Estoy profundamente sorprendido y agradecido por haber sido seleccionado entre el inmenso mar de participantes que compartieron sus maravillosos comentarios en la primera iniciativa interactiva de Séptimo Día. Felicito a todos los participantes, especialmente a mis compañeros de pódium.
Ahora, enfoquémonos en la imagen presentada para esta segunda iniciativa.
Esta imagen me transporta inmediatamente al año 2017, un año que marcó un antes y un después en mi vida.
Lo que voy a compartir no es nuevo; he hablado de esto en varias ocasiones dentro de la comunidad de @holos-lotus para crear conciencia sobre el hecho de que no todos somos iguales. Algunos de nosotros somos muy diferentes, y eso no tiene nada de malo. Me refiero a mi condición de Asperger.
Descubrí mi condición, pasado los 50 años, y al enterarme, sentí como si una luz celestial iluminara mi ser. Estaba atrapado en la mazmorra más oscura del castillo más aterrador.
Sin embargo, no solo este descubrimiento llegó a mi mente. También recordé el día en que falleció mi hermano Enrique, en junio de 2020. Después de una larga agonía debido a una enfermedad brutal, mi querido hermano dejó de respirar en mis brazos. Lloré como un niño, pero no solo por su muerte, sino por el gran sufrimiento que vivió y por saber que ya no había esperanzas.
Esa madrugada decidí llamar a mi hermano Tony para darle la noticia. Al cerrar la llamada, el llanto se desvaneció y sentí una brisa fresca que me envolvía por completo, creando una sensación de paz. En ese momento, no me perdoné lo que sentía. La muerte de Enrique me había liberado de la angustia de no saber cómo ayudarlo y del dolor de ver su sufrimiento.
El sentimiento de culpa me acompañó hasta que me reuní con Silvana, una amiga italiana que encontré en un centro comercial en Maracay. Ella conocía la noticia y todo lo que vivimos durante esos nueve meses. Su comentario fue reconfortante: "Te entiendo; he vivido algo similar con la enfermedad de mi difunto esposo y también sentí alivio cuando llegó la muerte." Al escuchar sus palabras, sentí como si una luz mágica iluminara mi rostro después de haber estado sumido en la oscuridad por sentirme culpable.
Vaya lo que esta imagen me ha hecho recordar, @emiliorios. ¡Qué viaje tan intenso!
¡Muy, muy intenso!
Sorprendentemente se ha dado todo el contexto.
Bueno, no sé qué decir, son un fan de la manera como redactas reflexiones y hechos.
Saludos y mi agradecimiento, @germanandradeg