Recuerdo que esos refranes los decía mi mamá, porque cómo nos gustaba a los más chicos decir: Después lo hago, o después tal cosa... y por alguna razón, ese después nos traía consecuencias desagradables.
Imagino tu estrés amiga tratando de resolver el problema del uniforme, por suerte pudiste encontrar solución. Tus consejos nos vienen hoy en día como anillo al dedo porque este lío de la luz nos obliga a no dejar nada para después, jajajaja.
Gracias por tu valiosa participación. Un abrazo.