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Ser diferente es algo a veces ensalzado, a veces vilipendiado. Todo depende de que tan diferente seas, y en que aspecto, pero sobre todo de como perciban esta diferencia los demás, o sea el colectivo, la sociedad.
Si tu diferencia no les afecta, no tendrás mayor problema, pero si lo hace, o tiene la posibilidad de hacerlo, aunque esta posibilidad nunca se materialice, puede que estés en problemas. Y eso se debe a que vivimos en un mundo de percepciones, no de realidades.
La gente toma decisiones a partir de lo que percibe, sea esto cierto o no, o sea que su percepción puede coincidir con la realidad o no, pero eso no importa, porque su percepción al momento de ser capturada e interiorizada, ya sea de manera razonada o inconsciente, se vuelve su realidad.
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Y aquí es donde todos los sesgos posibles entran en juego y nos pueden hacer una mala pasada. Aquí es donde nuestras preconcepciones, prejuicios e historia personal, que moldean mucho de nuestra manera de ver y entender las cosas, de percibirlas, pueden tener un peso enorme, y alejar nuestra interpretación de las cosas de la realidad.
Así que la diferencia, cualquiera que sea esta, si es concebida como una amenaza, por la razón que sea, válida o no, representará precisamente eso, una amenaza, y si tu eres quien porta esa diferencia, en añadidura serás visto de la misma manera.
Cuando las normas engloban la generalidad, aquello que se sale o aleja de ellas es visto como anormal, aunque no tenga nada de malo. Y algo malo, si es parte de la generalidad, puede ser visto como algo aceptable o normal, aunque en esencia no debería serlo. De esto hay muchos ejemplos, pero uno fácil de reconocer por casi cualquier persona, es la segregación, ya ser por raza, sexo, ocupación, creencias, etc.
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Otro ejemplo es la corrupción, el dar dinero a cambio de agilizar trámites, evitar una multa de tránsito, tener acceso a algo, etc., algo que la gente ya ve de lo más normal, pero que no es normal y nunca debería serlo. Algunos llaman a esto la patología de la normalidad.
Lo anormal, es aquello que se sale de la norma, pero no por eso es necesariamente algo malo, pero la palabra tiene tal fuerza negativa, que es muy difícil escapar de ella. Es curioso el poder que puede tener una sola letra, en este caso la 'a', al agregarse a una palabra.
Pero ¿a qué viene todo esto? Pues a que ser diferente representa una desventaja, que no necesariamente tendrá impacto en nosotros, pero de la que hay que estar consciente para que se mantenga así, solo como una posibilidad de problemas, y no como un problema en sí.
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Esto merma nuestra libertad de ser. Porque uno no puede ser como quiera ser a sus anchas, porque estamos sujetos a la percepción e interpretación ajenas, una que no siempre va a entendernos si somos diferentes, y muy probablemente ni siquiera pondrá un gramo de esfuerzo en lograrlo.
La consecuencia es que el diferente tiene que poner muchos gramos, e incluso kilos, para parecer 'normal' ante los demás, y no correr riesgos innecesarios, algo que los demás no necesitan hacer. Esto implica no siempre decir lo que se piensa ni hacer lo que se quiere, a menos que nos sepamos en un entorno seguro.
Esto parece algo exagerado, pero no lo es tanto. Las personas con diversidad cognitiva, como los autistas, las personas con asperger, y otras cuestiones similares, viven su vida siempre vistos como los 'diferentes', y a estos podemos sumar personas con diversidad funcional, como débiles o impedidos visuales y auditivos, personas en sillas de ruedas, y a toda la comunidad LGBTQIA+.
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Ser diferente tiene un precio, que no es elegido sino impuesto. Y lo saben muy bien todos aquellos que lo son, y tienen que enfrentarse a la decisión de como pagar ese precio. Siendo quienes son, y afrontando las consecuencias que eso implica, o auto-limitándose para pasar inadvertidos. La mayoría asume una mezcla de ambas, aventando siempre una moneda al aire, y esperando que caiga cara y no cruz. Pero las cosas no tendrían porque ser así, ¿no crees?
©bonzopoe, 2025.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
@tipu curate 8
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Aquí hay grandes verdades que encierra esta porción de tu escrito.
Pensar diferente en mi país, Venezuela, ya sea en la esencia de la ideología política, es una amenaza que se cristaliza y se convierte en un peligro, que, callando parece ocultar la diferencia que se puede tener en un país que se ha convertido en un riesgo para la vida.
Feliz tarde. Éxitos.