He leído este maravilloso escrito y fue imposible que no se desbordaran algunas lágrimas de mis ojos.
Consumiendo tus letras, me trasladé a la madrugada del 6 de junio del 2020, cuando mi hermano, estaba por partir de este plano. Ya sus fuerzas habían desaparecido, solo podía mover sus ojos y demostrar con gemidos que la enfermedad estaba ganando la batalla; su mirada demostraba terror.
Me acerqué y le acaricié el cabello con una mano mientras que con la otra le sobaba su brazo derecho. Estaba por fallecer y se resistía. Su dolor y miedo eran tan intensos, que en mis oraciones le pedía al universo que se lo llevara de inmediato. Sentía culpa por esa petición, pero entendía que era lo mejor, era el fin de su sufrimiento.
Acariciándolo le expresé:
-Déjate, vete, suelta, no tengas miedo, es lo mejor, estoy contigo y nuestros padres están allá esperándote con amor.
De sus ojos brotaron lágrimas que se quedaron incrustadas en mi memoria, dejo de quejarse y partió.
Qué hermoso escrito Tiba (@tibaire), el amor es el puente.
Cariños.
Ufffff mi corazón se puso chiquitito al leerte. Fuiste el puente de amor que le ayudó a trascender. Hermosa labor, aunque a veces nos sintamos culpables... Ayudar a cruzar ese umbral es una tarea de ambos, el que parte y el que despide. Gracias por abrir tu corazón y compartir ese momento de tu vida conmigo.