Somos afirmaciones y promesas. Mis primeros 58 años de vida
En mis 58 años…
La mejor manera de comenzar a celebrar el día de mi llegada a este mundo comienza con mi ritual de colar una buena taza de café, el abrazo de mi querida esposa e hijos y recibiendo la salutación de mis familiares y amigos… luego un vuelo rasante por las redes sociales para sentarme a realizar una de mis actividades favoritas: El escribir.
El cumplir 58 años de edad se dice fácil, pero al dar una mirada a los últimos años de mi vida, es revisar un gran dosier de eventos que me han llevado a una etapa de mi vida de mucha plenitud y donde he aprendido a valorar muchísimo más mis palabras. Estoy aprendiendo cada día más sobre el difícil arte de permanecer callado.
Un cumpleaños mío, sin una mirada ontológica es como una fiesta infantil sin pepitos ni tequeños, una cachapa sin queso, por eso y por cosas fortuitas de la vida el pensamiento que hoy les comparto encaja perfectamente en la esta nueva etapa de vida…
“El ser humano no es un ser acabado, sino un ser en un proceso de construcción permanente. No sólo somos afirmación, sino también promesa”. Rafael Echeverría
Todo lo transitado, lo aprendido y en especial todas las frases que en algún momento he dicho pertenecen al mundo de las afirmaciones. Son hechos facticos, vivencias que no puedo cambiar y sobre todo debo de dejar de justificarlas, si me arrepiento de alguna de mis decisiones que tome en los 80 o en nuevo milenio, estaría diciéndole al mundo que no acepto quien soy. Nuestro pasado es lo único real, hasta que no se invente la máquina del tiempo debemos aprender a convivir con nuestras decisiones pero sobre todo a evitar que se conviertan en una pesada carga.
Soy también promesa, la ontología nos dice que cada día nos creamos y nos recreamos en nuestro lenguaje, cuando me pare delante de la torta y sople las velas pensare en las promesa de este nuevo año, pero acaso ¿también no hacemos promesas cada noche antes de dormir?.
En el uso eficiente de nuestros pasivos emociónales es perentorio evitar andar todo el día diciendo: cuenta con eso, yo te escribo, yo te transfiero, nos vemos dentro de unos días, a ver cuándo nos tomamos un café., son micro promesas que hacemos pero que la mayoría de las veces no le damos la importancia que se merecen, pero a quiénes se las decimos si se la dan por lo tanto usted mismo socava el valor de sus palabras.
Mi mayor promesa en estos 58 años es seguir construyendo un mejor país, una mejor sociedad, donde la tolerancia, el progreso y la libertad sean el norte. Las futuras generaciones nos exigen que cumplamos nuestras promesas.
On my 58th birthday...
The best way to start celebrating the day of my arrival to this world begins with my ritual of brewing a good cup of coffee, the embrace of my dear wife and children and receiving the greetings of my family and friends... then a low flight through the social networks to sit down to do one of my favorite activities: Writing.
Turning 58 years old is easy to say, but looking back over the last few years of my life, it is to review a great dossier of events that have led me to a stage of my life of great fulfillment and where I have learned to value my words much more. I am learning more and more every day about the difficult art of remaining silent.
A birthday of mine without an ontological look is like a children's party without pepitos or tequeños, a cachapa without cheese, for that reason and for fortuitous things of life, the thought that I share with you today fits perfectly in this new stage of life...
“The human being is not a finished being, but a being in a process of permanent construction. We are not only affirmation, but also promise”. Rafael Echeverría
Everything I have gone through, everything I have learned and especially all the phrases I have said at some point belong to the world of affirmations. They are factual facts, experiences that I cannot change and above all I must stop justifying them, if I regret any of my decisions I made in the 80's or in the new millennium, I would be telling the world that I do not accept who I am. Our past is the only real thing, until the time machine is invented we must learn to live with our decisions but above all to avoid that they become a heavy burden.
I am also a promise, ontology tells us that every day we create and recreate ourselves in our language, when I stand in front of the cake and blow out the candles I will think about the promise of this new year, but don't we also make promises every night before going to sleep?
In the efficient use of our emotional liabilities it is peremptory to avoid going around all day saying: count on it, I will write you, I will transfer you, see you in a few days, let's have a coffee, these are micro promises that we make but most of the time we do not give them the importance they deserve, but to whom we say them if they are given, therefore you yourself undermine the value of your words.
My greatest promise in these 58 years is to continue building a better country, a better society, where tolerance, progress and freedom are the north. Future generations demand that we keep our promises.
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