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Vine al Qigong impulsado por una necesidad imperante de regular mis emociones.
Durante años, me he resistido firmemente a tomar cualquier medicamento psiquiátrico para mantenerme a flote cuando mi serotonina se desploma debido a mi hipersensibilidad hacia todo lo tóxico.
Como resultado, mi vida se ha vuelto un tanto limitada, ya que no puedo hacer todo lo que la mayoría de las personas considera normal. A pesar de las dificultades que he enfrentado, también he encontrado fortaleza en este desafío vital.
Para mí, lo más importante es poder mantener un equilibrio emocional estable. He experimentado repetidamente cómo, en momentos de profunda tristeza, el simple acto de practicar Qigong me transforma por completo y me siento como una persona nueva.
Recientemente, mi Sifu me ha pedido que grabe algo para el programa de entrenamiento de instructores, pero ha sido un verdadero desastre debido a mi tendencia a olvidarlo todo en ese momento.
Sin embargo, cuando me sumerjo en mi práctica de Qigong, siento que entro en un universo paralelo, donde todos los aspectos de mi ser convergen armoniosamente.
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Soy yo misma, conectando con la montaña, escuchando el susurro del viento y sintiendo el lago en lo más profundo de mi corazón.
Enseñar a otros, al menos en este universo, se ha convertido en un desafío abrumador para mí. A veces, puedo transmitir la esencia de la práctica a través de dibujos, pero la comunicación verbal resulta mucho más difícil.
Me encuentro luchando para encontrar las palabras adecuadas y transmitir mis experiencias de manera efectiva. Sin embargo, a pesar de esta dificultad, sigo comprometida con mi propio crecimiento y desarrollo en el camino del Qigong.
Mientras disfrutamos de nuestros cuerpos y nos brindamos amor y compasión, espero que podamos apreciar la oportunidad de ser amables con nosotros mismos.
Cada uno de nosotros enfrenta nuestras propias luchas y desafíos emocionales, pero también tenemos el poder de buscar soluciones que se alineen con nuestra autenticidad y nos ayuden a regular nuestras emociones.
Mi experiencia personal me ha demostrado que elegir conscientemente el camino del Qigong puede abrir puertas hacia una vida más plena y significativa.
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El Qigong es una práctica que va más allá de los límites físicos y alcanza las profundidades de nuestra esencia. A través de la quietud, la respiración y el movimiento suave, podemos encontrar una conexión más profunda con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea.
En cada sesión de Qigong, encuentro un santuario interno donde puedo dejar de lado las preocupaciones del día a día y sintonizar con mi verdadero ser. Es un momento de autodescubrimiento y autocompasión.
El Qigong me ha enseñado a ser consciente de mis emociones y a aceptarlas sin juicio. A medida que practico, aprendo a reconocer mis estados emocionales y a encontrar el equilibrio necesario para transformarlos en energía positiva.
Esta práctica me ha brindado una herramienta invaluable para regular mis emociones y navegar por las aguas turbulentas de la vida.
Aunque a veces me siento frustrada por mi dificultad para enseñar a otros, encuentro consuelo en el hecho de que cada uno de nosotros tiene un camino único hacia la sanación y la autorrealización.
Puede que mi forma de enseñar no sea convencional, pero confío en que aquellos que están destinados a beneficiarse de la práctica del Qigong encontrarán su propio camino hacia ella.
Mi viaje en el Qigong ha sido uno de autodescubrimiento, fortaleza y transformación emocional. A través de esta práctica, he aprendido a regular mis emociones y a encontrar un equilibrio interno que me permite enfrentar los desafíos de la vida con serenidad.
Aunque enfrento dificultades para enseñar a otros, sigo comprometida con mi propio crecimiento y desarrollo en el camino del Qigong.
Mientras disfrutamos de nuestros cuerpos y nos brindamos amor y compasión, recordemos que cada uno de nosotros tiene el poder de encontrar su propia forma de sanación y autenticidad.
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I came to Qigong driven by a compelling need to regulate my emotions.
For years, I have steadfastly resisted taking any psychiatric medication to keep me afloat when my serotonin plummets due to my hypersensitivity to anything toxic.
As a result, my life has become somewhat limited, as I can't do everything that most people consider normal. Despite the difficulties I have faced, I have also found strength in this life challenge.
For me, the most important thing is to be able to maintain a stable emotional balance. I have repeatedly experienced how, in moments of deep sadness, the simple act of practising Qigong completely transforms me and I feel like a new person.
Recently, my Sifu has asked me to record something for the instructor training programme, but it has been a real disaster due to my tendency to forget everything at the time.
However, when I immerse myself in my Qigong practice, I feel I enter a parallel universe, where all aspects of my being converge harmoniously.
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I am myself, connecting with the mountain, listening to the whisper of the wind and feeling the lake deep in my heart.
Teaching others, at least in this universe, has become an overwhelming challenge for me. Sometimes I can convey the essence of the practice through drawings, but verbal communication is much more difficult.
I find myself struggling to find the right words to convey my experiences effectively. However, despite this difficulty, I remain committed to my own growth and development on the path of Qigong.
As we enjoy our bodies and give each other love and compassion, I hope we can appreciate the opportunity to be kind to ourselves.
Each of us faces our own emotional struggles and challenges, but we also have the power to seek solutions that align with our authenticity and help us regulate our emotions.
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My personal experience has shown me that consciously choosing the path of Qigong can open doors to a fuller and more meaningful life.
Qigong is a practice that goes beyond the physical limits and reaches the depths of our essence. Through stillness, breathing and gentle movement, we can find a deeper connection with ourselves and the world around us.
In each Qigong session, I find an inner sanctuary where I can let go of the worries of everyday life and tune into my true self. It is a moment of self-discovery and self-compassion.
Qigong has taught me to be aware of my emotions and to accept them without judgement. As I practice, I learn to recognise my emotional states and find the balance necessary to transform them into positive energy.
This practice has provided me with an invaluable tool to regulate my emotions and navigate the turbulent waters of life.
Although I sometimes feel frustrated by my difficulty in teaching others, I find comfort in the fact that each of us has a unique path to healing and self-realisation.
My way of teaching may not be conventional, but I am confident that those who are destined to benefit from the practice of Qigong will find their own path to it.
My journey in Qigong has been one of self-discovery, strength and emotional transformation. Through this practice, I have learned to regulate my emotions and find an inner balance that allows me to face life's challenges with serenity.
Although I face difficulties in teaching others, I remain committed to my own growth and development on the path of Qigong.
As we enjoy our bodies and offer each other love and compassion, let us remember that each of us has the power to find our own form of healing and authenticity.
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