Few examples remain, especially in the Principality of Asturias, of these magnificent fortified towers, similar in shape and constitution to the famous 'donjons' of French origin, such as this one, erected in 1495, in Proaza, next to the main road that connects a famous pilgrimage line, between Lena -with its spectacular pre-Romanesque church of Santa Cristina- going through the councils of Quirós, Proaza and Santo Adriano, and Trubia -known mainly for its powerful weapons factory - and with the explicit permission of the Catholic Monarchs, it belonged to Diego Vázquez de Prada, although there are opinions, actually without foundation, that want to see in it, the hand and footprint of some famous knights, the Templars, whose presence in the Principality, as far as documentation is concerned, shines, unusually, by its absence.
These towers, which attract attention from a distance, due to their elegance and slenderness, also enjoy being recipients of a series of fantastic legends, where, leaving aside those typical tales of cruelty and punishment, which originated practically all the myths of medieval ghosts, are usually associated with the custody, in some hidden place, of fabulous 'ayalgas', the name by which the Asturians refer to hidden treasures, there having been not a few, in the past, who, pick and shovel to the man, dedicated themselves, in their eagerness to enrich themselves, to stir up the land on which they settled and also, on occasions, to demolish parts of floors and walls, without contemplation.
Pocos ejemplos van quedando ya, sobre todo en el Principado de Asturias, de estos magníficos torreones fortificados, semejantes, por su forma y constitución, a los famosos ‘donjons’ de origen francés, como este, que, erigido en el año 1495, en Proaza, a la vera de la carretera general que conecta una famosa línea de peregrinación, entre Lena -con su espectacular iglesia prerrománica de Santa Cristina- pasando por los concejos de Quirós, Proaza y Santo Adriano, y Trubia -conocida, principalmente, por su poderosa fábrica de armamento- y con el permiso explícito de los Reyes Católicos, perteneció a Diego Vázquez de Prada, aunque hay opiniones, en realidad, sin fundamento, que quieren ver en él, la mano y huella de unos famosos caballeros, los templarios, cuya presencia en el Principado, en cuanto a documentación se refiere, brilla, insólitamente, por su ausencia.
Estos torreones, que llaman la atención a distancia, por su elegancia y esbeltez, gozan, además, de ser receptores de una serie de fantásticas leyendas, donde, dejando aparte esos típicos relatos de crueldades y castigos, que originaban, prácticamente, todos los mitos de fantasmas medievales, suelen ser asociados a la custodia, en algún lugar oculto, de fabulosas ‘ayalgas’, nombre con el que los asturianos se refieren a los tesoros escondidos, no habiendo sido pocos, en el pasado, quienes, pico y pala al hombre, se dedicaron, en su afán de enriquecerse, a soliviantar el terreno sobre el que se asentaban y también, en ocasiones, a derribar parte de pisos y muros, sin contemplación.
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