Me entusiasma volver, a participar en esta secuencia de ejercicios. ¿Quién soy? Propuestos por @damarysvibra. Esta vez la proposición, nos hace revisarnos a conciencia, para poder responder con sinceridad, qué es lo que creemos que a los demás no les gusta de nosotros.
No somos moneditas de oro para gustarle a todo el mundo. Así reza una frase muy popular. ¿Qué fuerte suena, verdad? Sin embargo, sí existe gente a quien le gustamos, pero no incondicionalmente. Siempre habrá algo, que no les guste mucho de nuestra personalidad, y siempre habrá algo que no nos guste mucho de sus personalidades.
La cuestión está en crear un equilibrio que mantenga la armonía en la convivencia.
Creo que lo que no te gusta de mí, es esto:
Tengo muy buena relación con quienes me rodean. Con mi familia, amigos y demás. Sin embargo, a la hora de preguntarme a mí misma, si hay algo de mi forma de ser que no les guste a los demás, me detengo a pensar y así como nos dice @damarysvibra, sé que no puedo adivinar lo que piensan de mí, pero puedo intuir, por sus gestos o comportamientos, cuando hago algo que no les agrada.
¿Y qué es ese algo? Bueno, generalmente, muy frecuentemente, mejor dicho, me entrometo donde no me han llamado. Es decir, los demás tienen su vida, y hacen sus cosas a su manera, y eso está bien. Pero yo no puedo evitar "meter una mano" para ayudar. Ayuda que no siempre es solicitada y puede terminar generando incomodidades. Por ejemplo: A mis sobrinos o a mis hijos, les arreglo el cuello de sus camisas, suéteres o chemises, y es que no puedo evitar dejarlos ir con el cuello todo torcido. No logro entender cómo no les incomoda andar así todos choretos. Entonces me acerco y los organizo. Si están de buen humor, se dejan hacer, pero si no andan de buen ánimo, me demuestran claramente su incomodidad. Yo he intentado dejarlos así, pero es algo superior a mí.
Mi hermana se coloca los zapatos deportivos con la lengüeta torcida, y eso me da de todo, ja, ja, ja, antes se lo indicaba; le decía "Oye, tienes las lengüetas de los zapatos torcida" Después me di cuenta de que no le agradaba mucho que le corrigiera ese aspecto de su vestimenta y dejé de sugerirle que las enderece. Ahora simplemente veo hacia otro lado, para que no me dé un arranque de ir a enderezarle sus lengüetas. Ella es feliz así y eso no le produce ninguna incomodidad. Soy yo la que de alguna forma quiere que todo esté derecho, será. Entonces hago de tripas corazón y no veo hacia sus pies.
Así como esos ejemplos, me pasa con el resto de mi familia. Les ordeno la ropa de la cuerda si está guindada a lo loco, porque creo que se puede secar con mal olor, o arrugada. Les recojo las cosas que van dejando por el camino y paren ustedes de contar. Lo hago con mi esposo y con mis hijos; por dónde van pasando voy detrás ordenando. Me pregunto si soy muy invasiva o si ellos realmente son muy desordenados...
Cuando visito a mis familiares, les lavo los platos, ja, ja, ja, ja. Recuerdo a una tía que quise mucho, que me decía: "Ay, qué bueno que llegó mi sobri- bella, que me ayuda a lavar los platos", ja, ja, ja, ja. Una amiga, un día de compartir tomando sopa, me dijo cuando me vio dirigiéndome a su fregaplatos: "Ey, tranquila, hoy te toca disfrutar" No sé si le parecía incómodo que me entrometiera en su cocina, tal vez sí.
Y así, otras actitudes más, donde termino entrometiéndome en la forma de hacer las cosas de los demás. Creo que es una ayuda, pero no, la verdad, entiendo que se sientan incómodos con mi forma de querer "ayudarles".
Entonces espero que me soliciten esa "ayuda", y muy gustosa lo hago. Por ejemplo, mis sobrinos, me preguntan: ¿Tía, me veo bien? Y voy y les arreglo el cuello torcido, ja, ja, ja, ja. Ah, además del cuello, ¡les peino las cejas! Es que muchas veces, y no sé por qué, tienen las cejas todas revueltas, como si se hubieran pasado las manos por la cara y se hayan despeinado. Es que además tienen las cejas bastante pobladas, imagínense aquella cara con las cejas como las del "Loco Hugo". ¿Recuerdan ese personaje?
Fuente
En fin, es el síndrome de mamá gallina y de ambulancia, los dos juntos. He aprendido a controlarlo, pero todavía me falta. Con mi hermano menor, era superintensa, como si fuera mi hijo. Hoy en día lo dejo tranquilo, lo dejo hacer, es un adulto y ya tiene a su mamá, je, je, je.
Eso es lo que creo que no gusta mucho de mí. Si existe alguna otra cosa, espero poder mejorarla y enterarme en algún momento.
Saludos, gracias por compartir tu experiencia y reflexión. 😊Hola, @lilianajimenez, como nos encanta "ayudar" a los demás y los demás tan malucos que no se dejan, ja,ja,ja, bueno uno va aprendiendo a y eso es lo importante.
Sí, a veces son ayudad que no han pedido. Pero vamos aprendiendo, es verdad. Saludos.
Me divertí mucho leyendo este post, gracias por el grato momento, me iba imaginando todo y era inevitable sonreír.
Con respecto al caso que mencionaste de tu amiga, puedo entenderla a ella si es que le molesta le ordenen la casa, la limpien o laven los corotos sucios, en mi caso particular no me gusta que lo hagan sin antes consultarme y por su puesto yo decidir jajaja, quizás eso no le guste a algunos, pero bueno así son las relaciones humanas.
Ja, ja, ja, ja, es verdad, no a todos les gusta que les entren así a la cocina. Voy aprendiendo. Gracias por visitarme.
Saludos @lilianajimenez , me gustó leerte, no todos los que nos rodean nos perciben de la misma manera, sólo hay que dejarlos ser y hacernos los los locos.
Un poco sí, es verdad, a veces mirar para otro lado nos ayuda bastante. muchas gracias por tu visita.
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