Saludos, comunidad de Holos&Lotus
El viernes pasado en la tarde vi la película de animación titulada Leo (2023), escrita, dirigida y con voz de Adam Sandler.
El simpático Leo, un psicólogo cómico y eficaz. Fuente
Sonreí en varias escenas, me conmoví con otras; me carcajeé de lo lindo hasta salírseme las lágrimas, soltando a menudo esa "risa falta de clase", según el decir de una queridísima amiga.
Al poco tiempo recibí la noticia del fallecimiento de Luis Cabrera, uno de nuestros más valiosos escritores de literatura infanto juvenil. No sé si fue el cercano efecto de la película, pero esbocé una sonrisa al recordar a Luis.
Luis Cabrera en una calle de Santa Clara, su ciudad natal, tras recibir el premio Zarapico. Fuente
Sus fascinantes crónicas de viajes por diversos países y sus divertidas (y a veces dolorosas) anécdotas ocurridas en el aeropuerto de Cuba, publicadas en Facebook a manera de blog; sus lúcidas y a veces paradójicas opiniones dentro del consejo de la revista Umbral; y más que nada, los memorables personajes de sus libros, no le dieron paso en mi alma a la tristeza.
Las pocas veces que visité a Luis, aprecié la sala de su casa llena de fotos, cuadros pictóricos y recordatorios que rezumaban vivencias palpitantes. Parecía una enorme libreta de apuntes del buen psicólogo que fue.
Entonces volví a recordar a Leo, el protagonista de la película que acababa de ver. A Luis le hubiese encantado esta iguana, mascota de una escuela norteamericana, que tenía el don de psicoanalizar y ayudar a los alumnos de quinto grado.
La sabiduría psicológica de Leo quien, desde 1949 ha observado a diversas generaciones de niños y maestros tras el cristal de su pecera, le permite desde el inicio de la trama comentar con su amigo tortuga los distintos caracteres y valorar los signos de las emociones que se ocultan bajo sus conductas.
Esta tranquila observación de años lo convierte en un consejero de calidad cuando la tiránica maestra suplente exige a cada niño llevarse a la mascota a su casa durante un mes.
La lentitud del movimientos de Leo contrasta con su veloz lengua y su acumulada experiencia, hecho que le convierte en el ser idóneo para influir y transformar las vidas de los niños, los adultos y hasta de otros animales.
Tales virtudes lo elevan a símbolo de la perspicacia y la alegría. ¿Les recuerda a alguien?
Quizás por eso sonreí ante la noticia que me llegó por WhatsApp. Luis, disparatado y absurdo a veces, fue agudo y profundo siempre en los versos de sus poemas, en los detalles de sus historias de vida; paciente en su perseverancia de narrador prolífico... Por ello, los recuerdos sobre sus personajes retozaron en la escuela de mi memoria como niños inquietos y geniales.
Personalidad enérgica que sabe de equilibrios, se cuidó a sí mismo, cuidó a sus seres queridos, se esmeró en su propia obra literaria y al mismo tiempo tuvo la generosidad de cuidar la divulgación y el análisis de las obras ajenas.
Así, en calidad de fundador y miembro emérito de La Academia Latinoamericana de Literatura lnfanto Juvenil, reunió trabajos críticos y promocionales de autores importantes como Adolfo Córdova, María Elena Walsh, Excilia Saldaña, Mildre Hernández, Mercedes Pérez Sabbi, Joel Franz Rosell, entre otros muchos.
Leo tenía la preocupación de que estaba a punto de morir a sus 75 años pero supo (no voy a revelar cómo, tienen que ver el filme) que no sucedería así.
Luis falleció el viernes pasado a los 80 años, pero quienes hemos sonreído, reído a mandíbula batiente y llorado con sus personajes, sabemos que nuestros hijos y nietos tendrán toda la fortuna de Eliseo, todo el tiempo para conocer la sensibilidad, el sentido del humor y la habilidad narrativa de este amigo y maestro cuya voz, tras las páginas de sus libros, aún nos habla y psicoanaliza.
En definitiva, "no hay que llorar" como solicita la canción y el título del libro de un también querido amigo.
Aquí están Leo y Luis, comiquísimos, ingeniosos, capaces de devolvernos la risa cómplice, sumergirnos en las profundidades de la mente y hacernos derramar varias lagrimitas de felicidad y admiración.
Algunas obras relevantes de Luis Cabrera Delgado que pueden encontrar en nuestras bibliotecas, librerías y tiendas virtuales de diversos países:
Tía Julita, Mis dos abuelos, Los calamitosos, Nano y Nino, Catalina la maga, Vino tinto y perejil, Cafetín de Buenos Aires, Camino de las estrellas, El niño de la bota, La hija del bucanero, El maravilloso viaje del príncipe egipcio, Maritrini quiere ser escritora...
Hermoso homenaje a esta maravillosa persona que ha sido Luis Cabrera Delgado. También pude estar en su casa y comparto el sentimiento que provocaba tal y como lo describes.
Estoy seguro que él si leyera estas letras tuyas sonreiría también.
Bello homenaje, amigo 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
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Casi siempre me lo encontraba en mi camino a la escuela de Dylan, siempre con esa sonrisa afable y dulce. Se siente raro volver a pasar cerca de su casa y saber que ya no está.
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