Cierto, en nuestra cultura, perforar los lóbulos de las niñas no se ve como un piercing, aunque lo es tanto como cualquier otra perforación. Quizás quienes se unen a estas prácticas, lo hacen como una manera de castigarse, una nueva forma de flagelación al estilo de las mortificaciones medievales y cilicios que se imponían los creyentes. ¿Moda emo, no sé? Deseos de llamar la atención, creo que lo más saludable es que los jóvenes esperen a la mayoría de edad, para no inculpar a nadie de posibles consecuencias, si se arrepienten. Y que asistan a un profesional reconocido y en condiciones de higiene, en especial si lo que pretenden es perforarse partes sensibles y delicadas, como por ejemplo ¨ un príncipe Alberto¨.
Digo yo.