En el mundo actual, la frase "escuchamos, pero no juzgamos" se ha vuelto muy popular, especialmente en redes sociales como TikTok. Sin embargo, ¿realmente aplicamos esta premisa en nuestra vida diaria? ¿Somos capaces de escuchar sin prejuicios, sin ideas preconcebidas?
Hoy quiero compartir con ustedes una experiencia personal que me hizo reflexionar sobre este tema, especialmente en el ámbito médico, que es donde yo me desenvuelvo diariamente. Como saben, estoy realizando mi trabajo de investigación para optar por el título de pediatra. Mi estudio se centra en el impacto de la malnutrición, tanto por déficit como por exceso (desnutrición y obesidad), en el desarrollo psicomotor de niños en edad preescolar.
Con mucha ilusión, me dirigí a un colegio privado de renombre en mi ciudad para solicitar su apoyo. Pensé que sería una excelente oportunidad para trabajar con una población diversa y obtener datos valiosos para mi estudio. Sin embargo, la respuesta que recibí no fue la que esperaba.
Al explicar mi proyecto y solicitar permiso para tallar y pesar a los niños, así como evaluar una escala de desarrollo psicomotor, la persona que me atendió me miró con cierta desconfianza.
"¿Por qué no va a un preescolar público que queda justo al lado?", me preguntó con un tono que insinuaba que los alumnos de esa institución eran "muy particulares y especiales".
Ante mi sorpresa, traté de explicar que mi investigación abarcaba ambas condiciones de malnutrición y que era importante estudiar a niños de diferentes contextos socioeconómicos. Fue entonces cuando escuché una frase que me dejó sin palabras: "Este es el colegio más costoso de la ciudad, no espere malnutridos acá".
En ese momento, sentí cómo mi entusiasmo se desvanecía. Me di cuenta de que, a pesar de la popularidad de la frase "escuchamos, pero no juzgamos", los prejuicios y las etiquetas seguían presentes en nuestra sociedad, incluso en el ámbito de la investigación científica.
La actitud de esta persona me hizo reflexionar sobre la importancia de la empatía y la apertura mental en la investigación pediátrica. ¿Cómo podemos pretender comprender y ayudar a los niños si los juzgamos por su origen social, su nivel económico o su lugar de residencia? ¿Acaso no todos los niños, independientemente de su condición, pueden verse afectados por la malnutrición y sus consecuencias en el desarrollo psicomotor? ¿Acaso no todos los niños merecen la misma atención y cuidado, independientemente de su condición?
Esta experiencia me recordó que como futura pediatra, tengo la responsabilidad de escuchar a mis pacientes sin prejuicios, de ver más allá de las apariencias y de comprender sus necesidades individuales. También me enseñó que la investigación no debe ser exclusiva de ciertos grupos o instituciones. Todos los niños, sin excepción, tienen el derecho a participar en estudios que puedan contribuir a mejorar su salud y bienestar.
A pesar de la decepción inicial, no me rendí. Busqué otras opciones y encontré un preescolar donde me recibieron con los brazos abiertos y me brindaron todo su apoyo. En los próximos días estaré acudiendo para iniciar la recolección de datos de mi proyecto.
Creo que lo más bonito de los niños es esa maravillosa característica de inocencia y cero prejuicios que tienen, me gusta que están siempre llenos de energía y curiosidad por conocer lo diferente a ellos.
Esta experiencia me demostró que, aunque a veces nos encontramos con obstáculos y prejuicios, siempre hay personas dispuestas a escuchar sin juzgar y a colaborar en proyectos que buscan el bienestar de los niños. Es por ello que los invito a reflexionar sobre cómo podemos aplicar la frase "escuchamos, pero no juzgamos" en nuestra vida diaria.
Cierro esta publicación con las siguientes interrogantes ¿Estamos dispuestos a dejar de lado nuestros prejuicios y a escuchar a los demás con empatía y comprensión? ¿Estamos dispuestos a reconocer que la malnutrición puede afectar a niños de todos los estratos sociales y que todos merecen ser estudiados y atendidos por igual?
¡Me encantaría leer sus opiniones y experiencias en los comentarios! Por ahora me despido, nos vemos en la siguiente publicación
Nota Importante: Todas las fotografías son de mi propiedad, tomadas desde mi dispositivo móvil modelo IPhone 12
Wow, de verdad que fuerte, no es fácil lidiar con personas así, sin duda eso es prejuicio totalmente, cuando me pasan ese tipo de situaciones pienso, si Dios dice en la biblia que no debemos juzgar al otro y es lo primero que hacemos en nuestro día a día, particularmente estoy trabajando por quitarme esa mala costumbre de juzgar sin saber, bendiciones amiga y muy bonito tu idea para el proyecto ❤️
Gente con educación pero no con inteligencia, definitivamente. La condición social no condiciona la salud de un niño, aunque obviamente, le ofrece grandes ventajas. Sin embargo nada se hace con contar con grandes recursos económicos si no se tienen los conocimientos en nutrición necesarios y actualizados para el desarrollo sano del infante. Qué bueno que pudiste acceder a otra institución más receptiva, éxitos en tu proyecto.