Me encantó encontrarme con una publicación de nuestro amigo @emiliorios y ver que, se trataba de una entrada a su dinámica del Domingo de 7mo día. Y lo que más me gustó fue el tema al que nos invita a conversar. ¿Cómo haces para amarte? y es que saber amarnos, no es tarea fácil. De niños nos amamos sin condiciones, pero luego el entorno y lo que recibimos va transformando todo ese amor en dudas, miedos, complejos y más. Lo importante es superarlos y reconciliarnos con nuestro amor propio. De eso se trata el tema de esta semana y estoy feliz de poder participar.
Imagen creada por mí, en Paint Tool Sai.
Una hoja en blanco:
Nacemos limpios como una hoja en blanco y es a medida que crecemos y recibimos cosas buenas y malas del entorno, que vamos forjando una personalidad, una autoestima y una valoración de nosotros mismos. Los halagos, el respeto, amor, rechazo, insultos, abandono, risas, valoración, diversión, en fin, todo lo que recibimos en el ámbito de nuestra crianza, nos proporciona, las herramientas para ser quienes seremos de adultos.
Basándonos en que, lo que somos es el reflejo de lo que recibimos de niños, podemos reconocer que todo eso es cambiable, que no somos tontos, como alguien quizás halla dicho, o que no somos feos, o torpes o mal educados, o lo que sea. Es decir, esa etiqueta, que alguien te colocó, no era más que su opinión, no tu realidad. Ahora bien, nuestros comportamientos también se ven afectados por el entorno y lo que recibimos como guía en nuestra crianza. Si tienes algún comportamiento que no te hace sentir bien y te genera incomodidad, es probable que venga acompañándote desde la niñez. Lo importante es detectarlo, reconocerlo y cambiarlo si eso nos produce bienestar.
De cómo aprendí a amarme:
Sin duda alguna, la crianza que me dieron mis padres, tuvo y tiene muchísimo que ver en mi forma de amarme. Reconozco que soy inmensamente afortunada, pues desde niños, mis hermanos y yo, recibimos, mucho amor, respeto, comprensión y sobre todo libertad.
Fuente
La salud:
Sin embargo, hay espacios de mi vida, en los que no me he amado como es debido y uno de ellos es la salud física. Le huyo al ejercicio. He intentado eso sí, hacerlo e integrarlo a mi vida, pero no me enamora, no me llama la atención y termino abandonando cualquier actividad que se le parezca. Me inscribí en gimnasios, he hecho: aerobics, bailo terapia, caminatas, ejercicios guiados, etc. Siempre termino abandonándolo.
Pero mi amor hacia mí, me hace recapacitar y buscar la forma de añadir a mi vida, esa energía y los beneficios que da el ejercitarse. De manera que de lunes a viernes bien tempranito, llevo a los niños a la escuela, caminando y después de dejarlos, doy varias vueltas por el área donde vivo y después regreso a casa. Quizás no sea mucho, pero siento que al sumar esa actividad a mis mañanas, estoy dando un buen paso hacia mi salud.
También he mejorado increíblemente mis hábitos alimenticios. Disminuyendo casi en su totalidad al azúcar en mis comidas, y digo casi, porque si me regalan un pedazo de torta o un dulce de arroz con leche y lechosa, no le digo que no, pero eso no es todos los días. Comprendí lo dañino que es el azúcar y por amor a mí, a mi vida, a mis hijos, esposo y familia, la eliminé.
En lo físico:
Si hay un aspecto en el que nos criticamos y mucho, es el aspecto físico. Que si no me gusta el cabello, que si mi nariz parece una papa, que mis ojos no son azules, que mi piel no es tersa, que mis pies, que mis manos, que mis piernas y vaya que podemos terminar muy mal, si nos dejamos llevar por toda esa cantidad de complejos, que no nos benefician en nada.
La sociedad y sus estándares de belleza, afecta mucho.
Yo aprendí a amarme y a aceptarme tal cual soy cuando tenía más o menos 26 años. De adolescente me sentía rarita, pero es que en la adolescencia sentirse así es normal. De los 20 a los 26, me sentía y era gorda, bastante pasada de peso y aún así era feliz con mi cuerpo, me amaba tal cuál era. Algunos no entendían porque me gustaba estar así, y no era que me gustara ser gorda, sino, que me amaba y entendía mi proceso. Ahora soy todo lo contrario y también me amo mucho.
Después de bajar mucho de peso, quedaron en mi cuerpo zonas con mucha flacidez, y me sorprende ver cómo algunas personas que me rodean, creen que eso me afecta o me acompleja. Algunos me miran de reojo, como queriendo disimular que vieron mis brazos flácidos, por ejemplo. Otros van directo al grano y me preguntan si me gustaría operarme. Yo luzco orgullosa cada parte de mí. Me visto con franelas de tirantes, con blusas de manga corta, y ni siquiera me acuerdo que en mi cuerpo existen zonas "blanditas", solo me fijo cuando me las recuerdan. Y la verdad amo esas zonas, porque forman parte de mí, de mi historia y de lo que soy. No cambiaría nada de mi cuerpo. Eso de las cirugías me parece doloroso.
¿Cómo amar nuestro físico?
Aceptándolo. Hay un dicho que dice más o menos así: "No quieras ser una manzana roja, si naciste siendo una naranja" Por mucho que desee que mi piel sea morena y tostadita como la canela, nací de piel blanquita como la leche, no puedo cambiar de piel, ni las culebras que si pueden, logran tener otro color u aspecto, siempre se ven de la misma forma. Yo amo mi color de piel y eso que me encantan los morenos.
Si eres de caderas anchas por tu herencia genética, pues ama tus caderas, es tu cuerpo, viene contigo desde que viniste al mundo. Esa ventana que te muestra el mundo, son tus ojos, ámalos. Tus manos tan hábiles y fieles, son hermosas. Tus pies que te llevan a donde quieras, ámalos. Todo tú eres único, hermoso(a), ámate.
Aceptándonos como somos, fortalecemos nuestra autoestima. Una manera muy efectiva de aceptarnos, es reconocer que no todos somos iguales y que cada quien a su manera tiene defectos y virtudes que nos hacen diferentes y únicos.
Amar nuestra forma de ser:
Amar nuestra forma de ser es valorarnos y reconocer que somos únicos y grandiosos. Amar nuestra forma de ser, es aceptar y validar nuestras emociones. Es comprender que podemos equivocarnos y perdonarnos por eso. Es buscar nuestro bienestar, sin pasar por encima de otros. Es vivir en armonía con nuestros pensamientos. Es consentirnos, cuidarnos y entender que como seres humanos que somos, estamos formados de un sin fin de emociones y sensaciones que si aprendemos a reconocer y a aceptar, podemos avanzar en nuestro crecimiento personal.
Juzgarnos es un generador de complejos y sensaciones negativas, que no nos dejan nada positivo. Las fallas, forman parte de nuestro ensayo y error. Buscar el aprendizaje en nuestras equivocaciones y comprometernos a no repetir el error es una gran forma de aprender a no juzgar nuestras acciones.
Dedicarnos tiempo y cuidados, es también una gran manera de amarnos. Los cuidados no solo en el ámbito de la salud, interna, sino también en la salud mental y en la estética. Regalarnos tiempo de esparcimiento y entretenimiento. Tiempo de descanso, de ocio y de relajación. Entender que necesitamos consentirnos, también es amarnos a nosotros mismos.
Fuente
Algunos consejos que me gustaría compartir:
Cuando tenía 26 años, descubrí los audio libros de Louise Hay (creo que ya lo he mencionado antes) y comencé a escucharlos a diario. No solo los de sanación, sino también los de valoración personal, y amarse uno mismo. De esos audios quedaron en mí muchos aprendizajes, que se convirtieron en hábitos que todavía practico, y me gustaría compartirlos con ustedes:
- Felicitarse: Elogiarse y aplaudirse uno mismo, los logros y etapas cumplidas es una forma de reconocer nuestro esfuerzo y de valorar lo que hacemos. A mí me gusta felicitarme y decirme a mí misma: "Mi misma, vamos por más"
- Tenerse paciencia: No somos máquinas autómatas. Tenemos nuestro ritmo para hacer las cosas. Si no logramos un objetivo a corto plazo no es cuestión de criticarnos, tengamos paciencia y sigamos insistiendo y confiando en nuestro proceso.
- Perdónate: Perdonarnos es uno de los principales hábitos que deberíamos cultivar. No somos perfectos, solemos equivocarnos. Tenemos la habilidad de seguir construyendo, de recapacitar y tomar el camino correcto. Yo me equivoco y no me quedo atrapada juzgando mi actuar. Me animo y sigo avanzando, tratando de no cometer los mismos errores.
- Aleja el miedo: El miedo es el principal enemigo de todos. Miedo a hacer las cosas, miedo al qué dirán, miedo al fracaso, miedo a equivocarnos, miedo a sufrir, y paren ustedes de contar. Yo soy miope y según la biodescodificación, es por miedo al futuro. imagínense. Para alejar el miedo y poder amarnos a nosotros mismos, basta con cambiar ese pensamiento negativo que te aterroriza, por uno positivo que te produzca confianza, por ejemplo: No voy a lograrlo, por: Yo puedo hacerlo, estoy capacitado y confío en mis habilidades.
- Diviértete: Disfruta de ti mismo. Reconoce tus cualidades, tus emociones positivas y diviértete. Cantando, leyendo, riendo, bromeando. Eres agradable, ocurrente y divertido.
- Agradece: Mi más preciado tesoro. Agradecer por todo en ti. Por tu vida, por tus sentimientos, por tu buena voluntad, por tu ánimo, por tu cuerpo, por todo lo que te representa. Por tu ayer, por tu hoy, y por tu mañana. Agradece. Gracias, gracias, gracias Dios, por mí.
Sin duda, aprender a amarnos y dejar de culparnos o criticarnos, tiene su esfuerzo. Pero es posible. Paso a paso, ir valorando lo que representamos, y lo irrepetible que somos, nos deja muchísimos beneficios.
Gracias por visitarme, leer y comentar.
Congratulations @lilianajimenez! You have completed the following achievement on the Hive blockchain And have been rewarded with New badge(s)
Your next target is to reach 76000 upvotes.
You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOP
Check out our last posts:
Muy interesante su post, con sugerencias útiles. Bendiciones
Gracias!