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¿Has regresado alguna vez? Sí, más de una. ¿Te has marchado? También. ¿Cómo ha sido, cómo ese corazón ha respondido? La tristeza, el dolor y la soberbia son el equipaje que cargamos al partir, dejando poco espacio para el renacimiento.
Cuando David tenía cuatro años, fui notificado que estaba ante las puertas de un divorcio. Sinceramente, no me lo esperaba. Era lógico no esperarlo, porque llevaba una vida en la que no daba calor al hogar. De eso me di cuenta mucho después. Pero en el momento en que se me entregó la notificación, me caí de rabo y sentí un gran dolor. Era algo extraño, algo que nunca había sentido. El llanto se agigantaba cuando pensaba que mi muchacho se alejaría de mí.
El divorcio fue un proceso difícil. Ambos perdimos en esa batalla marcada por el orgullo y el odio. Ella usó a David como arma, y yo me perdí toda su infancia.
Pasaron los años y un día en el que me iba a reunir con mi hermano Enrique en la ciudad de los Teques, en Venezuela, en un centro comercial, me tropecé con ella. No lo niego, al ver a esa mujer de piel canela y buenas caderas, se me arrugaron las medias. Estaba preciosa y provocaba abrazarla y besarla. Ella no colocó obstáculos a mi acercamiento. Inmediatamente, la invité para conversar en un restaurante del mismo centro comercial. Estar con ella en ese instante fue como si nunca nos hubiésemos peleado. Tan bonita fue la cosa que días después yo estaba viendo a mi hijo.
Luego, en una reunión de unos amigos, coincidimos de nuevo. Esta vez sucedió lo impensable y parecía que la sombra de la reconciliación estaba sobre nosotros. Pero cuando un jarrón se rompe, no vuelve a su estado original, ni que le pongas el mejor pegamento del mundo. Puedes unir todos los pedazos, pero jamás será el original. Decidí alejarme, solo quedó la amistad.
El dolor de esa separación fue tan grande que no me dejó ansias de un amor así o mejor. Me casé nuevamente, pero no entregué mi corazón como antes. Por supuesto, había identificado mis anteriores errores, pero no me nacía del corazón amar como lo había hecho con anterioridad. Eso fue un grave error.
Con mi segunda esposa duré mucho tiempo, aunque la mitad de nuestra vida en pareja estuvo marcada por ausencias debido a mi trabajo. Cuando decidí quedarme en casa, las grietas ya eran profundas. Intentamos repararlas, pero las peleas y los celos hicieron imposible reconstruir lo que una vez tuvimos. Fueron varias reconciliaciones, pero al final el jarrón nunca pudo volver a ser original y ni siquiera pudimos fabricar uno nuevo.
Casos similares he visto en amigos y familiares. Las rupturas han sido causadas por traiciones, problemas económicos, ausencias laborales... Y pare usted de contar. No hay nada peor que poner la profesión por encima de la familia.
Según mi experiencia de más de 20 años, puedo decir que no hay nada que reanudar con nadie. Si hay una ruptura, lo mejor es tomar otro camino. Soy un hombre muy rencoroso, y no doy espacio para rencauchar una relación sin importar quién sea el culpable y sin importar si es u a relación de pareja, de amistad o familiar.
La única persona con la que me comporté como debía, con la que nunca peleé, fue Miriam. Pero ella se fue para no volver jamás, y eso me dejó el corazón hecho pedazos; soy un jarrón caído. Hoy, después de 13 años, aún lloro su partida. Falleció el 17 de noviembre de 2011. Si la volviera a ver, sería como encontrar el jarrón original; la amaría mucho más que ayer. Juntos teníamos un jarrón Ming en perfectas condiciones. La extraño.
No hay problema, es solo lo que pienso ahora.
Todos los Derechos Reservados. © Copyright 2021-2025 Germán Andrade G.
Contenido original, escrito para:
Y volver, volver, volver… 1+ 1 = Juntos por @rosahidalgo.
Es mi responsabilidad compartir con ustedes que, como hispanohablante, he tenido que recurrir al traductor Deepl para poder llevar mi contenido original en español al idioma inglés. También, hago constar que he utilizado la herramienta de revisión gramatical Grammarly.
Caracas, 7 de febrero del 2025
English
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Have You Ever Returned? Yes, more than once. Have You Ever Left? I have, too. How was it? How did your heart respond? Sadness, pain, and pride are the baggage we carry when we leave, leaving little room for rebirth.
When David was four years old, I was notified that I was at the doorstep of a divorce. Honestly, I didn’t see it coming. It made sense not to expect it because I was living a life where I didn't bring warmth to the home. I realized that much later. But the moment I received the notification, I fell flat on my back and felt immense pain. It was something strange, something I had never felt before. My grief grew even stronger when I thought about my little boy being taken away from me.
The divorce was a difficult process. We both lost in that battle, marked by pride and hatred. She used David as a weapon, and I missed out on his entire childhood.
Years passed, and one day, as I was heading to meet my brother Enrique in Los Teques, Venezuela, at a shopping mall, I ran into her. I won’t deny it—my knees went weak when I saw that caramel-skinned woman with her beautiful curves. She looked stunning, and I wanted to hug and kiss her. She didn’t resist my approach. Immediately, I invited her to talk at a restaurant in the same mall. Being with her at that moment felt as if we had never fought. It was so beautiful that just days later, I was seeing my son again.
Later, at a gathering with some friends, we ran into each other once more. This time, the unthinkable happened—it seemed like the shadow of reconciliation was upon us. But when a vase breaks, it never returns to its original state, no matter how strong the glue is. You can put all the pieces back together, but it will never be the same. I decided to walk away, and all that remained was friendship.
The pain of that separation was so profound that it left me with no desire for a love like that—or even a better one. I remarried, but I never gave my heart as I once had. Of course, I had recognized my past mistakes, but deep inside, I couldn’t love the same way again. That was a terrible mistake.
I was with my second wife for a long time, but half of our life together was marked by my absences due to work. When I finally decided to stay home, the cracks were already too deep. We tried to mend them, but the fights and jealousy made it impossible to rebuild what we once had. We reconciled several times, but in the end, the vase never became whole again—not even a new one could be made.
I have seen similar cases among friends and family. Breakups have been caused by betrayals, financial problems, work-related absences… and so much more. There is nothing worse than putting your career above your family.
Based on my experience of more than 20 years, I can say that there is nothing to resume with anyone. If there is a breakup, the best thing to do is to go another way. I am a very spiteful man, and I do not give space to renew a relationship no matter who is at fault, and no matter if it is a couple, a friendship, or a family relationship.
The only person I ever treated the way I should have—the one I never fought with—was Miriam. But she left, never to return, and that shattered my heart; I am a broken vase. Today, after 13 years, I still cry for her departure. She passed away on November 17, 2011. If I ever saw her again, it would be like finding the original vase; I would love her even more than before. Together, we had a flawless Ming vase. I miss her.
No problem, it's just what I think now.
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The original content was written for:
back, back, back... 1+ 1 = Together by @rosahidalgo.
Caracas, February 7th, 2025
It is my responsibility to share with you that, as a Spanish speaker, I have had to resort to the translator Deepl to translate my original Spanish content into English. I also state that I have used the grammar-checking tool Grammarly.
El mundo no está hecho para los que somos diferentes. Aun así, seguimos luchando por sobrevivir.
The world is not made for those of us who are different. Even so, we continue to struggle to survive.
Un poquito de pega loca podría ayudar, je, je, je. No he pasado por esas experiencias, la mamá de mi hija Sofía falleció seis meses después de que Sofía nos dejara a causa de la leucemia al cumplir los 11 años. La mamá de mi hijo Matthew, de marcada cultura británica, sencillamente sexo casual y bendecido con un hermoso muchacho que pronto cumplirá los 9 años. Desde hace quince años que vivo en Canadá, he aprendido que el amor no es una cadena que esclaviza a los cónyuges. Aquí son de mentalidad muy abierta y según entiendo, la relación en pareja tiene un objetivo claro: la continuación de la estirpe.
!PIZZA
!LADYEs triste pero muy real, las traiciones, problemas económicos, ausencias laborales, y otras cosas, son motivos de rupturas, y si, creo que se requiere mucho amor y empatía para salvar o recuperarlas, gracias por compartir tus experiencias amigo @germanandradeg, un abrazo con cariño,
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Gracias a ti mi linda por tu visita.
Hola, @germanandradeg, el amor con sus sabores dulces y amargos, que bien vividos con todo lo que trae, son la confirmación de que estamos vivos. Saludos y que tengas un buen fin de semana. 😊