adequately cleanse my soul, although my eyes do their thing. I try to erase myself with soap from difficult days, but there are stains from deserted nights that remain indelible.
I inhale... I hold my breath for a few seconds avoiding screaming and I can't at all this time... aahhhhhhhhhhhhhhh... juuuuuuuuhhhhhhh... a violent sigh at the end succeeds... I didn't make noise, jeeeeeeeeeehhhh, suuuhhhhhhhhhh... intelligible words spoken by the throat that fails in its premise of being mute, although in my heart, it is very clear the claim I ask to life.
Now it is the air that challenges me to leave too. It strangles me, it suffocates me and what hurts the most is not even being able to console myself by raising my voice to imitate the tearing of my serenity.
I choke. Ahhhhhhhrrrrrggg! I can't get my breath right, I'm lacking that oxygen.... My words are jammed with a pain that chokes me through an imprint that no longer marks itself on the floor. My eyes are red, as is the skin on my face, but I free myself, I free myself from the lack of an immensity that keeps me tiny.
I cough, I cough. I spit letters to the ground that only I know and end up hoarse, despite not executing my anguished bustle. I am savoring the erroneous conjecture that the sensations of agony last longer in the body than the very happiness of being able to breathe.
That night shower took an hour, but when I weaken it feels like a strange eternity that runs through me with its needles of salty drops in my body and with an ailment that continues to stab me every time, the now indivisible, no longer dissimulates that it has its peace healthy.
This is my undoing, to be infected by an accomplice and it is necessary for me to say loudly that through the rush of the water in the shower, not only sweats, pains, smudges, but also half of a human being collapse.
It is here where my ineffectual reliefs defibrillate my shell. I was ready, I had prepared myself to resist the drops of my own showers and I did not see the fury of suspicion coming, robbing me of my precious tranquility.
Why did this happen to me, what did I do to deserve this? I throw two hard punches at the wall and the only thing that cracks is me.
My mind unravels with all the episodes that have passed and I still can't make out the exact moment when the rush caught up with my predicament and I was shaken by the screams of a city that lacks a voice.
Kneeling, with my hands covering my gaze that feels ashamed, hiding my privacy as if being this weak was a crime, I become a sheet of paper that water withers and that is made up when it is dry by the privilege of the air that does breathe.
I turn off the faucet and open my eyes to notice how the remnant of drops goes to the cliff of the aqueduct where my eternal pain, the screams that didn't dare and the water that comes out of the shower collapses.
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!! .
Posted Using InLeo Alpha
Me sentí identificada por algunos momentos de mi vida donde pasé algo parecido. Logras que se sienta la angustia por no poder gritar lo sentido. 🙌🏼
supongo que la mayoría hemos vivido eso, por diferentes razones. Incluso, creo que no sabemos gritar, creo que a mi me costaría mucho hacerlo con todas la ganas posible sin inhibirme de desgastarme. Muchas gracias por leer y comentar
!HUESO
!PIZZA
Muy intenso, palpable el dolor, la angustia
hay momentos donde esa pesadez lo invade a uno y creo q ese "escondite suele usar por muchos" para drenar. Alguna vez escuché que uno es realmente y sinceramente uno mismo, solo en el baño, que es donde está más indefenso y no tiene que estar disimulando corazas