Fuente: @emimoron
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Aprendí que perfectos desconocidos pueden convertirse en grandes amigos y en familia, que los mejores amigos pueden con los años desaparecer. Que conoces a las personas en las adversidades y que algunas te revelan su verdadera identidad si les das un poco de poder.
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Aprendí que el verdadero amor nunca duele, que debemos desaprender de las relaciones humanas, especialmente de las amorosas para comenzar a sanar heridas. Que siempre llega quien viene a ser nuestro compañero o compañera de viaje, ese ser maravilloso, único, diferente e imperfecto que viene a comprender nuestro mundo, que ama nuestro caos y que es luz cuando la nuestra se está apagando. Aprendí que para amar y ser amado hay que soltar los miedos, alejar a los fantasmas y muy especialmente a ser nosotros mismos.
También aprendí que nada es más importante que la familia, que esas personas que están junto a ti, luchando tus batallas y alegrándose con tus victorias. Que nunca debes sacrificar el tiempo junto a tus seres amados, especialmente por el trabajo. El tiempo es un elemento muy valioso y se invierte en lo que realmente vale para nosotros es por ello, que con los años el tiempo con los padres ancianos, con los hijos que despiertan a la vida y con tu pareja es único y no regresa.
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Aprendí que la vida pasa en un instante, que este día puede ser el primero de muchos o el final del libro. Que nunca salgo de casa sin despedirme con amor, que jamás me permito dejar una discusión en disgusto, que perdono, suelto y le doy a cada quien la oportunidad de ser a mi lado o lejos de mí, pues aprendí que en ocasiones el acto de amor más grande que puedes hacer por otra persona es darle libertad y espacio.
Aprendí que, si me tropiezo y me caigo, me levanto, me sacudo la tierra y sigo caminando. Que debo construir con las piedras que a veces encuentro en el camino o que ciertas personas me lanzan para verme caer. Aprendí que existen muchas rosas sin perfume y flores silvestres cuyo aroma impregna y perfuma todo lo que tocan. Que nunca debemos juzgar por las apariencias y que la vida es tan buena maestra que sino aprendes la lección te la repite una y otra vez.
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Con los años aprendí a valorar cada segundo, cada instante. Que la vida se mide en momentos de felicidad y en esos que a fuego que han moldeado. Aprendí a valorar el silencio, la soledad y la intimidad de mi espacio. Y aprendí como dice mi escritor favorito Gabriel García Márquez que “el secreto de una buena vejez, es un pacto honrado con la soledad”.
Over the years I learned...
Source: @emimoron
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I learned that perfect strangers can become great friends and family, that best friends can over the years disappear. That you meet people in adversity and that some people reveal their true identity to you if you give them a little power.
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I learned that true love never hurts, that we must unlearn from human relationships, especially love to begin to heal wounds. That there always comes the one who comes to be our traveling companion, that wonderful, unique, different and imperfect being who comes to understand our world, who loves our chaos and who is light when ours is fading. I learned that to love and be loved we must let go of our fears, drive away the ghosts and most especially to be ourselves.
I also learned that nothing is more important than family, than those people who are by your side, fighting your battles and rejoicing with your victories. That you should never sacrifice time with your loved ones, especially for work. Time is a very valuable element and it is invested in what is really worth for us, that is why over the years the time with elderly parents, with children who wake up to life and with your partner is unique and does not return.
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I learned that life passes in an instant, that this day can be the first of many or the end of the book. That I never leave home without saying goodbye with love, that I never allow myself to leave an argument in disgust, that I forgive, let go and give everyone the opportunity to be by my side or away from me, because I learned that sometimes the greatest act of love you can do for another person is to give them freedom and space.
I learned that if I stumble and fall, I get up, shake off the dirt and keep walking. That I must build with the stones that I sometimes find on the road or that certain people throw at me to see me fall. I learned that there are many unscented roses and wild flowers whose scent permeates and perfumes everything they touch. That we should never judge by appearances and that life is such a good teacher that if you don't learn the lesson it repeats it over and over again.
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Over the years I learned to value every second, every instant. That life is measured in moments of happiness and in those that have been molded by fire. I learned to value silence, solitude and the intimacy of my space. And I learned as my favorite writer Gabriel García Márquez says that "the secret of a good old age is an honest pact with solitude".
@tipu curate 4
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