Tus ojos me observaban sorprendidos. Me río sobremanera. Ver tu cara es un poema. Me siento fuerte y viva, lo que he hecho ha causado efecto. La música sigue, mi cuerpo contoneándose para ti, la silla me ayuda a seguir excitándote. Me muevo para tu deseo y el mío, para despertarte y veo que lo logro. Tu mirada devora mi cuerpo y me siento salvaje. No te mueves, solo esperas que termine la danza de la seducción. Disfruto verte poseyéndome y deseándome. Me acerco y sé que estamos perdidos. Te toco, me muevo sobre ti, sobre tus piernas. Siento tu excitación. Te beso y allí todo explota. Eres mi hombre, así como yo tu hembra. Tu necesidad la satisfago y tú la mía. Nos entregamos intesa y salvajemente. No hay otra manera.
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Autora Dayana Rosas S. G.