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En ocasiones, nos encontramos perdidos, confundidos y desorientados en la vida. Nos sentimos como si estuviéramos dispersos en diferentes direcciones, sin un lugar fijo al cual pertenecer.
Esta sensación de estar un poco por todas partes puede resultar abrumadora y agotadora, pero siempre hay alguien sabio y cercano que nos brinda una perspectiva clara y valiosa.
Recuerdo una conversación que tuve recientemente con mi sabia tía. Le compartí mis días malos, esos momentos en los que me siento confundida y sin rumbo.
Le expresé mi deseo de encontrar un lugar al cual pertenecer, de establecerme y dejar de buscar constantemente. Quería sentirme en casa, pero me sentía como un extraño en todas partes.
La respuesta de mi tía fue reveladora y me hizo reflexionar profundamente. Con sabiduría y convicción, me dijo: "Tu casa es la tierra, Martha. Eres de este planeta, y tienes un hogar que se llama planeta tierra". Sus palabras resonaron en mi corazón, y me di cuenta de que estaba buscando en el lugar equivocado.
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La verdadera pertenencia no se encuentra en un solo rincón del mundo, ni en un solo lugar físico. Nuestro verdadero hogar está dentro de nosotros mismos, en nuestra conexión con la tierra y en nuestra capacidad de sentirnos parte de algo más grande.
Somos ciudadanos del mundo, habitantes de este planeta que compartimos con millones de seres vivos.
Es cierto que anhelamos la estabilidad y la sensación de arraigo en un lugar específico, pero también debemos recordar que nuestro cuerpo es la puerta de entrada a ese hogar.
Nuestro cuerpo es la herramienta que nos permite experimentar y explorar este hermoso planeta. Cada paso que damos, cada lugar que visitamos, cada persona con la que nos encontramos, es una oportunidad para conectarnos con nuestra verdadera esencia.
La idea de que la tierra es nuestro hogar es realmente maravillosa. Nos invita a abrir nuestros corazones y expandir nuestra conciencia para abrazar la diversidad y la interconexión de todo lo que nos rodea.
Cuando comprendemos esto, nos llenamos de lo mejor de nosotros mismos. Nos convertimos en seres conscientes y responsables, comprometidos con el cuidado y la preservación de nuestro hogar común.
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Además, la mencionada idea nos recuerda que nuestra verdadera riqueza no se encuentra en posesiones materiales o en el afán de acumular bienes. Nuestra verdadera riqueza radica en las experiencias que vivimos, en los aprendizajes que adquirimos y en las relaciones que cultivamos.
Lo que realmente importa son los momentos compartidos, las sonrisas intercambiadas y el amor que ofrecemos y recibimos.
No olvides que aunque a veces nos sintamos desorientados y buscando un lugar al cual pertenecer, recordemos que nuestro verdadero hogar está dentro de nosotros.
La tierra es nuestro hogar, y cada día es una invitación a explorar, aprender y conectarnos con la maravilla de la vida. Nuestro cuerpo es la puerta de entrada a este hogar, y debemos cuidarlo y respetarlo para poder disfrutar plenamente de nuestra existencia.
Que nuestra mente y corazón se expandan para abrazar esta idea, y así podremos vivir cada día con la certeza de que estamos en casa, en nuestro hogar, en la tierra.
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At times, we find ourselves lost, confused and disoriented in life. We feel as if we are scattered in different directions, with no fixed place to belong.
This feeling of being a bit all over the place can be overwhelming and exhausting, but there is always someone wise and close by to give us a clear and valuable perspective.
I remember a conversation I had recently with my wise aunt. I shared with her my bad days, those moments when I feel confused and aimless.
I expressed my desire to find a place to belong, to settle down and stop constantly searching. I wanted to feel at home, but I felt like a stranger everywhere.
My aunt's response was revealing and made me think deeply. With wisdom and conviction, she said, "Your home is the earth, Martha. You are from this planet, and you have a home that is called planet earth". Her words resonated in my heart, and I realised that I was looking in the wrong place.
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True belonging is not found in one corner of the world, nor in one physical place. Our true home is within ourselves, in our connection to the earth and our ability to feel part of something bigger.
We are citizens of the world, inhabitants of this planet that we share with millions of other living beings.
It is true that we crave stability and a sense of rootedness in a specific place, but we must also remember that our body is the gateway to that home.
Our body is the tool that allows us to experience and explore this beautiful planet. Every step we take, every place we visit, every person we meet, is an opportunity to connect with our true essence.
The idea that the earth is our home is truly wonderful. It invites us to open our hearts and expand our consciousness to embrace the diversity and interconnectedness of everything around us.
When we understand this, we are filled with the best of ourselves. We become conscious and responsible beings, committed to the care and preservation of our common home.
Furthermore, this idea reminds us that our true wealth is not found in material possessions or in the desire to accumulate goods. Our true wealth lies in the experiences we live, the learning we acquire and the relationships we cultivate.
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What really matters are the moments shared, the smiles exchanged and the love we offer and receive.
Don't forget that even though we may sometimes feel disoriented and searching for a place to belong, let us remember that our true home is within us.
The earth is our home, and each day is an invitation to explore, learn and connect with the wonder of life. Our body is the gateway to this home, and we must care for and respect it in order to fully enjoy our existence.
May our minds and hearts expand to embrace this idea, and then we can live each day with the certainty that we are at home, at home, on earth.
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STOPInteresante su reflexión, pienso que es verdad, todos formamos parte de este mundo, de este planeta, pero también hay un lugar de donde podemos venir, bien sea un barrio, pueblo, o país, que tiene características propias que nos formaron, y que por mucho mundo que tengamos recorrido, nos identificaremos más con una zona en particular.
Al menos yo lo veo así, pero sin cerrarme a la idea de que formo parte de algo mucho más allá, mucho más grande. Bonita reflexión.
Cierto, pero a veces ponemos limites que nos encierran y no nos dejan expandir hacia otros destinos que podrían cambiar nuestra vida
Cierto q requerimos estabilidad para poder vivir. Sin embargo creo q la magia está en encontrar esa estabilidad aprendiendo a jugar con la dinámica bien movida del mundo en el que vivimos. Aprender a equilibrar esa estabilidad en un mundo cambiante por naturaleza.
Es correcto, el equilibrio e simportante y no debemos circunscribirlo a un espacio limitado