Me gusta escribir los inicios de semana, porque por un lado acabamos de terminar una, generalmente tenemos un momento para descansar al menos parte del fin de semana, de distraernos un poco, y porque es un buen momento para iniciar la semana con un nuevo enfoque o con las energías renovadas.
Quiero compartirles hoy una reflexión que tuve el fin de semana, algo en lo que estuve pensando, aprovechando que estuve el día de ayer un poco desocupado, y aunque salí un momento a distraer la mente con unas amistades, también tuve mi momento de soledad en el que pude tener un "encuentro conmigo mismo" y analizar algunas cosas que he estado pasando, pensando y viviendo.
Creo que esos momentos son sumamente necesarios, el distanciarse la rutina en las que estamos sumergidos día a día, y poder analizar las cosas desde la tranquilidad, incluso con la mente más tranquila, menos cansada, y así tomar mejores decisiones.
Hay oportunidades que, al menos a mi me ocurre, en las que parece que actuamos como robots, donde hacemos lo mismo una y otra vez y no terminamos como de arrancar con algo, es decir, no avanzamos pero tampoco dejamos de insistir en algo que no nos está dejando ningún tipo de resultados.
No quiero decir que ser constante o resiliente no sea bueno, por favor, eso es algo muy importante para cada uno de nosotros en nuestras vidas, en todo, más cuando nos referimos a proyectos, pero indudablemente que hay que ser observadores para evitar caer en las trampas que podríamos estar poniéndonos nosotros mismos cuando decidimos insistir en algo que, probablemente, no nos llevará a ningún lado.
Sé bien que abandonar ciertas cosas no es algo que agrade a la mayoría, porque siempre queremos salir airosos, deseamos que lo que empezamos termine de la mejor manera, intentando obtener resultados buenos, avances, pero debemos aceptar que no siempre será así, que puede que fallemos en algo, no podemos ser buenos en todo, y eso está perfectamente bien, es normal que en algún momento debamos aceptar dar un paso a un lado y dejar que las cosas sigan su curso y reenfocar nestras energías.
Pienso que en esos momentos de reflexión, cuando nos desconectamos del ajetreo diario, es cuando podemos ver las cosas con mayor claridad. No siempre estamos acostumbrados a detenernos y tomar un respiro para evaluar si seguimos en la dirección correcta o si actuamos por inercia, como autómatas. Darnos ese espacio nos permite replantear nuestras prioridades y redirigir nuestros esfuerzos hacia lo que realmente queremos lograr.
Es un ejercicio necesario para no perder de vista nuestros verdaderos objetivos.
Este fin de semana pensé mucho en la importancia de saber cuándo persistir y cuándo soltar. Vivimos en una cultura que glorifica la perseverancia, pero a veces, saber retirarse a tiempo no es una señal de fracaso, sino de sabiduría. Es común que insistamos en proyectos o situaciones que no nos brindan resultados por miedo a fracasar. Sin embargo, no abandonar algo que no funciona puede ser más perjudicial a largo plazo. Soltar, en ocasiones, es una forma de abrir espacio para lo que realmente nos hace bien.
Estos momentos de quietud también nos permiten redescubrir lo que realmente nos importa. A veces, nos vemos atrapados en metas que no son nuestras, sino impuestas por el entorno o las expectativas de los demás. Reflexionar nos ayuda a reconectar con nuestros verdaderos deseos y empezar la semana con una mente renovada. Alinear nuestras acciones con nuestras intenciones es la clave para avanzar con propósito, siendo honestos con nosotros mismos y sabiendo cuándo ajustar el rumbo.
Les deseo a cada uno de ustedes una bonita semana, que les colme de felicidad, exito y bienestar.
Saludos
@tipu curate 8
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Agradecido por el apoyo. Bonito día.