En ocasiones, mantenemos conversaciones con conocidos a un ritmo que, en general, suena armonioso. Sin embargo, ciertas expresiones inesperadas suenan como una nota discordante que irrumpe la armonía, creando un contratiempo que altera el tempo y provoca una respuesta física inmediata en el pentagrama de la conversación. Metafóricamente, no sé si han experimentado sensaciones parecidas, pero a mí me sucedió recientemente. La experiencia vino acompañada de recuerdos de un pasado agitado por un constante vaivén de discusiones. La expresión que desencadenó esa reacción fue la siguiente: "La educación es poder".
La nota discordante de "la educación es poder" abrió un compás nuevo en el pentagrama de mis memorias
English version
Sometimes we carry on conversations with acquaintances at a pace that generally sounds harmonious. However, certain unexpected expressions sound like a discordant note that disrupts the harmony, creating a counter-beat that alters the tempo and provokes an immediate physical response in the staff of the conversation. Metaphorically, I don't know if you have experienced similar sensations, but it happened to me recently. The experience was accompanied by memories of a past troubled by a constant back-and-forth of arguments. The expression that triggered that reaction was the following: “Education is power”.
The discordant note of "education is power" opened a new bar on the staff of my memories
¿Por qué asociamos la educación con el poder? Inmediatamente, en mi mente surgen objeciones a esa aseveración. La razón principal es que la educación, en su esencia, busca iluminar nuestro entendimiento; buscamos adquirir conocimientos para saciar nuestra innato deseo de saber. Así nos pasa desde bebés: somos curiosos y nos exponemos a innumerables sensaciones y escenarios en un mundo completamente nuevo y extraño. A medida que aprendemos, nos adaptamos, alcanzamos un equilibrio que nos permite extender nuestra existencia dentro de la finitud de nuestra vida orgánica; no necesariamente para controlar nuestro entorno de forma arbitraria, sino para para profundizar en nuestra experiencia de vida.
La educación, debe facilitar la exploración de la experiencia humana y así lograr un mayor equilibrio existencial
English version
Why do we associate education with power? Immediately, objections to that assertion arise in my mind. The main reason is that education, in its essence, seeks to enlighten our understanding; we seek to acquire knowledge to satiate our innate desire to know. This is how it happens to us as babies: we are curious and exposed to countless sensations and scenarios in a completely new and strange world. As we learn, we adapt, we reach a balance that allows us to extend our existence within the finitude of our organic life; not necessarily to control our environment arbitrarily, but to deepen our experience of life.
Education should facilitate the exploration of the human experience and thus achieve a greater existential equilibrium
Mi siguiente objeción se centra en las atribuciones que se le otorga a la educación. Se le asigna un "para qué", pero ese propósito, más allá de liberarnos de la ignorancia – una fuente de iluminación intelectual– puede reflejar una limitación no prevista. Ese mismo "para qué", al interactuar con las relaciones entre individuos, puede generar discrepancias entre el comportamiento observado y el deber ser, provocando una disonancia incomodad. La educación, entonces, más que una llave universal para el poder, puede ser un camino con bifurcaciones imprevistas, algunas luminosas, otras que nos llevan a trayectos espinosos.
El "para qué" es más complejo de lo que parece, puede crear una disonancia entre el ideal y la realidad
English version
My next objection centers on the attributions given to education. It is assigned a “for what,” but that purpose, beyond freeing us from ignorance - a source of intellectual enlightenment - may reflect an unintended limitation. That same “what for”, interacting with the relationships between individuals, can generate discrepancies between the observed behavior and the ought to be, provoking an uncomfortable dissonance. Education, then, rather than a universal key to power, can be a path with unforeseen bifurcations, some luminous, others leading to thorny paths.
The “what for” is more complex than it seems, it can create a dissonance between the ideal and the reality
La educación, paradójicamente, no siempre es garantía de un futuro próspero. Consideremos el caso de quienes, tras años de estudio, terminan cometiendo actos delictivos. O pensemos en la infancia que transcurre entre aulas, seguida de una formación universitaria, solo para enfrentarse a la dura realidad de que el éxito dista mucho de lo prometido. A pesar del esfuerzo, la propia voluntad puede verse comprometida por fuerzas externas inabordables. Imaginemos, por ejemplo, al profesional perjudicado por la inflación: tras años de dedicación, su educación no le proporciona el poder suficiente para modificar un escenario económico adverso, para que la inflación deje de ser un factor de angustia en su vida.
Esta situación, lamentablemente común en nuestros días, ilustra la fragilidad de la promesa de la educación. Muchos individuos, altamente capacitados, se ven obligados a aceptar empleos por debajo de sus capacidades, a adaptarse a entornos laborales mediocres que no reflejan su potencial. El peso de la realidad, con sus exigencias económicas y sociales, se cierne sobre ellos, quebrantando el sentido de logro que la educación, en teoría, debería brindar. Se percibe una discordancia entre la formación académica y la realización personal, entre la ilusión y la dura realidad, un contraste que puede resultar complejo para muchas personas.
No todo el esfuerzo se traduce en éxito y la promesa de la educación, aunque poderosa, tambien es frágil
English version
Paradoxically, education is not always a guarantee of a prosperous future. Consider the case of those who, after years of study, end up committing criminal acts. Or consider a childhood spent in the classroom, followed by a university education, only to face the harsh reality that success is far from what was promised. Despite the effort, one's own will can be compromised by unapproachable external forces. Imagine, for example, the professional adversely affected by inflation: after years of dedication, his education does not provide him with sufficient power to modify an adverse economic scenario, so that inflation ceases to be a factor of anguish in his life.
This situation, unfortunately common nowadays, illustrates the fragility of the promise of education. Many highly trained individuals are forced to accept jobs below their capabilities, to adapt to mediocre work environments that do not reflect their potential. The weight of reality, with its economic and social demands, hangs over them, undermining the sense of achievement that education, in theory, should provide. There is a perceived mismatch between academic training and personal fulfillment, between illusion and harsh reality, a contrast that can be complex for many people.
Not all effort translates into success and the promise of education, while powerful, is also fragile
El punto central de mi tesis, tras ofrecer diversos ejemplos, es que el poder no es inherente a la educación, sea esta buena o mala. Sin embargo, sí considero que la educación puede ser dimensionada, asignando a los educados diferentes espacios predefinidos de poder.Esto representa una forma de instrumentalizar a los educados, una práctica que puede estar incrustada en las políticas constitucionales de un Estado o en entornos empresariales, como, por ejemplo, a través de jerarquías laborales o acceso a puestos de poder y recursos. Tal es la educación de nuestro tiempo. Se la relaciona intrínsecamente con el poder, pero la educación y el poder tienen naturalezas fundamentalmente distintas; el alcanzar uno no garantiza el otro y la búsqueda de este último puede alterar la esencia del primero.
El poder, pertenece a quien lo ejerce, no a quién estudia
English version
The central point of my thesis, after offering several examples, is that power is not inherent to education, be it good or bad. However, I do believe that education can be sized by assigning to the educated different predefined spaces of power. This represents a way of instrumentalizing the educated, a practice that can be embedded in the constitutional policies of a state or in business environments, for example, through job hierarchies or access to positions of power and resources. It is intrinsically related to power, but education and power have fundamentally different natures; attaining one does not guarantee the other, and the pursuit of the latter can modify the essence of the former.
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