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Ayer por la mañana mi madre me reclamó que soy muy parco al hablar, y eso veces le desespera, le enoja. Acompañé a mis padres a usar por primera vez una nueva tarjeta en la que reciben su pensión, y ante el temor de que tuvieran un problema y no supieran que hacer en esa primera ocasión, me pidieron que les acompañe porque "a ti se te dan mejor esas cosas", según ambos.
Mi madre es como mi abuela y mi hermana menor, habla mucho, es su naturaleza, y yo soy todo lo contrario, hablo lo necesario, lo justo, es mi naturaleza. A mi madre los silencios le cansan, a mi la falta de silencio me cansa. A mi madre le gusta hablar de lo que sea, a mi me gusta hablar solo de las cosas que me interesan. Como ven, somos diferentes, y aunque en muchas otras cosas nos parecemos, la manera en que nos expresamos es distinta.
Ayer, mientras ella hablaba de cosas que a mi me parecían irrelevantes, como "mira, aquí ahora cierran a las 5 y no a las 6", y yo me limitaba a decir "ajá" o "umm", ella se enojó. ¿Pero que se supone que debe uno responder cuando alguien te dice "mira, aquí ahora cierran a las 5 y no a las 6"? ¿Se supone que eso nos debe llevar a una plática? ¿Tan importante es esa hora de diferencia, que ni nos beneficia ni perjudica en nada, como para dedicar tiempo a hablar de ello? Para mi no, pero para mi madre al parecer si.
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Para ella lo importante es platicar, aunque sea de algo irrelevante, y creo que como intuirán, para mi hablar de cosas irrelevantes es... irrelevante. Le expliqué una vez más a mi madre que no es que no quiera hablar con ella, pero que no le veo sentido a hablar del nuevo horario de cierre de un lugar al que rara vez vamos a comprar algo, y se que lo entiende, como ya lo ha entendido las veces anteriores que se lo he explicado, pero eso no evita que se frustre.
Amo a mi madre, es una de las grandes influencias de mi vida, y como ya he hecho notar nos parecemos en muchas cosas, pero esta es una en la que no nos parecemos para nada, y que ambos sufrimos. Ella porque quisiera hablar conmigo de cosas irrelevantes cada vez que se le ocurrieran, y que yo le siguiera la plática, y así se nos pasaran las horas charlando, y yo porque cada vez que le pregunto algo tan concreto como ¿a que hora va estar lista la comida para que pase por ella? tengo que escucharla media hora o más hablando de otras cosas que le vienen a la mente, hasta que después de insistirle varias veces, me contesta finalmente lo que fui a preguntarle.
Ambos conocemos como es el otro y lo respetamos lo más que podemos. Ella no me atosiga con cosas de las que sabe que no me interesa hablar, y yo cuando empieza a hablar de cosas que no me interesan la dejo y hasta le hago un rato de plática porque se que a ella le gustan esos momentos juntos.
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Ella de repente se desespera y se enoja conmigo por no hablar, o por contestar con monosílabos, y yo a veces me desespero con ella por lo contrario, porque habla mucho, empieza hablando de una cosa y termina hablando de cuatro más que no tienen nada que ver con la primera.
Todos tenemos relaciones así, es parte de la vida, y parte de lo que a veces nos lleva a conflictos, pero cuando estos son con gente tan cercana como tu madre, o tu familia inmediata, el cariño sirve de puente, e incluso de medicina cuando es necesario, pero esto no aplica necesariamente al resto del mundo.
Estoy leyendo el libro 'Literatura Infantil', de Alejandro Zambra, y me topé con una frase que siento que viene mucho al caso: "Me gusta esa forma absurda y hermosa de compañía, ese silencio poblado de acciones." La frase hace referencia a que el padre y el hijo pequeño de Zambra suelen tener videollamadas semanales en que platican, planean cosas, inventan palabras y un montón de cosas más, pero a veces su hijo ignora a su abuelo y se pone a dibujar, pero la llamada sigue, y tanto el niño como el abuelo saben que aunque están en silencio, siguen juntos, están haciéndose compañía y eso es importante para ambos.
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Eso es muy común en los hombres, y por eso solemos hablar menos que las mujeres. Los hombres cuando tenemos problemas, cuando estamos mal, nos apoyamos en los amigos, pero no contándoles lo que nos pasa, al menos no con lujo de detalles. Nosotros no buscamos alguien con quien hablar, buscamos apoyo y compañía, y no hace falta hablar del problema, es suficiente con sentir que el otro sabe que estamos mal y está ahí para nosotros, nos apoya con su presencia.
Es difícil de explicar pero funciona. A veces ni dices que te pasa, y los otros no necesitan saberlo. Saber que no estas bien es suficiente para que se apersonan al más mínimo pretexto y te hagan compañía, y aunque no se habla del elefante en la habitación, todos saben que están ahí por el, para hacer que su presencia pase lo más inadvertida que sea posible.
Los hombres nos comunicamos mucho en silencio, y las mujeres son más vocales, por eso los dos párrafos anteriores puede que para las mujeres suenen extraños, mientras que para los lectores varones tendrán mucho más sentido.
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Con mi madre esto abona, y no de la mejor manera. Yo no necesito hablar con ella de trivialidades para sentirla cerca, con estar físicamente cerca de ella es suficiente, el sentirla cerca para mi es más importante que una plática sobre el nuevo horario de una ferretería. Pero para ella el hablar conmigo, es interactuar conmigo, estar conmigo, aunque el tema sea el nuevo horario de la ferretería, de hecho el tema es lo de menos, lo importante para ella es hablar conmigo, sin importar de que.
Como ven los silencios, o ausencia de silencios, no son lo mismo para todos, y es algo con lo que tenemos que aprender a vivir a partir de la empatía, la comunicación y el afecto. Y para eso es importante valorar las cosas a partir de los parámetros de quien vienen y no desde los nuestros. Yo respeto mucho a mi madre por entender como soy, y aunque a veces se frustre y se enoje conmigo, sabe lo importante para que es para mí y que tengo mis manera de demostrárselo todo el tiempo, aunque tal vez no sean las que ella quisiera.
Y yo se que ella aprecia, porque me lo ha dicho, cuando me quedo escuchándola hablar de mil cosas, porque ella sabe que no es sencillo para mí, y requiere un esfuerzo de mi parte charlar con ella sobre sus amistades de la infancia, familiares lejanos que no conozco, los problemas de sus vecinas, etc.
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No hay mejor regalo que el tiempo y atención que dedicamos a los otros, aunque a veces nos cueste trabajo porque son diferentes a nosotros. En el fondo todos somos lo mismo, aunque a veces no lo parezca, y aceptarlo es el primer paso para vivir en armonía y encontrar ese punto de equilibrio en que podemos ceder un poco, o un mucho, sin dejar de ser fieles a nosotros y las cosas en que creemos. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2025.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
Me gustan los espacios de silencio... Se sienten muchas veces más las compañias que cuando se habla.
A mi madre y a mí nos pasa; ella habla un mundo, y más, cuando tiene tiempo sin verme.
Pero he aprendido en la distancia, (no estamos muy lejos geográficamente pero tampoco cerca), que valoro cada frase que emite cuando la tengo cerca...
Ella tiene 86 años y no quiero perderme, por ahora, de ninguna frase que gestione en mi compañía.
Mi padre, de pocas palabras, acaba de fallecer; y ahora noto, excesivamente noto, la falta de su voz y entonación de las frases.
Me hace falta escucharlo...
Un abrazo grande hasta tu patria... Bien; no puedo decir nada sobre tu publicación, solo que es para re-leerla, mi amigo apreciado @bonzopoe
@emiliorios muchas gracias por comentar y compartir, las ausencias nunca dejan de sentirse. Va un fuerte abrazo de vuelta.
Hola, no solo sucede contigo, creo que le sucede más a los que creamos con la palabra, vemos una historia la queremos atrapar y nos metemos en ella y los demás nos miran raro. Ese es nuestro mundo y necesitamos silencio
Muchas gracias por comentar. Saludos
Te entiendo, yo siempre le expreso a mi madre que a mi cerebro no le gusta recibir mucha informacion, solo la que es importante y le vaya a servir a mi vida, es por ello que la interrumpo cada vez que me habla del chisme de fulanito o menganito, o cosas irrelevantes que no me ayudaran en absoluto, a veces la escucho en silencio porque es una forma de empatizar con ella. Me encanto el post
Muchas gracias por tus palabras, es bueno ver que no soy el único, y que bueno que te haya gustado el post. Saludos!
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