Hola, personas inestimablemente preciosas de esta maravillosa y siempre útil comunidad 😁😁😁. Es incuantificable la alegría que siento cada vez que escribo acá; y hoy es especialmente así, ya que vengo a hablarles sobre otro de los temas que considero importantísimos dentro del proceso educativo. Así que comencemos...
Las distracciones: Un problema que impide la concentración
Todo docente que se precie de serlo tiene que lidiar constantamente con un problema muy común en el aula de clases: Las distracciones a las que están expuestos nuestros estudiantes. Y a pesar de lo común y normal que pueda parecer esto, no deja de ser un obstáculo importante para el aprendizaje que debemos y tenemos que vencer.
Porque la realidad en todo este asunto es que al no ser capaces de fijar la atención debidamente en el tema que el docente está tratando de explicarles en el aula de clases, muchos estudiantes son incapaces de lograr entender algo de lo que se les está tratando de inculcar. Por lo que bien pudiéramos decir que este es uno de los más graves problemas del sistema educativo en todas las épocas, pero muy presente especialmente en la actualidad.
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Debo decir que es así, y enfatizarlo sobremanera, porque no hay forma de ver este problema de manera diferente, y porque intentar minimizarlo es parte de lo que lo empeora, y la razón por la cual los sistemas educativos modernos están fallando en todas partes del mundo. La causa es muy simple: La globalización y la tecnología.
Debo advertir que lo que estoy a punto de explicarles es mi percepción personal sobre este tema y cómo creo que puede abordarse y superarse. Desde luego, no es la fórmula perfecta, ni la visión única que se puede tener al respecto, pero es mi humilde visión como alguien que lleva muchos años en el ejercicio docente y se ha topado con este problema de las distracciones de los estudiantes en el aula de clase constantemente.
Las distracciones en el pasado no son iguales a las de los tiempos presentes
Quiero recordar y resaltar que soy docente de los niveles de primaria y básico con muchos años de experiencia a mis espaldas, pero también que, lógicamente, antes de ser docente, fui estudiante también; así que puedo hablar desde dos visiones respecto a este tema, viéndolo como solía ser en el pasado, cuando yo estudiaba, y como es en el presente con las nuevas generaciones.
Lo primero es que es necesario dejar absolutamente claro que las distracciones a las que en tiempos pasados estaban sometidos los estudiantes, no se comparan en absolutamente nada con las distracciones que existen en los tiempos actuales más que en el factor de que son distracciones.
El hecho es que la globalización y la tecnología nos tienen invadidos por todas partes y el proceso educativo se resiente (especialmente en los niveles de primaria y básico) porque muchos docentes no saben específicamente cómo abordar, ni mucho menos remediar, los problemas que derivan de ello en el proceso educativo.
Lo segundo, es establecer que ese problema existe porque muchos docentes creen que se trata de algo insalvable, y que es consecuencia inevitable de los tiempos en que vivimos. Y aunque sí es cierto que es fruto de estos tiempos, no significa que no pueda ni deba ser abordado y solucionado a fin de hacer mejor y más efectivo el proceso de aprendizaje de nuestros estudiantes.
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Verán, yo aclaro que el problema de la distracción en el aula de clases, por parte de los estudiantes, siempre ha existido porque es una realidad innegable que es así. Yo mismo tengo recuerdos de estar en el aula de clases (cuando era un estudiante de primaria y básico) pendiente de bromear o hablar con el compañero del pupitre de al lado, o de masticar chicle, o incluso, tener la mente distraída mientras el maestro no paraba de impartir su clase.
Y a propósito del chicle, recuerdo que era algo muy combatido por los maestros de hace 20 años atrás. Hablo por mi experiencia porque me consta que habían maestros y profesores, e incluso directores de escuelas y liceos, que castigaban a los estudiantes por simplemente mascar chicle en el salón de clases. Y es que el chicle era visto como una distracción que impedía que el estudiante prestara atención al profesor o maestro en el aula de clases.
Y pensar que ahora lo del chicle es simplemente el menor de los problemas de distracción a los que nos enfrentamos. Tan es así que resulta risible hasta contárselo a los jóvenes de hoy en día, porque no entenderían el problema que tenían nuestros profesores con algo tan simple como eso.
Como los tiempos cambian, el asunto del chicle ya no es visto como un problema, y a título personal debo decir que jamás lo he tratado de combatir, porque me parece el menor de los problemas, cuando tenemos distracciones tan supremamente más mayores como son los teléfonos celulares en el aula de clases.
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El cambio de paradigma en la educación
Los tiempos han cambiado y el paradigma en la educación también, así que resolver el problema no es tan simple como pretender prohibir los teléfonos en las aulas de clase; al estilo arbitrario en que los profesores de hace dos décadas o más prohibían todo lo que consideraban molesto u obstaculizante del hecho educativo.
No, el asunto es más difícil de solucionar ahora, por cuanto los celulares forman parte de nuestras vidas, y porque tienen tantas funciones y tienen tal nivel de repercusión en nuestra existencia que sería ridículo tratar de decomisarlos o no permitírselos a los estudiantes en las aulas de clase.
La educación ha cambiado, y la tecnología nos ha invadido y nos invade cada vez más; pero también es verdad que si los docentes no sabemos manejar bien esta situación, se nos sale de las manos. Y es entonces que los alumnos se pasan todo el rato en el aula de clases jugando con el celular mientras tratamos de explicarles los objetivos; lo que al final deriva en que no aprenden lo que estamos tratando de enseñarles.
Solucionando el problema de la distracción por los celulares
Creo que lo primero que falla por parte de los docentes que no saben manejar el tema de las distracciones por celulares es el tema del control de grupo que hay que tener. Espero tratar con mayor detenimiento en otro posteo este tema del control de grupo, pero para explicarlo de forma simple, es la acción de manejar el grupo de alumnos de forma tal que podamos gestionar su atención hacia lo que le queremos enseñar.
Como siempre digo, decirlo es fácil, pero llevarlo a la práctica es mucho más complejo, porque no es cuestión de querer ni tampoco de decir que se tiene control de grupo, sino de tenerlo realmente. Y ademas, se trata de que tenemos que tener, como docentes, esa facultad de manejar la atención de nuestros estudiantes, y de una manera muy distinta de como nos enseñaron nuestros maestros en el pasado.
Total, que no podemos prohibir los celulares, castigar a los estudiantes y tampoco tiene ningún sentido llamar a sus representantes por algo que está tan generalizado, arraigado y aceptado. O por lo menos, así lo percibo yo.
Por el contrario, la solución al problema de las distracciones por la tecnología puede y debe tener una solución más positiva y útil. Y les cuento lo que he hecho al respecto: Yo permito a mis estudiantes sacar sus celulares en el aula de clases, a condición de que intervengan, presten atención y lo utilicen solo como una herramienta para reforzar el aprendizaje que les estoy brindando.
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Recordemos que el celular es, por definición, una fuente de entretenimiento permanente, pero también lo puede ser de aprendizaje. Y esto me ha permitido ver como los estudiantes reaccionan positivamente a mis clases. Gracias a esto que les cuento, mis estudiantes prestan más atención en clases, intervienen más, se han vuelto más investigativos y es increíble ver lo motivados que están.
Una de las reglas que les pongo a mis estudiantes respecto a esto, es que muteen o no atiendan llamadas, y que no lean ni respondan mensajes de Whatsapp y otras apps mientras estén en el aula de clases. Tampoco pueden estar jugando ni haciendo nada que no esté relacionado con aquello de lo que estamos hablando en el aula en ese momento.
Por lo demás, pueden usar el celular para realizar operaciones aritméticas, investigar términos y definiciones y cualquier tema del que estemos hablando en clases. Para controlar que esto se cumpla, voy caminando por todo el salón mientras hablo y explico mi clase. Así me doy cuenta de si mis estudiantes están cumpliendo con lo acordado o no.
La otra regla que pongo a mis estudiantes es que tampoco permito que lleven el teléfono a exámenes ni talleres, ni a ninguna evaluación. El celular solo es permitido cuando estoy impartiendo clases. En el caso de los estudiantes de primaria, simplemente la regla se cumple sí o sí y nunca hay problemas con estas reglas.
Pero en el caso de los estudiantes de básico, a veces surge algún que otro conflicto. Por lo que si algún estudiante se muestra renuente a aceptar estas condiciones, no lo saco ni lo expulso, no lo castigo ni lo repruebo, simplemente, me salgo del aula de clases hasta que cumpla con las reglas.
Hacer esto, lleva a que los compañeros de clase presionen al renuente para que cumpla las reglas y solo hasta entonces, aplico la evaluación correspondiente que tenga que aplicar y avanzamos. En realidad, es muy raro que se presente este tipo de problemas, pero a veces se dan, y es parte del control de grupo que implemento en mis clases para mantener la disciplina.
Yo no castigo, yo enseño con el ejemplo, y con inteligencia y hago que los mismos estudiantes sean los que presionen a sus compañeros a cumplir las reglas si quieren avanzar y salir adelante.
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Las distracciones en clases pueden y deben ser superadas
Por sumatoria de todos esto que he explicado y muchos elementos más, he notado entonces que el aprendizaje general de mis estudiantes ha dado un vuelco en la dirección correcta. Si hubiese prohibido los celulares en mis clases, la sola reacción negativa que hubiese generado en mis alumnos habría hecho más difícil que prestasen atención en el aula de clases.
Pero en cambio, al permitir el teléfono celular bajo ciertas condiciones, he podido manejar la atención de mis estudiantes y mejorar su proceso de aprendizaje haciéndolo más significativo y efectivo. Porque los teléfonos inteligentes pueden ser vistos como un artículo negativo, pero también pueden ser un recurso que potencie el aprendizaje de nuestros estudiantes, y abordarlo de esa segunda manera, es mucho mejor y más positivo e inteligente.
He notado que otros profesionales de la educación aplican métodos distintos a los míos respecto a esto de los celulares, pero en mi experiencia he visto que mi metodología ha sido y es la mejor que podría aplicarse para convertir tal distracción de algo negativo a algo positivo y útil. Y todavía más, me atrevo a decir que lo de convertir en positivo algo que puede parecer negativo puede ser aplicado a casi cualquier tipo de distracción con la que podamos estar lidiando en el aula de clases en la actualidad.
Desde luego, todo es debatible, y muchos docentes y representantes pueden diferir con mi perspectiva, pero es lo que he visto y aprendido a través de mi ejercicio docente en estos tiempos tan tecnológicamente avanzados.
Y a ti lector, te hago esta pregunta>>> ¿Qué tan importante te parece que es que los docentes ayudemos a nuestros estudiantes a superar las distracciones dentro del aula de clases?
Gracias por leerme. Un fuerte abrazo para todos ustedes.
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