Esta anécdota está para hacer un libro, al que llamaría: Mis pensamientos durante el acecho de un lagarto.
No alcanzo a imaginar tu miedo, siento gran admiración por los lagartos, pero, tenerlos ahi en tus pies y con ganas de comerte, no debio ser nada tranquilizador. Por fortuna, extrañaron tu presencia y mandaron a buscarte, sino, quien sabe como habría terminado esta historia.
Saludos @sacra97
Menos mal los lagartos no suben árboles, por lo menos este. Muchísimas gracias por comentar mi querida @marpa un gran abrazo.