Queridos amigos de @holus-lotus hoy quiero compartir con ustedes part de mi historia de vida esperando que este compartir sea de ayuda para alguien en su crecimiento personal. Que la sanación llegue a muchos observando como otros han crecido personalmente y han superados obstáculos para ser más felices.
Bienvenidos
🙋♀️Mi historia es un testimonio de cómo los roles dentro de la familia pueden transformarse con el tiempo, a veces de maneras inesperadas.
Durante muchos años, mi madre me trató como a una hermana. Desde la infancia, mis abuelos, sus padres, asumieron el rol de cuidadores y me brindaron todo lo necesario para crecer, mientras que mi madre ocupaba un espacio que, aunque colmado de amor, no se alineaba con el de una madre tradicional.
Esto no significa que nuestra relación careciera de afecto. Al contrario, mi madre siempre estuvo presente, ofreciendo cariño y apoyo, pero en un contexto que, en su mayoría, se parecía más al de una hermandad que a la relación madre-hija convencional. A menudo compartíamos momentos de complicidad y risas, y me sentía afortunada de tenerla en mi vida de esa manera. Sin embargo, había una parte de mí que anhelaba la figura materna más tradicional que, por circunstancias de la vida, no habíamos podido construir.
Todo cambió cuando di a luz a mi primera hija. Fue un momento de felicidad pura, un nuevo capítulo en mi vida que trajo consigo una mezcla de emociones que nunca antes había experimentado. Fue ella quien me acompañó en el momento del parto quien cargó a mi hija primero. La alegría de ser madre, de traer una nueva vida al mundo, era indescriptible. Sin embargo este momento de alegría también fue ensombrecido por la pérdida. Apenas trece días después, mi abuela, quien había sido una figura fundamental en mi vida y en la crianza, falleció. La tristeza y el vacío que dejó su partida fueron abrumadores.
La muerte de mi abuela marcó un punto de inflexión en nuestra familia. Mi madre, en medio de su propio dolor, asumió la responsabilidad de convertirse en una madre y abuela de manera más activa. De repente, comenzó a tomar decisiones que reflejaban su deseo de recuperar el tiempo que no pudo pasar conmigo en ese rol. Ahora se esfuerza por llenar el vacío dejado por mi abuela, proporcionando amor y cuidado incondicional a mis hijos. Sus acciones ahora trazan un nuevo camino en nuestra relación.
Este cambio ha sido muy bueno para nuestra familia. Mi madre ha comenzado a ser una presencia constante en la vida de mis hijos y a participar en cada pequeño momento, desde los primeros pasos hasta las primeras palabras. La energía que dedicaba a reestablecer su rol en mi vida y en la de ellos es palpable. A través de cada gesto, me doy cuenta de que ha ido surgiendo una nueva forma de amor en nuestra familia, uno que podía ser tanto sanador como transformador.
Con el tiempo, he empezado a ver a mi madre no solo como la figura que había sido antes, sino como un nuevo pilar en mi vida, una madre que estaba lista para asumir su papel en la manera que siempre había deseado. Esa transición no ha sido fácil, tanto para ella como para mí. Aún hay momentos de tensión, confusión y reflexión en los que cada una de nosotras lucha por entender nuestra nueva realidad. Pero también hay muchos momentos de alegría, risas y recuerdos, que comienzan a crearse en este nuevo contexto.
Lo que he aprendido a lo largo de esta experiencia es que las relaciones familiares no son estáticas. Evolucionan, cambian y crecen con nosotros. Puede que los roles no sean siempre claros y definidos, pero lo que importa es el amor que se intercambia y cómo nos apoyamos mutuamente. Mi madre ha asumido ese rol de madre y abuela con una dedicación admirable, lo que nos ha permitido crear la relación que siempre supe que era posible, pero que nunca había tenido el espacio para florecer.
Hoy, miro hacia atrás a todos esos años y me doy cuenta de que este camino ha sido una bendición disfrazada. Aunque las circunstancias de nuestra vida nos llevaron por caminos inesperados, me siento agradecida por la oportunidad de vivir esta transformación. La conexión entre mi madre y mis hijos es un regalo que atesoraré por siempre, y así, juntas, seguiremos escribiendo nuestra propia historia de amor y redención familiar.
Este post es libre de IA.
Todas las fotos utilizadas son de mi propiedad.
ENGLISH VERSION
A redemption story
A redemption story
Dear friends of @Holus-Lotus Today I want to share with you to hear from my life story waiting for this sharing to be someone in your personal growth.That healing reaches many observing how others have grown personally and have overcome obstacles to be happier.
Bienvenidos
🙋♀️Life is marked by the complexity of family relationships and, often, these dynamics are challenging.My story is a testimony of how the roles within the family can be transformed over time, sometimes in unexpected ways.
For many years, my mother treated me like a sister.From childhood, my grandparents, their parents, assumed the role of caregivers and gave me everything necessary to grow, while my mother occupied a space that, although full of love, did not align with that of a traditional mother.
This does not mean that our relationship lacks affection.On the contrary, my mother was always present, offering affection and support, but in a context that, for the most part, it looked more like a brotherhood than the conventional mother-daughter relationship.We often shared moments of complicity and laughter, and I felt lucky to have it in my life in that way.However, there was a part of me that yearned for the most traditional maternal figure that, due to circumstances of life, we had not been able to build.
Everything changed when I gave birth to my first daughter.It was a moment of pure happiness, a new chapter in my life that brought with it a mixture of emotions that I had never experienced before.It was she who accompanied me at the time of childbirth who loaded my daughter first.The joy of being a mother, of bringing a new life to the world, was indescribable.However, this moment of joy was also overshadowed by the loss.Just thirteen days later, my grandmother, who had been a fundamental figure in my life and in parenting, died.The sadness and emptiness that left his departure were overwhelming.
My grandmother's death marked a turning point in our family.My mother, in the midst of her own pain, assumed the responsibility of becoming a mother and grandmother in a more active way.Suddenly, he began to make decisions that reflected his desire to recover the time he could not pass with me in that role.Now he strives to fill the void left by my grandmother, providing unconditional love and care for my children.Their actions now draw a new path in our relationship.
This change has been very good or our family will.My mother has begun to be a constant presence in the life of my children and to participate in every small moment, from the first steps to the first words.The energy that I dedicated to reestablishing its role in my life and in them is palpable.Through each gesture, I realize that a new form of love in our family has emerged, one that could be both healer and transformer.
Over time, I have begun to see my mother not only as the figure that had been before, but as a new pillar in my life, a mother who was ready to assume her role in the way I had always wanted.That transition has not been easy, both for her and me.There are still moments of tension, confusion and reflection in which each of us struggles to understand our new reality.But there are also many moments of joy, laughs and memories, which begin to be created in this new context.
What I have learned throughout this experience is that family relationships are not static.They evolve, change and grow with us.The roles may not always be clear and defined, but what matters is the love that is exchanged and how we support each other.My mother has assumed that role as a mother and grandmother with an admirable dedication, which has allowed us to create the relationship that always knew that it was possible, but had never had the space to bloom.
Today, I look back all those years and I realize that this path has been a disguised blessing.Although the circumstances of our life led us on unexpected paths, I feel grateful for the opportunity to live this transformation.
The connection between my mother and my children is a gift that I will treasure forever, and so, together, we will continue writing our own love story and redemption.
Muy inspirar @maylink el transcurso de la vida tiene esos matices, somos afortunadas de reparar en cada detalle. Un abrazo a tu bella familia
Un abrazote para ti. Te amo.
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Bendita familia!
Tú eres parte de ella
Mi corazón seguro que sí!
Bien escrito y descrito, sweety, la familia es y será siempre nuestro refugio