No soy un robot, insisto, no soy un robot.
En los últimos tiempos ha sido una constante la exigencia de la prueba que confirme que no somos robots, en páginas serias de internet, en algunas se nos pide hacer una sencilla operación matemática y en otras descubrir figuras afines dentro de un recuadro. Esto parece pruebas de fin de mundo como decían las abuelas de otrora, que un humano tenga que comprobar ante una máquina que lo es, ratifica hasta qué punto hemos llegado.
Hoy leí un texto , exhaustivo y certero de nuestro amigo @irvinc, que aborda este tema, que no deja de preocupar debido a que hacemos vida dentro de una plataforma de producción de contenido, donde la caza de tramposos ha sido necesaria para proteger la autoría intelectual. (Recomiendo ampliamente su lectura).
En mi desempeño docente, me correspondió enseñar a escribir y leer; producir técnicas de redacción como estrategias para provocar la escritura espontánea de los estudiantes a mi cargo. No faltó quien dudando de mi inteligencia me presentara un texto frío e impersonal, aunque bien escrito, donde se notaba la ausencia de estilo propio de su creador. Inmediatamente detectaba el plagio y aplicaba los correctivos pertinentes.
Enseñar el amor por la escritura, la propia, la sentida, vivida, emanada de una conciencia creadora que se volvía luego celosa de su producción y aprendía a valorar el papel de la palabra escrita. Reconozco que me volví una especie de policía de la escritura, pero eso me trajo resultados muy satisfactorios, poder leer las refacciones de mis alumnos y sentir el orgullo del escritor.
Recuerdo también a una joven con una gran memoria que aprendía a caletre textos de los libros y los presentaba como propios cambiando alguna palabra, e incorporando algún error ortográfico para que no se creyera que copiaba. Esto me parece a mí es la misma trampa que podría hacer quien le pidiera a algún programa de inteligencia artificial un escrito acerca de un tema para luego subirlo como propio a la blockchain.
Aún le falta mucho a estos programas de inteligencia artificial para suplantarnos, pero eso no debe dejarnos tranquilos, los planes son seguir avanzando hasta que logren ese toque cálido que nos caracteriza, y así como esa canción que dice: «los recuerdos no abrazan, los recuerdos no besan» de igual forma esos textos tan minuciosamente hechos no tienen la esencia nuestra, el estilo, la magia, la gracia, la ocurrencia, la anécdota, el recuerdo, el humor con todas sus variantes, el doble sentido, la habilidad para llegar al sentir del otro y mucho más de edo que nos caracteriza. Propiciar la escritura viva y no por ello plagada de modismos y jergas, que demuestre que hay un humano detrás de las letras será el nuevo reto que toque enfrentar. Mientras tanto sigamos escribiendo y dejando esa huella difícil de suplantar.
I am not a robot, I insist, I am not a robot.
In recent times there has been a constant demand for proof that we are not robots, on serious internet pages, in some we are asked to do a simple mathematical operation and in others to discover related figures in a box. This seems like the end of the world tests as the grandmothers of yesteryear used to say, that a human has to prove to a machine that he or she is one, ratifies how far we have come.
Today I read text , exhaustive and accurate by our friend @irvinc, which addresses this issue, which is a matter of concern because we live in a content production platform, where the hunt for cheaters has been necessary to protect intellectual authorship (I highly recommend reading it).
In my teaching role, I had to teach writing and reading; to produce writing techniques as strategies to provoke spontaneous writing from the students in my charge. There was no shortage of people who, doubting my intelligence, presented me with a cold and impersonal text, although well written, in which the absence of its creator's own style was noticeable. I immediately detected plagiarism and applied the appropriate corrective measures.
Teaching the love of writing, one's own, felt, lived, emanating from a creative conscience that later became jealous of its production and learned to value the role of the written word. I admit that I became a kind of writing policeman, but that brought me very satisfactory results, being able to read the refractions of my students and feel the pride of the writer.
I also remember a young girl with a great memory who would learn to spell texts from books and present them as her own, changing a word or two and adding a spelling mistake so that people wouldn't think she was copying. This seems to me to be the same trap that could be set by someone asking an artificial intelligence program to write about a subject and then uploading it as their own on the blockchain.
There is still a long way to go for these artificial intelligence programs to supplant us, but that should not leave us calm, the plans are to continue advancing until they achieve that warm touch that characterises us, and just like that song that says: "memories don't hug, memories don't kiss" in the same way those texts so meticulously made do not have the essence of us, the style, the magic, the magic, the grace, the witticism, the anecdote, the memory, the humour with all its variants, the double meaning, the ability to reach the feeling of the other and much more of edo that characterises us. The new challenge will be to promote lively writing that is not riddled with idioms and jargon and that shows that there is a human being behind the letters. In the meantime, let us continue to write and leave that mark that is difficult to replace.
Hola @charjaim ciertamente que se nos presenta una situación novedosa e inquietante, cuando me pongo a pensar en sus implicaciones me pregunto ¿hasta dónde como humanidad vamos a llegar? Hablando esta tarde con @irvinc me comentaba sobre el movimiento transhumanista, ¿una especie de híbrido humano-máquina? Mejor no sigo preguntando y me pongo a escribir,🙂
Saludos, encantada de leer tus reflexiones.
Es un tema inquietante, realmente, el hombre se ha ido desplazando a sí misma en la búsqueda de salidas fáciles y cada vez es mayor la presencia de máquinas; la pregunta es muy válida.
La escritura y la lectura fueron fundamentales para el desarrollo de la cultura humana. Ahora la escritura puede ser superflua, innecesaria, prescindible. Para qué escribir si lo puede hacer una máquina? Son tiempos extraños mi querida @charjaim. Gracias por la mención. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Siempre podremos preguntarnos si lo personal, íntimo, subjetivo e individual tendrá algún valor, la máquina no podrá suplantar eso, no lo creo.
Saludos, @irvinc
Tampoco creo que la máquina pueda llegar a eso. Ojalá no perdamos la capacidad de apreciar las sutilezas de la creación humana. Feliz noche