Feliz vida en total armonía con el Universo. Este es uno de mis mantras. Una de mis frases automotivadoras, la cual me gusta compartir con ustedes. Más bien es mi deseo. Mi ilusión de un completo equilibrio entre la vida y la energía suprema que nos une. De ese modo lo vivo en mi mágico camino de ladrillos amarillos, en donde todo es posible con poca inversión de emociones turbulentas. Sin embargo, al despertar, aterrizo en el duro e implacable pavimento de la realidad. Entonces me percato que la entropía tiene su fiesta armada. Convirtiendo mi existencia en un campo de batalla en donde se enfrentan dos bandos. Uno formado por mi mente, mi auto control y mis emociones. Y el otro constituido por las actitudes negativas y hostiles del entorno que me rodea.
Es cierto que es lo normal. La eterna disputa del bien y el mal. Que además es propio de la naturaleza humana, sentir ira, envidia, celos, rencor y hasta deseo de venganza. ¿Diganme si ustedes mismos no han experimentado estas emociones? Siendo honesta, debo reconocer que yo si las he vivido en carne propia. Y aunque me es difícil, intento practicar el delicado arte de no estacionarme en ellas. Y es lo que les recomiendo a todos. No nos quedemos anclados en una emoción negativa.
Esta creencia la refuerzo con lo que he venido aprendiendo en el corto tiempo que he estado estudiando psicología social. Ciertamente esta disciplina ofrece una variedad de psicoterapias para abordar ese caos de emociones negativas. Pero mi intención no es aburrirlos con las teorías de Freud, “el papá de los helados” (como dicen los jóvenes en Venezuela), ni con Lewin, ni Morín. Más bien les cuento mi experiencia. Mi ejercicio de alfarería psicológica. Amoldando esa masa rara y fea de arcilla mental. Para intentar transformarla en una vasija hermosa y útil donde se sirva solo la buena vibra.
Mis amigos. Yo les puedo asegurar que ese mágico instrumento de transmutación de mis emociones ha sido La Escritura. Cuando me he sentido vulnerada por ese denso humo de maldad y negatividad que algunos van esparciendo por el mundo, la escritura ha sido como una cálida brisa con olor a Mar Caribe, que me arrulla dulcemente. Como si unas hadas invisibles agregaran en mi cerebro gotas mágicas de creatividad. Tal vez a ustedes les pasa igual con la escritura u otra actividad, como cantar, correr o bailar.
De hecho cuando comencé a transcribir este contenido, las primeras líneas fueron como un descorche. Saqué de mí toda esa ira y frustración retenida. A la par que escribía, una fascinante energía hacía su alquimia. Luego de leer un par de veces (o un par de días), me doy cuenta que retiré esos bajos sentimientos, que por cierto no son mios, no me pertenecen. Borré todo y empece de nuevo. Pero desde lo que si decido sentir y expresar. No les voy a decir que es una solución definitiva. No crean que si por ejemplo sufren de ansiedad y escriben, ésta desaparecera de por vida. No es así.
En mi caso, escribir, me da cierta paz. Me hace reconsiderar en su justa medida la situación que me altera. Le reduce el tamaño y la importancia. Aunque no se desvanezca del todo. A mi me fortalece. Me prepara para enfrentar los ataques de los sembradores del mal que siempre acechan. O al menos, puedo reconozco en la escritura, un arma de defensa emocional. Es como ese arcoiris que intercede entre la lluvia y el sol. Que devuelve el color a mis pensamientos y a mis palabras. Así que los invito a descubrir su propia auto-terapia-holística. Para eso tienen que estar atentos a las migas que el universo les deje en el camino.
En efecto, les diré que mi encuentro con la escritura ocurrió en un sendero inesperado. El año pasado la universidad ofreció un diplomado de oratoria, locución, voz y dicción. No me pregunten ¿por que me inscribí? y tampoco me pregunten ¿para que?. Tal vez esa invisible energía que nos guía me llevo hasta allí. Dentro de las actividades asignadas, teníamos que escribir poemas. En mis cincuenta y un años nunca escribí una poesía. Ni siquiera el típico madrecita del alma querida por el día de las madres. Así que fue un reto. No escribí uno. Sino dos breves poemas. Amé hacerlo. Que fueran buenos o que gustaran, ya es otra cosa. Pero yo estaba demasiado emocionada. Tal era mi satisfacción que le conté a mi hermano. Con mucha pena en realidad. Imagínense. Él es periodista, escritor y poeta. Pero por sobre todas las cosas es generoso.
Así que me alentó a continuar escribiendo. Incluso me invitó a participar en un concurso internacional de micro relatos. Claro, era un evento para todo público, donde aceptaban hasta novatos como yo. No crean que les voy a salir con que gané, porque evidentemente perdí el concurso. Pero obtuve la confianza para redactar mis primeros micro relatos. Casualmente, en ese momento escribí tambien desde el desahogo. Estaba llena de rabia. Por lo que escribir fue liberador. Al desatar el nudo de esas emociones, mis textos se convirtieron en hermosas historias, que espero compartir con ustedes en otra ocasión. Después de eso, pasé algunos meses sin escribir. Y de pronto, Hive pone en mis manos una hoja de papel en blanco y un lápiz bien afilado. Devolviéndome a la casa de La Escritura, la cual deseo ocupar por mucho tiempo.
Amigos,les agradezco haberme acompañado a través de en este recorrido de más de mil palabras. Espero encontrarlos muy pronto en este mismo lugar.
Happy life in total harmony with the Universe. This is one of my mantras. One of my self-motivating phrases, which I like to share with you. Rather it is my wish. My illusion of a complete balance between life and the supreme energy that unites us. That's how I live it on my magical yellow brick road, where everything is possible with little investment of turbulent emotions. However, when I wake up, I land on the hard, unforgiving pavement of reality. Then I realize that entropy has its party going. Turning my existence into a battlefield where two sides confront each other. One made up of my mind, my self-control and my emotions. And the other constituted by the negative and hostile attitudes of the environment that surrounds me.
It is true that it is normal. The eternal dispute of good and evil. It is also typical of human nature to feel anger, envy, jealousy, resentment and even a desire for revenge. Tell me if you haven't experienced these emotions yourself? To be honest, I must admit that I have experienced them firsthand. And although it is difficult for me, I try to practice the delicate art of not parking in them. And that's what I recommend to everyone. Let's not stay anchored in a negative emotion.
This belief is reinforced by what I have been learning in the short time that I have been studying social psychology. Certainly this discipline offers a variety of psychotherapies to address this chaos of negative emotions. But my intention is not to bore you with the theories of Freud, “el papá de los helados” (“the ice cream dad” as young people in Venezuela say to prominent people), nor with Lewin, nor Morín. Rather, I'll tell you my experience. My psychological pottery exercise. Molding that weird, ugly mass of mental clay. To try to transform it into a beautiful and useful vessel where only good vibes are served.
My friends. I can assure you that that magical instrument of transmutation of my emotions has been writing. When I have felt affected by that dense smoke of evil and negativity that some spread throughout the world, writing has been like a warm breeze with the smell of the Caribbean Sea, which lulls me sweetly. As if invisible fairies added magical drops of creativity to my brain. Maybe the same thing happens to you with writing or another activity, such as singing, running or dancing.
Actually, when I started to transcribe this content, the first lines were like a cork popper. I got all that pent-up anger and frustration out of me. At the same time as I wrote, a fascinating energy did its alchemy. After reading a couple of times (or a couple of days), I realize that I removed those low feelings, which by the way are not mine, they do not belong to me. I deleted everything and started again. But from what I do decide to feel and express. I'm not going to tell you that it is a definitive solution. Do not believe that if, for example, you suffer from anxiety and write, it will disappear for life. It is not like this.
In my case, writing gives me a certain peace. It makes me reconsider the situation that upsets me to the right extent. It reduces its size and importance. Although it doesn't completely fade away. It strengthens me. It prepares me to face the attacks of the sowers of evil that always lurk. Or at least, I can recognize in writing, a weapon of emotional defense. It's like that rainbow that intercedes between the rain and the sun. That returns color to my thoughts and my words. So I invite you to discover your own holistic self-therapy. For that you must be attentive to the crumbs that the universe leaves your along the way.
In fact, I will tell you that my encounter with writing occurred in an unexpected path. Last year the university offered a diploma in public speaking, elocution, voice and diction. Don't ask me why I signed up? And don't ask me why? Maybe that invisible energy that guides us took me there. Within the assigned activities, we had to write poems. In my fifty-one years I never wrote a poem. Not even the typical “madrecita del alma querida” (little mother of the soul beloved) for Mother's Day. So it was a challenge. I didn't write one. But two short poems. I loved doing it. Whether they were good or whether they were liked is another thing. But I was too excited. Such was my satisfaction that I told my brother. Very ashamed indeed. Imagine. He is a journalist, writer and poet. But above all things he is generous.
So he encouraged me to continue writing. He even invited me to participate in an international short story contest. Of course, it was an event for everyone, where even newbies like me were accepted. Don't think I'm going to tell you that I won, because obviously I lost the contest. But I gained the confidence to write my first micro stories. Coincidentally, at that moment I also wrote out of relief. She was full of rage. So writing was liberating. By untying the knot of those emotions, my texts became beautiful stories, which I hope to share with you on another occasion. After that, I spent a few months without writing. And suddenly, Hive puts a blank sheet of paper and a sharp pencil in my hands. Returning to the house of writing, which I wish to occupy for a long time.
Friends, I thank you for having accompanied me through this journey of more than a thousand words. I hope to join you very soon in this same place.
Fotos de mi propiedad. Editadas en Canva // Photos of my property, edited By Canva
Traducción propia con apoyo de google translate // Translation by myself with help of google translate
Congratulations @totallyali! You have completed the following achievement on the Hive blockchain And have been rewarded with New badge(s)
Your next payout target is 50 HP.
The unit is Hive Power equivalent because post and comment rewards can be split into HP and HBD
You can view your badges on your board and compare yourself to others in the Ranking
If you no longer want to receive notifications, reply to this comment with the word
STOP
Check out our last posts:
que chevere utlizar este medio para drenar! muy bueno!
Feliz tarde, @marialeovalless , si la verdad que a mí escribir me ha resultado terapéutico. Yo creo que todos debemos buscar alguna estrategia o herramienta que nos ayude a equilibrar en momentos de desbalance. Gracias por leerlo