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Acabo de cenar una rica pasta, a la que curiosamente se me olvidó ponerle sal al preparar la salsa, pero aún así me quedó bastante bien. Sin embargo estuve a un instante en caer en la tentación de pedir comida a domicilio a través de una aplicación en mi celular; lo que me salvó es que no encontré ninguna promoción y las cosas que me interesaban estaba un poco caras.
Irónicamente cuando estaba terminando la pasta aparecieron mis vecinos, mis padres, a invitarme a cenar, pero llegaron media hora tarde, y a pesar de que me insistieron en que guardara la pasta para comerla otro día y fuera a cenar con ellos, no estaba dispuesto a no cerrar el ciclo de la pasta, y privarme de la oportunidad de disfrutar comerla, tanto como disfruté prepararla.
Así que esta noche resistí dos veces a la tentación del placer fácil, y preferí invertir tiempo y esfuerzo en algo que puede que no fuera tan rico como lo que hubiera pedido a domicilio, o lo que me hubiera cenado con mis padres, pero que a pesar de eso me supo a gloria.
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Esto me ha hecho reflexionar en como queremos todo fácil, y muchas veces no estamos dispuestos ni siquiera a mínimos esfuerzos si podemos ahorrárnoslos. El estilo de vida actual, en donde tenemos literalmente todo al alcance de nuestros dedos, nos ha vuelto perezosos, y nos ha hecho hasta cierto punto satanizar el esfuerzo.
Casi todo proceso de la vida cotidiana se ha simplificado, incluso las relaciones interpersonales. Uno ya no tiene que ir a hacer las compras, uno puede pedir todo por su teléfono y en poco tiempo te llega a la puerta de tu casa. Ya no hay que ir al banco a hacer los pagos del teléfono, la tarjeta, colegiaturas, servicios básicos, etc., puedes ahorrarte las filas y hacerlo todo desde apps que puedes instalar en tu teléfono.
Y si una noche quieres compañía del sexo opuesto también puedes encontrarla con mucha facilidad gracias a aplicaciones hechas para tal fin, en donde no hay ataduras ni compromisos de por medio, solo sexo casual consensuado con un extraño que busca lo mismo. Adió al romance y al cortejo. Hola al sexo puro y llano pero desprovisto de su carga emocional.
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Antes si te gustaba una banda o cantante, separabas su disco con tiempo y lleno de expectativas, y al llegar su primera escucha era todo un ritual, ahora el acceso a la música es prácticamente gratis, y la mayoría de la gente escucha playlists temáticas donde a veces ni saben a quien escuchan, y no les importa.
Lo mismo de se puede decir del cine, y otras formas de entretenimiento, cuyo acceso se ha simplificado y masificado. El placer esta cada vez más a la mano, y es más barato y fácil obtenerlo, y la belleza física no se queda atrás, si tienes los recursos necesarios puedes rediseñar tu apariencia a base de operaciones estéticas y ser prácticamente lo que tu quieras ser, incluido alguien del sexo opuesto.
Ya no hay que hacer dietas para bajar de peso, puede hacerte la liposucción o ponerte una banda gástrica. Muchas mujeres prácticamente se disfrazan antes de salir a la calle con tal de verse bellas. Llevan pupilentes de color, pestañas postizas, kilos de maquillaje, pelucas o el pelo tintado, y prendas que levantan los senos y realzan los glúteos. Y esto ha empezado a darse también en los hombres, en Japón empieza poco a poco a ser una práctica común.
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Podemos sumar a esto la facilidad de acceso a la pornografía, y la felicidad efímera del consumismo que tanto se promueve por los medios de comunicación, que nos venden espejismo que felices compramos, una y otra vez. Perseguimos permanentemente el placer fácil, la gratificación inmediata, y hemos dejado atrás el trabajo duro, el esfuerzo, y el luchar por lo que se quiere, eso ahora es algo prácticamente opcional, si tienes el dinero para evitarlo.
No estoy per se en contra del progreso, si todo lo anterior podemos llamar progreso, pero si en contra de la creación de un modelo de vida que no inculque valores que antes eran indispensables para vivir, y no solo en lo económico, sino también en lo moral y lo social. El placer no es malo, pero nos vendría bien darle su justo valor, y algo que no nos cuesta obtener es algo que nos duele perder, y ahí radica buena parte del problema. Como siempre muchas gracias por leerme, y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2023.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
Es interesante, la reflexiva publicación de segmentos que conforman la estereotipada vida social postmoderna. Tiene una secuencia, sistemática que define la inhumana relación del hombre con su libertad con el mercado y el sistema del capital.
Tu labor intelectual, @bonzopoe, es profundamente critico.
Así es, vivimos en un entorno muy complejo en el impacto que tiene en nosotros, y pocas veces reparamos en ello. Gracias por tomarte el tiempo de compartir tus ideas en ese comentario. Saludos desde México.