invitación a reflexionar sobre la importancia de dejar ir aquellos comportamientos, que de tanto repetirlos, hemos ido convirtiendo en necesidades que pueden llegar a resultarnos muy dañinas. Les comento…Saludos, la amiga @miriannalis en su columna para la comunidad de @holos-lotus nos deja la
Todos abordamos la vida desde nuestras creencias, es lo natural, no hay otra forma de hacerlo. Desde niños el entorno y quienes nos rodean van dejando en nosotros un arsenal de ideas que funcionan como guías para andar nuestro camino en la vida.
A veces estas ideas pueden tener mucho sentido, nos humanizan, nos convierten en personas más sensibles, nos ayudan a valorizar las relaciones con los otros. Pero otras veces pueden ser vehículos que instalan en nuestra mente formas de ver la vida completamente inconvenientes.
No es fácil distinguir unas de otras, a veces pensamos que alguna creencia nos lleva por buen camino y resulta que no es así.
Por eso es importante dedicar tiempo a reflexionar sobre nuestra manera de actuar. Es conveniente preguntarnos con frecuencia, cuestiones del tipo: ¿por qué estoy haciendo las cosas así?...¿ A dónde llego con este pensamiento.?

Cuando leí la publicación de Mirianna, algo resonó en mí, me sentí identificado con lo que describía en su escrito.
Mientras leía ese excelente texto de mi querida amiga pensaba en algo que siempre está presente en mi mente: la necesidad de anticipar futuros posibles.
Gasto tiempo y energía pensando en un tiempo que no existe, donde las cosas van a ser de tal o cuál modo. Cualquier examen razonable de la situación llevaría a la conclusión de que hay mucho de inútil en esa forma de pensar, son muy pocas las probabilidades de que las cosas puedan ocurrir realmente como las anticipamos. Pero eso es precisamente parte del problema, seguir actuando de una forma aunque se sepa que es irracional.
No me es difícil encontrar en mi historia familiar algún rastro que pueda explicar cómo llego a mi mente la costumbre de pensar así.
Siendo muy niño, quizá de unos siete u ocho años, recuerdo de forma muy nítida a mi padre llegando a casa los días de quincena. Colgaba en un gancho su paltó, aflojaba la corbata, y llamaba a mi madre para que se sentaran en la mesa de la cocina. Acto seguido, sacaba un sobre del bolsillo del pantalón y lo extendía en la mesa, allí estaba todo el dinero del que dispondríamos hasta la próxima quincena.
Mi padre y mi madre comenzaban a anotar cada partida en un cuaderno escolar, lo de la comida, lo del pasaje, lo de las medicinas, lo del vestuario, útiles escolares…y cada una de las cosas que necesitaríamos.
Mi madre era la responsable de que ese presupuesto se ejecutara de forma estricta. Y casi siempre en las conversaciones de sobremesa mi padre preguntaba a mi madre: ¿Cómo vamos con el presupuesto…? Una vez que otra mi madre decía que teníamos que ajustar aquí o allá porque se había presentado un imprevisto.

Ese modelo de ser previsivo se quedó en mi mente, y debo reconocer que en muchas ocasiones me ha sido útil. Gracias a esa conciencia de ajustar los gastos a los ingresos pude dar relevancia a la educación de mis hijos , a la construcción de la casa y poder llegar a esta edad con las cosas que tengo.
Sin embargo, también tengo que reconocer que muchas veces me ha vencido la tentación de estar previendo más de la cuenta, y he dejado de hacer cosas, también importantes, pensando que quizá podría estar usando recursos que necesitaría más adelante.
Si bien es cierto que en los años juveniles ese ser previsivo quizá tendría más justificación, por aquello de que era responsable de la educación de los hijos; ahora continuar siendo así no tendría mucho sentido. Total, ya no estoy criando a nadie, mis hijos se valen por sí mismos, y mi esposa y yo tenemos lo necesario para continuar adelante.
Pero como decía aquella canción de los ochenta, compuesta por el mexicano Juan Gabriel e interpretada por la conmovedora Rocío Durcal: “la fuerza de la costumbre es más fuerte que …”
A estas alturas del partido, con setenta años en el saco, pareciera una completa necedad continuar anticipando todo. Hace rato que debería haberme dejado de eso, sin embargo no ha sido así, lo que indica que tengo que ponerle más empeño al asunto. No debería aplazar por más tiempo el soltar esa necesidad inútil de continuar siendo así de previsivo…
Gracias por tu tiempo.
invitation to reflect on the importance of letting go of those behaviors, that by repeating them so much, we have been turning them into needs, which can become very harmful. Let me tell you...Greetings, the friend @miriannalis in her column for the @holos-lotus community leaves us the
We all approach life from our beliefs, it is natural, there is no other way to do it. Since we are children, our environment and those around us leave in us an arsenal of ideas that work as guides to walk our path in life.
Sometimes these ideas can make a lot of sense, humanize us, turn us into more sensitive people, help us to value relationships with others. But other times they can be vehicles that install in our mind ways of seeing life that are completely inconvenient.
It is not easy to distinguish one from the other, sometimes we think that some belief leads us on the right path and it turns out that it is not so.
For that reason it is important to dedicate time to reflect on our way of acting. It is convenient to ask ourselves frequently questions such as: why am I doing things this way, where am I going with this thinking?
When I read Mirianna's publication, something resonated in me, I felt identified with what she described in her writing.
While I was reading that excellent text of my dear friend, I was thinking about something that is always present in my mind: the need to anticipate possible futures.

I spend time and energy thinking about a time that does not exist, where things are going to be this or that way. Any reasonable examination of the situation would lead to the conclusion that there is a lot of futility in that way of thinking; there is very little chance that things can actually happen as we anticipate them. But that is precisely part of the problem, to continue to act in a way even though we know it is irrational.
It is not difficult for me to find in my family history some trace that might explain how the habit of thinking this way came into my mind.
As a very young child, perhaps about seven or eight years old, I remember very distinctly my father coming home on fortnightly days. He would hang on a hook his suit coat, loosen his tie, and call my mother to sit down at the kitchen table. Then he would take an envelope out of his pants pocket and spread it out on the table, there was all the money we would have until the next fortnight.
My father and my mother began to write down each item in a school notebook, the food, the ticket, the medicines, the clothes, school supplies... and each of the things we would need.
My mother was responsible for making sure that this budget was strictly executed. And almost always in the after-dinner conversations my father would ask my mother: How are we doing with the budget...? Every once in a while my mother would say that we had to adjust here or there because something unexpected had come up.
That model of being forward-thinking stuck in my mind, and I must admit that it has served me well on many occasions. Thanks to that awareness of adjusting expenses to income, I was able to give relevance to my children's education, to the construction of the house and to be able to reach this age with the things I have.

However, I also have to admit that many times I have been overcome by the temptation to be foreseeing more than necessary, and I have stopped doing things, also important, thinking that maybe I could be using resources that I would need later.
While it is true that in my younger years, this foresight might have had more justification, since I was responsible for the children's education; now it would not make much sense to continue being like that. After all, I am no longer raising anyone, my children are fending for themselves, and my wife and I have what we need to keep going.
But as that song from the eighties, composed by the Mexican Juan Gabriel and sung by the soulful Rocio Durcal, said: "the force of habit is stronger than ..."
At this stage of the game, with seventy years in the bag, it would seem utter folly to continue to anticipate everything. I should have given up on that long ago, but I haven't, which indicates that I need to put more effort into the matter. I should not put off any longer to let go of this useless need to continue to be so predictive...
Thank you for your time.
Translated with DeepL.com (free version).





Comunidad Be Entrepreneur

Los cambios en sí cuestan mucho se necesita paciencia y valor para realizarlos pero se consiguen de una u otra forma, sobre todo, aquellos en los que sentimos estamos siendo afectados.
¡Que la salud, la serenidad y la buenaventura te acompañen siempre y te iluminen los caminos de la realización de aquello que anhelas junto a los tuyos.
Afectos!🎯🎯Los años son los años, estimado @irvinc y hay hábitos que van quedando en nuestra sangre como si fueran moléculas sin las cuales no podríamos respirar.
Hola, me identifico con sus pensamientos aunque aún estoy criando dos adolescentes y tengo que ser previsiva en especial viviendo en Venezuela, en esta etapa de su vida en la que el nido está vacío simplemente relajese un poco, a dios gracias es escritor acá y puede ahorrar un poco haciendo lo que disfruta y así otras actividades amenas. Ciertamente los excesos no son buenos, feliz noche.
«El que guarda siempre tiene», decía mi padre y eso quedó grabado, cuesta desprenderse de recursos que creemos podremos necesitar después, ocurre igual con el dinero y eso tiene sus ventajas por lo que atesorar por si acaso surge algo, se ve como una buena táctica. Pese a que cuando miramos hacia atrás, vemos como siempre se pudo resolver todo, no es fácil dejar de anticipar ese futuro que aunque incierto, está allí en lo posible.
Saludos cordiales.
Buen post, gracias por compartir.
@tipu curate 8
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Muy interesante su post. Cierto, es necesario despojarse de algunas costumbres, pero considero que ser previsivo, con mesura, es bueno. Saludos desde Cuba