Saludos, amigos de @holos-lotus. Mi hija @lilianajimenez, nos está invitando a escribir acerca de un tema muy movido, como lo es la música y el baile. No es la primera vez que escribo al respecto, me encanta, porque le estoy muy agradecida, por todo lo que ha traído a mi vida; pero en esta oportunidad me voy a enfocar en el baile, porque me parece que les he contado menos de este aspecto.
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El baile en mi vida, comenzó con las primeras participaciones en la escuela, en los llamados actos culturales. Ya estaba en sexto grado cuando me incorporaron al grupo de aguinaldos, y esto llevaba, además del canto, un tipo de movimiento repetitivo y monótono, supongo que era la coreografía, estas piezas no tenían muchas partes movidas, como para pensar en algo muy elaborado.
Supongo que fue también, más o menos a esa edad, que comencé a estar en las reuniones bailables, que hacían las tías en la casa de la abuela, (cuando comenzaban temprano). En esos tiempos toda reunión llevaba su acostumbrado baile. Estaban de moda La Billos Caracas Boys y Los Melódicos, que eran orquestas cuya música invitaba al movimiento, además del Piano Merengue de Damiron que no podía faltar.
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Recuerdo que los primeros pasos eran solo mover alternativamente de izquierda a derecha y de derecha a izquierda cada pie. «Ya la niña baila» escuché a mi padre decir, me pregunto ahora, qué significado tendría para él, esa confirmación. A mí me dió confianza, sus juicios siempre eran severos y en esa oportunidad no sentí mayor aprehensión.
De alguna manera fui aprendiendo los pasos y movimientos para la música de ese entonces. Ir a una fiesta significaba esperar que una figura masculina me sacará a bailar. Comenzó entonces una especie de código, nada estudiado, pero que lo mostraba a uno dispuesto o no a salir. No era elegante dejar con la mano estirada al caballero y también era pésimo que a uno nadie lo invitara a bailar. Ahora sé que para el joven también era incómodo este proceso, había timidez en algunos, temor al rechazo, y un alborotó de emociones y hormonas.
Las muchachas, (siempre andábamos en grupo), estudiábamos primero el entorno, nos informábamos, en voz baja, sí alguien no nos gustaba, porque oliera mal o pisará nuestros pies constantemente. Salir a bailar la primera vez era el desafío de cada quien, si no lo invitaban de nuevo o no le aceptaban la segunda invitación, significaba que hubo un desagrado, algo no salió como se esperaba. Conseguir con quien bailar bien y mantenerse la mayor cantidad de tiempo le bajaba tensión a la jornada. Ya se había pasado el trance inicial. Muchas parejas de baile se cuadraban antes de la reunión, eso era positivo y negativo al mismo tiempo, porque sí surgía un buen bailarín en la pista, no habria la posibilidad de bailar con él.
Y es que bailar con la persona que sabe hacerlo es un ejercicio extraordinario, lograr ese acoplamiento en los giros, los pasos, y poder moverse por la sala con soltura es cuando se obtienen los beneficios verdaderos de esta actividad. A veces ocurría que la otra persona parecía recostar su cuerpo contra el de uno, por lo que había que marcar distancia, metiendo el brazo a modo de palanca..
Los boleros se bailaban mejilla contra mejilla y si la persona tenía la cara con acné se generaba una incomodidad. Lo mejor era ver el piso o entretenerse quitándose alguna pelusa de la ropa, sin hacer contacto visual, cuando uno no tenía deseos de bailar: por cansancio, porque apretaran los zapatos o porque los candidatos bailaban muy mal.
Los tiempos cambiaron, ahora se habla más en las reuniones, pero al que le gusta el baile siempre encuentra la manera de echar un pie.
Nada mejor que bailar con quien se tiene una conexión sentimental, porque los pies van solos mientras las almas se anidan.
Gracias por tu amable lectura.
Mi contenido es original.
He utilizado el traductor de Google.
Gifs de Peakd.
Collage hecho con mi teléfono.
English Version
Greetings, friends of @holos-lotus. My daughter @lilianajimenez is inviting us to write about a very lively topic, such as music and dance. This is not the first time I write about it, I love it, because I am very grateful for everything it has brought to my life; but this time I am going to focus on dance, because I think I have told you less about this aspect.
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Dancing in my life began with my first participation in school, in the so-called cultural events. I was already in sixth grade when I was incorporated into the Christmas group, and this involved, in addition to singing, a type of repetitive and monotonous movement, I suppose it was the choreography, these pieces did not have many moving parts, as to think of something very elaborate.
I suppose it was also, more or less at that age, that I started to go to the dance parties that the aunts held at my grandmother's house (when they started early). At that time, every party had its usual dance. The most popular were La Billos Caracas Boys and Los Melódicos, which were orchestras whose music invited movement, in addition to Damiron's Piano Merengue, which could not be missed.
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I remember that the first steps were just moving each foot alternately from left to right and from right to left. "The girl is dancing now," I heard my father say. I wonder now what that confirmation meant to him. It gave me confidence. His judgments were always severe, and on that occasion I didn't feel much apprehension.
Somehow I learned the steps and movements for the music of that time. Going to a party meant waiting for a male figure to ask me to dance. A kind of code began, not studied at all, but which showed whether or not one was willing to go out. It was not elegant to leave the gentleman with one's hand outstretched and it was also terrible if no one asked one to dance. Now I know that this process was also uncomfortable for the young man. There was shyness in some, fear of rejection, and a riot of emotions and hormones.
The girls (we always went in groups) studied the environment first, we asked ourselves, in a low voice, if we didn't like someone, because they smelled bad or constantly stepped on our feet. Going out to dance for the first time was a challenge for everyone. If you were not invited again or if your second invitation was not accepted, it meant that something had happened, something had not gone as expected. Finding someone to dance well with and staying with for as long as possible lowered the tension of the day. The initial trance had already passed. Many dance couples would get in tune before the meeting, which was positive and negative at the same time, because if a good dancer appeared on the dance floor, there would be no chance of dancing with him.
And the fact is that dancing with the person who knows how to do it is an extraordinary exercise. Achieving that coupling in the turns, the steps, and being able to move around the room with ease is when you get the true benefits of this activity. Sometimes it happened that the other person seemed to lean their body against yours, so you had to keep distance, putting your arm in as a lever.
Boleros were danced cheek to cheek and if the person had acne on their face, it created discomfort. The best thing was to look at the floor or entertain yourself by picking some lint off your clothes, without making eye contact, when you didn't feel like dancing: because you were tired, because your shoes were too tight, or because the candidates danced too badly.
Times have changed, now there is more talk at meetings, but those who like dancing always find a way to get in.
There's nothing better than dancing with someone you have a sentimental connection with, because feet go by themselves while souls nest.
Thank you for your kind reading.
My content is original.
I used Google translator.
Gifs from Peakd.
Collage made with my phone.
Que bello tu post, que hermosos recuerdos tan similares a los míos. Bailar es una de las actividades que me alegran fácilmente. Saludos me encantaron tus fotografías 😻
Hola, mi amiga, pues sí creo que te traiga recuerdos, así eran las cosas no hace mucho tiempo. Después las mujeres se liberaron y sacaban a bailar a los muchachos. Je,je.
Disfruté esta publicación en toda su extensión y repasé cada una de las etapas de mi vida.
Es algo que siempre me trajo buenas experiencias porque se me dió bien bailar y recuerdo que, cuando estaba en el preuniversitario algunas niñas se fijaban en mi porque sabía bailar muchos de los ritmos que se escuchaban por esa época.
El baile es un ejercicio excelente contra el estrés y nos trae muchos beneficios a la salud.
Gracias por compartir.
Feliz jornada.
Salud y saludos.
Si usted era de los que sabía bailar entonces no pasó trabajo ni recibió rechazo, quizá hasta le sobraban las chicas que querían bailar. Fue una buena época.
En verdad me ayudó mucho, esa es la verdad. Gracias por sus palabras. Feliz día. Salud y saludos.
Pues a bailar. A mi también me encanta bailar. Ya nonlonhago mucho pero ciertamente es una experiencia que revitaliza.
Sí, hay que bailar, además de que es un excelente ejercicio. Saludos cordiales.
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Saludos
@tipu curate 8
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