Tienes mucha razón. No es que la razón y las emociones no vayan a la par, ¡es que a veces son contrarias una de la otra! A ver quién es el guapo que se mete en medio a poner paz. No es fácil.
La obsesión de hacer todo perfecto es un lastre gigante para muchos. Somos capaces de perdonar en los demás grandes fallos pero castigarnos a nosotros mismos por detalles minúsculos. O lo que es peor, no hacer nada porque nos quedamos paralizados.
No conocía esta regla de los dos días. Me parece muy interesante justo por lo que tú misma destacas: el permitirnos fallar. Pienso que es clave e incluso hasta sano.
Casi he sacado para un post con el comentario. 😂 Un abrazo. 🤗
Es así, el permitirnos fallar es fundamental. Sin dramas.
No hay que obsesionarse con la perfección, aunque siempre hay que intentar hacerlo lo mejor que una sabe.