Reflexión de Año Nuevo - New Year's Reflection


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Hoy es un día de reflexión, un momento en el que nos encontramos con una copa en la mano, justo antes de que suene el pitido final de otro año.

En cada amanecer, hemos intentado despertar en una situación más favorable que la del día anterior, porque el ayer ya ha pasado y siempre hay espacio para que las cosas mejoren.

Este anhelo de cambio es algo que todos compartimos, en mayor o menor medida. En este instante, intento detener el tiempo y mirar más allá de mi ego y de mi existencia individual, reconociendo que soy una pequeña parte de esta vasta humanidad.

Somos seres que, en primer lugar, intentamos despertar, establecernos y ser una parte esencial para que este mundo continúe con vida.

Sin embargo, me detengo a pensar y me pregunto: ¿estoy haciendo algo para lograr ese cambio o simplemente soy uno más que espera que las transformaciones lleguen desde el exterior? ¿Espero que sean los políticos quienes tomen la iniciativa?


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¿Confío en que los médicos se hagan responsables de mis dolencias físicas, resultado de mi propio descuido? ¿Espero que la fe llegue a mí a través de creencias, y que la justicia sea solo un lugar donde se emiten veredictos? ¿Considero que la igualdad es solo un proyecto de ley y que el respeto se puede obtener a través de fallos judiciales o revueltas sociales?

Es preocupante pensar que el abuso se ha convertido en una constante entre los seres humanos. Todos, en cierta medida, abusamos del prójimo, y, para colmo, somos abusadores de nuestra propia existencia.

Maltratamos nuestra mente, nuestro cuerpo y hasta nuestra espiritualidad, entregándonos a fundamentos religiosos que, en lugar de unirnos, nos separan de nuestras familias, amigos y del espacio social que deberíamos compartir. Todo esto parece estar diseñado para crear monopolios de poder y riqueza para unos pocos.

Así, otro año ha pasado y solo quedan segundos para el brindis y el deseo de un feliz año nuevo, un momento en el que renacen las esperanzas y la necesidad de un cambio.

Pero, tristemente, al abrir los ojos, me encuentro con una realidad que tal vez no deseo ver: personas muriendo de hambre, víctimas de guerras y odios raciales, desamparados que sufren por la desidia de aquellos que se llenan de riquezas sin importarles el sufrimiento ajeno.

En hospitales, hay desvalidos esperando una atención igualitaria, enfrentándose a la falta de insumos y medios que alivien sus dolencias.


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El respeto hacia nuestros ancianos parece haber desaparecido, y muchos mueren olvidados en algún rincón de la tercera edad. Aquellos que, por alguna razón, han perdido la razón son tratados como despojos de esta sociedad siniestra.

Si caes, muy pocos estarán dispuestos a ofrecerte una mano para que puedas levantarte y retomar tu camino. La lucha contra las adicciones, que tanto daño hace a nuestros jóvenes, anula su posibilidad de realizar cambios en su bienestar. Y nuestros niños, que son el futuro y los dueños de esta tierra, se ven atrapados en un ciclo que les impide crecer y generar nuevas generaciones.

La vida es así: nada es realmente nuestro, solo nos prestan un tiempo para que comprendamos que desear un mundo mejor no es suficiente. El tiempo vuela y otro año comienza.

En lugar de brindar, tal vez me pierda entre la multitud de aquellos que viven en la calle, ofreciéndoles más que un simple deseo de feliz año; les ofrezco un abrazo y me comprometo a estar aquí para lo que necesiten.

O quizás, en un momento de alegría, miraré a mi familia y amigos, brindaré, reiré y olvidaré todo, dejando el deseo de cambio en un intento vano.

Mañana, seguiré mi camino esperando que la religión, la política o el sistema realicen el cambio, y volveré a brindar, si es que aún estoy vivo el próximo fin de año, con un deseo en los labios que no ha tocado realmente mi conciencia ni mi corazón.

Algunos dirán que esta es una triste realidad o una exageración de mi parte. Pero, en este nuevo año que se aproxima, hagamos un verdadero esfuerzo por un cambio significativo.

Agradezco inmensamente a cada uno de ustedes, con un sincero deseo de transformación, y les saludo con cordialidad y admiración.

 

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New Year's Reflection


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Today is a day of reflection, a time when we find ourselves with a drink in hand, just before the final whistle of another year.

At each sunrise, we have tried to wake up in a more favorable situation than the day before, because yesterday has passed and there is always room for things to improve.

This yearning for change is something we all share, to a greater or lesser extent. In this instant, I try to stop time and look beyond my ego and my individual existence, recognizing that I am a small part of this vast humanity.

We are beings who, first and foremost, are trying to wake up, establish ourselves and be an essential part of keeping this world alive.

However, I stop to think and ask myself: am I doing something to bring about that change or am I just one more waiting for transformations to come from the outside? Do I expect politicians to take the initiative?

Do I trust doctors to take responsibility for my physical ailments, the result of my own carelessness? Do I expect faith to come to me through beliefs, and that justice is just a place where verdicts are issued? Do I consider that equality is just a law project and that respect can be obtained through court rulings or social revolts?


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It is disturbing to think that abuse has become a constant among human beings. We all, to some extent, abuse our fellow man, and, to top it off, we are abusers of our own existence.

We mistreat our minds, our bodies and even our spirituality, giving ourselves over to religious fundamentals that, instead of uniting us, separate us from our families, friends and the social space we should be sharing. All of this seems to be designed to create monopolies of power and wealth for a few.

So, another year has passed and there are only seconds left for the toast and the wish for a happy new year, a time when hopes and the need for change are reborn.

But, sadly, when I open my eyes, I find a reality that perhaps I do not wish to see: people dying of hunger, victims of wars and racial hatreds, helpless people suffering from the carelessness of those who fill themselves with wealth without caring about the suffering of others.

In hospitals, there are helpless people waiting for equal attention, facing the lack of supplies and means to alleviate their ailments.


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Respect for our elderly seems to have disappeared, and many die forgotten in some corner of the elderly. Those who, for some reason, have lost their minds are treated as the refuse of this sinister society.

If you fall, very few will be willing to offer you a hand to help you get up and get back on your feet. The fight against addictions, which does so much harm to our young people, nullifies their ability to make changes in their well-being. And our children, who are the future and the owners of this land, are trapped in a cycle that prevents them from growing and generating new generations.

Life is like that: nothing is really ours, they only lend us some time to understand that wishing for a better world is not enough. Time flies and another year begins.

Instead of toasting, perhaps I lose myself in the crowd of those who live on the street, offering them more than just a wish for a happy new year; I offer them a hug and promise to be here for whatever they need.

Or perhaps, in a moment of joy, I will look at my family and friends, toast, laugh and forget everything, leaving the desire for change in a vain attempt.

Tomorrow, I will go on my way hoping that religion, politics or the system will effect change, and I will toast again, if I am still alive next year-end, with a wish on my lips that has not really touched my conscience or my heart.

Some will say that this is a sad reality or an exaggeration on my part. But, in this coming new year, let us make a real effort for meaningful change.

I thank each of you immensely, with a sincere desire for transformation, and I greet you with warmth and admiration. v
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Concuerdo con usted y comparto su pensar. Este año he sido testigo de muchas quejas y otras tantas promesas que nunca terminan de llegar ni consolidarse, sólo quedan en el aire y las acciones gritan más que tales palabras.

Si queremos ver un cambio, tenemos que ser y hacer el cambio en nosotros mismos. Que nuestro ejemplo mediante acciones sin tener que demostrarle nada a nadie, sólo porque de verdad queremos ese cambio tan anhelado, es que uno cae en cuenta de que hay que actuar y dejar de quejarse.

He estado allí, pensando igual que usted y me cansé de las quejas de los demás y de mis propias quejas, de no lograr alcanzar lo que quiero, por eso este nuevo año tomaré más acción y trabajaré más duro en lo que de verdad quiero desear cambiar y mejorar, tanto en mi persona como en mi vida. Se ganó un espacio en mis Post Destacados de Hive. Me encantó leerlo. Gracias! y Feliz año 2025 🎉

Feliz año 2025 y un abrazo de año nuevo. Gracias por incluirme en sus post destacados. Siempre he escuchado que debemos predicar con el ejemplo y terminamos señalando a otros lo que no cumplimos y nos sumamos a esas quejas que no llevan a ningún lado. Recuerdo que la mama de un amigo de la infacncia siempre decía que los quejones no entraban al cielo. Debemos comenzar con nosotros.

Gracias por compartir esta reflexión tan real. Feliz año 2025.

Feliz año 2025 y abrazos de fuerza para que este año sea el mejor de tu vida.