Una meta propuesta y cumplida tiene un efecto maravilloso en el alma, a pesar de lo que pueda costar, el esfuerzo físico y mental para alcanzarla.
Cuando mi hija me invitó a subir el Cerro del hotel Maracay, que forma parte del Parque Nacional Henry Pittier, yo le respondí muy entusiasmada y segura. Si vamos, no subo desde hace dos años, cuando fui con Mariangel el día de mi cumpleaños, pero sí puedo hacerlo.
No contaba con que mis condiciones físicas y quizás mentales no eran las mismas, que las condiciones de la montaña tampoco y que la compañía de mi hija mayor representaba una mayor exigencia que la de Mariangel que es mucho más joven, y ambas seguíamos un paso moderado.
El día domingo bien temprano nos levantamos para salir a las 6 de nuestra casa. Llevábamos agua suficiente y frutas: mandarinas y manzanas, para el camino. Nuestra intención era llegar a las 7 al cerro para evitar el exceso de sol y calor. Pero no sabíamos que el transporte que iba directo al lugar, no estaba trabajando los domingos y tuvimos que tomar otra vía y esto nos retrasó y llegamos a las 9 y media am. Ya el sol estaba intenso.
Pero eso no fue un obstáculo para nosotros y comenzamos el ascenso, por un camino pavimentado, hasta aquí todo fácil. Luego el camino era pedregoso y más inclinado, ahí yo empecé a respirar más fuerte. Mi hija iba adelante, ella está entrenada para hacer esfuerzo físico, es rescatista y salvavidas.
Llegamos a un punto en el ascenso donde había que tomar una decisión.
Continuábamos subiendo por el camino pedregoso o tomábamos un atajo por la montaña. Nos decidimos por este último. La ventaja es que podíamos acortar camino; la desventaja era que había que hacer un mayor esfuerzo físico y sostenerse de las rocas, ramas y raíces de las plantas para ir subiendo. Pero también era más divertido y desde allí podía ver a lo lejos una fila de personas ascendiendo entre las colinas verdes. Y la vista de la montaña era fabulosa.
El sol cada vez se hacía más intenso y tuvimos que detenernos varias veces. Yo ya sudaba copiosamente. La camisa la tenía pegada al cuerpo y sentía los rayos del sol inclemente sobre mi cabeza y no había llevado una gorra para protegerme.
Llegamos al final del atajo y volvimos al camino pedregoso donde las pendientes eran cada vez más pronunciadas. Me costaba mantener el ritmo de la respiración y seguirle el paso a mi hija.
Comencé a caminar más lento y me detuve varias veces bajo la sombra de los árboles del camino. No quería atrasar a mi hija y le dije que siguiera a su paso, pero me dijo que no me iba a dejar atrás. Ella decidió esperarme y yo también reflexione.
La idea de subir a la montaña no era hacer una carrera, sino disfrutar de la naturaleza, en su compañía y, por supuesto, también ejercitarnos. Nuestra meta era llegar al segundo aviso, que resultó siendo el primero porque los cambiaron y regresaron.
A mitad de camino nos encontramos con una familia: el papá, la mamá y el niño, como de 10 años. Todos estaban cansados, pero el papá estaba agotado y apenas podía subir. Los alcanzamos y nos detuvimos a conversar bajo la sombrita. Ellos querían llegar al río y no sabían hasta dónde debían subir para tomar el desvío que lleva hasta allí. Les indicamos que tenían que seguir subiendo por lo menos 20 minutos más.
Nosotras continuamos el camino y ellos seguían detrás. Muchas personas ya venían de regreso y en sus rostros se notaba una expresión de tranquilidad y frescura, a diferencia de la agitada respiración y el cansancio de los que subíamos.
En un momento el niño se me acercó y me comentó.
"Señora, este camino como que es infinito".
Yo le respondí.
"Así parece, pero tú ya sabes hasta dónde vas a llegar"
"Sí, hasta el río".
"Así es, y creo que ya falta poco".
Le pregunté a mi hija cuánto faltaba.
"Ya falta poco, luego de aquel arbolito debe estar el aviso"
Así fue, subimos durante 5 minutos más y por fin alcanzamos nuestra meta. Al lado de un árbol de estaba el aviso. Sentí un gran alivio y abracé al árbol y luego me senté en la tierra y mi respiración volvió a la normalidad. Las personas que iban bajando se detenían también en este lugar.
Al rato llegó la familia con el niño y tomaron el camino que bajaba hasta el río
Ya llegaron, le dije al niño: —Disfruta de ese lugar que es hermoso.
Se fue contento, seguido de sus padres. Fue una buena experiencia para él.
Y nosotras aprovechamos de comer las frutas y tomar fotografías. Una hora duró el ascenso y ahora había que descender. Pero después de ese gran esfuerzo, bajar fue más fácil, aunque había que frenar la velocidad para no resbalar.
Al llegar abajo mi cuerpo y mi mente estaban relajados. Qué maravillosa me sentía no solo el haber llegado a una meta sino por todo lo que encontré en el camino. La naturaleza con su energía revitalizadora, las personas con las cuales compartimos momentos agradables y, al final de esto, una experiencia, algo nuevo que contar.
No ponerse límites, confiar en las fuerzas y capacidades. Sí, es necesario hacer no solo una, sino varias pausas, y ver el panorama desde otra perspectiva. Tomar otro camino si es más ventajoso. Andar en el camino acompañado. No te averguences si vas a tu ritmo. Y no importa si tenemos que bajar o subir, lo importante es disfrutar de la caminata
Muchas gracias por leer estas reflexiones y experiencias que escribí luego de subir la montaña y llegar a la meta y que comparto con ustedes en la comunidad Holos&lotus.
Todas las fotografías son de mi autoria.
Qué hermosa reflexión, me alegra que hayas compartido ese momento especial con tu hija y que tuvieran la fortaleza para llegar hasta la meta pactada por más del cansancio y el agobio del día. Empezaron la travesía con un imprevisto que podría haber sido un obstáculo, lo del transporte y que se demoraran más de la cuenta en llegar, pero a pesar de ver modificado el plan y que ahora les iba a ser más complicado por el sol intenso, eso no las detuvo y pudieron sortear las dificultades. Un gran buen aprendizaje y un bello paisaje, amo la naturaleza y lo mucho que te revitaliza. Gracias por compartir ✨
Qué bueno que a pesar de tus dolencias te diste una oportunidad de poder compartir esta experiencia con tu hija 😊 Sin duda alguna, las metas le dan propósito, sentido y color a nuestra vida, y cada vez que alcanzamos la meta sentimos una satisfacción tan única que no tiene precio 😃👏👏
Gracias por compartir tu valiosa experiencia @popurri 🙂 Y que sigan las metas y los éxitos para ti 👍 Saludos 👋
Hola @popurri, qué buen paseo y con cansancio y todo llegaron a su meta y sobre todo disfrutaron del espectáculo natural que se abría ante sus ojos. Mi esposo y yo de vez en cuando decimos: Deberíamos retomar la ida al cerro y sale un coro que responde uju, aja, pero no salimos, Ja,ja,ja,
Felicitaciones por esa meta cumplida y que tengan un bello fin de semana, 🙂
Hola @damarysvibra.
Jajaja yo creo que deben animarse. Es un gran paseo y a pesar del gran esfuerzo... se difruta.
Muchas gracias por tu comentario y las felicitaciones 😘.
Felíz y bendecida noche y un maravilloso fin de semana. ✨️
Sending you an Ecency curation vote
Muchas gracias @melinda0101000 y Ecency por este apoyo.
Saludos y bendiciones ✨️🌷
My pleasure!
!INDEED
(8/50)
@popurri! @melinda010100 Totally agrees with your content! so I just sent 1 IDD to your account on behalf of @melinda010100.
Thank you ❤️✨️
Hermosa vista!! Asi es , hay que confiar en nuestras capacidades para llegar a la meta.
Gracias por compartir 🌻
Hola @maru2007.
Esa montaña es hermosa, el esfuerzo de subir tiene su recompensa.❤️
Muchas gracias por tu comentario.
Que este sea un día maravilloso ✨️🌻
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Saludos @hispapro 🌷