Por lo general, uno ve lo malo en el otro, y este lo ve en ti. ¡Qué ironía! Ahora, imagina en cambio, ver el bien en el otro, y este en ti. Quizás, el mundo sería mejor si actuamos en consecuencia. Además, ponerse los zapatos del otro, es más fácil que exigir que se nos entienda. Al final, son actos de amor, incluso, el perdón.
Qué tengas una hermosa época decembrina.
Saludos.