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Una gente extraña
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Era muy poco lo que se sabía de la familia Zuzunaga. Decían que habían llegado buscando paz y por eso se habían refugiado en la montaña; que cuando llegaron solo había un hombre, el padre, y nueve mujeres, entre esposa e hijas.Los animales fueron llegando a ellos, como fueron llegando los otros hombres: atraídos por una energía secreta.
>:0:<
Una vez al mes, bajaba el viejo Zuzunaga con todas sus hijas, quienes eran bellas y exuberantes. Los del pueblo se quedaban lelos, observando a las mujeres Zuzunaga, especialmente los hombres. No faltaba quien dijera que aquella familia hacía brujería y tenía un pacto con el demonio, y que los que se involucraban con ellas perdían la cabeza.>:0:<
Y no eran del todo falso aquellos rumores, porque los hombres que subían a la montaña buscando a las chicas Zuzunaga, ya más nunca se veían por el pueblo. Algunos dejaban sus casas, su trabajo, su gente como atraídos por un canto de sirena. Otros simplemente no tenían nada y era fácil para ellos ir detrás de aquellas mujeres.>:0:<
Una vez un hombre regresó de la montaña y llegó mudo. Todos quisieron saber cómo era vivir con los Zuzunaga, pero el hombre no dijo nada. Finalmente, el hombre regresó a la montaña y crecieron más conjeturas sobre lo que escondía aquella extraña familia, especialmente porque, a pesar de los años, la belleza y la juventud de las mujeres Zuzunaga permanecían intactas.
Una vez al mes, bajaba el viejo Zuzunaga con todas sus hijas, quienes eran bellas y exuberantes. Los del pueblo se quedaban lelos, observando a las mujeres Zuzunaga, especialmente los hombres. No faltaba quien dijera que aquella familia hacía brujería y tenía un pacto con el demonio, y que los que se involucraban con ellas perdían la cabeza.
Y no eran del todo falso aquellos rumores, porque los hombres que subían a la montaña buscando a las chicas Zuzunaga, ya más nunca se veían por el pueblo. Algunos dejaban sus casas, su trabajo, su gente como atraídos por un canto de sirena. Otros simplemente no tenían nada y era fácil para ellos ir detrás de aquellas mujeres.
Una vez un hombre regresó de la montaña y llegó mudo. Todos quisieron saber cómo era vivir con los Zuzunaga, pero el hombre no dijo nada. Finalmente, el hombre regresó a la montaña y crecieron más conjeturas sobre lo que escondía aquella extraña familia, especialmente porque, a pesar de los años, la belleza y la juventud de las mujeres Zuzunaga permanecían intactas.
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La montaña tiene su vivencias atrayentes. Ese hombre se convirtió en un Montañez.Genial tu narración @nancybriti1.
Espectacular.
Jajaja. De Zuzunaga pasó a Montañez. Un saludo, amigo