Un abrazo fraternal para todos. Es un placer compartir con ustedes.
En mi publicación anterior, comentaba que, aunque soy médico, admiro mucho la medicina tradicional, esa que practicaban nuestras abuelitas sin tener estudios ni títulos en la medina.
Desde el tiempo de los aborígenes en Cuba, las plantas medicinales jugaron un papel importante.
Es el ejemplo de la Verbena, la cual era utilizada para problemas estomacales y de infección. Además, que su aroma era agradable y espantaba a los insectos.
Cuando querían combatir dolores de muela o padecían de falta de apetito, preferían entonces consumir la raíz del Sasafrás.
Por otra parte, elegían la planta de la manzanilla como purgante y limpiador de estómago.
Incluso tenían su propio sistema para provocar la regurgitación en casos necesarios, ingiriendo las hojas de la Cojoba.
La guayaba, además de ser un delicioso alimento, era muy útil para detener las heces acuosas.
Para combatir los refriados y las fiebres, preferían la resina del Almácigo.
La yerba buena er empleada para aliviar problemas digestivos y respiratorios.
La albahaca, era valorada por sus propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes.
El ajo reconocido por sus propiedades antibacterianas y antiparasitarias aún se usa en la actualidad en infusiones.
La caña santa se utilizaba en gran medida por sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas.
Para curar padecimientos asmáticos y de bronquitis, empleaban la Majagua. Además, era apreciada en el momento de sanar algunas heridas.
Al Caisimón le atribuían propiedades diuréticas y estimulantes.
La Uva de mar servía como astringente, al tiempo que era cicatrizante y antinflamatorio.
Y así, entre muchos otras plantas y trucos, burlaban los aborígenes cubanos las enfermedades de su época, sin tener estudios ni preparación especial, más allá de las enseñanzas que pasaba de boca en boca durante años.
La preparación de los remedios herbales variaba según la planta y la dolencia a tratar.
Se utilizaban infusiones, decocciones, cataplasmas, emplastos y ungüentos, elaborados a partir de hojas, flores, raíces, cortezas y frutos.
La recolección de las plantas se realizaba siguiendo criterios específicos, como la fase lunar, la hora del día y la ubicación geográfica, con el cultural.
Las plantas medicinales utilizadas por los aborígenes cubanos representan un valioso tesoro cultural y un testimonio de la íntima relación entre el ser humano y la naturaleza.
El conocimiento ancestral sobre las propiedades curativas de las plantas, transmitido a lo largo de siglos, es fuente de inspiración y aprendizaje en el contexto de la medicina tradicional y la búsqueda de alternativas terapéuticas.
Espero que les guste mi post y que, sobre todo, puedan apreciar y conocer las bondades que nos ofrece la naruraleza.
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Muy bonito