En diversos momentos de la historia las autoridades han mirado con cuidado a los actores, tal vez sea porque el actor es uno y todos a la vez.
El actor representa una ficción en la seguridad de que los espectadores se la creerán. Ese es, precisamente, el convencionalismo del teatro.
Una de las grandes cosas de las obras de teatro es que no establece diferenciaciones entre clases sociales. Todos conviven armónicamente en el escenario
No le discuto a quien me dice que el teatro no sirve para nada, porque es verdad. Pero el hombre tampoco sirve para nada y, sin embargo, existe y nadie dice nada.
Teatro y esclavitud están reñidos. El teatro es vuelo, y vuelo libre, amplio e infinito.
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Texto e imagen de Tomás Jurado Zabala
Gracias por sus amables lecturas
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Son muy interesantes tus aforismos acerca del teatro, con los que, en cierta manera, realizas un homenaje a esta actividad y género estético de capital importancia en el desarrollo de la cultura. Saludos, @tomasjurado.
Es mi género por excelencia, principalmente soy dramaturgo y toda mi vida me he dedicado al teatro. Gracias por el apoyo.