Cómo dices, lo importante no son ni las paredes ni las puertas, es quienes lo habitan, ustedes son el hogar, ese Frankenstein, que ahora asusta, con el pasar del tiempo será ese lugar sagrado al que uno siempre desea volver. Un abrazo
Cómo dices, lo importante no son ni las paredes ni las puertas, es quienes lo habitan, ustedes son el hogar, ese Frankenstein, que ahora asusta, con el pasar del tiempo será ese lugar sagrado al que uno siempre desea volver. Un abrazo
Gracias. Sabias palabras. Un abrazo