[ESP-ENG] Silencio - Silence

in Writing Club3 years ago (edited)

SPANISH


La esperanza de algunos es el infierno de otros....

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Diseñado en Canva


¿Qué se sentirá hablar?

Juro que lo he intentado, pero de mi garganta solo escapa un desgarrador silbido. Soy Ana, la muchacha muda, la jovencita sin lengua, la chica que no puede cantar. Eso sí: escucho lo que nadie escucha, pues mis oídos son sensibles aun con la corriente más suave de aire. Felipe dice que soy bonita, y que él me ama tanto que sería capaz de darlo todo por mí. ¿Podrá hacerme hablar? Es el deseo que más anhelo: solo así logrará escuchar mis canciones eternas, y podremos estar juntos de verdad. La voz de Felipe es hermosa… ¿Cómo será la mía? Espero que sea dulce, tal dulce que haga alucinar los tímpanos.

Oh, Felipe ¿Cómo es que me harás tan feliz? ¿Cómo es que me harás la mujer más feliz del mundo?

Esta noche Felipe me acompañará a cenar; mi padre ha organizado una deliciosa cena para el jovencito más bondadoso del mundo. Nadie está dispuesto a amarme tanto como Felipe me ama; él prometió que me haría una gran cantante, y que mi voz le dará esperanza al mundo. Es mi milagro, el milagro que no me acompañó el día de mi nacimiento. Él no es como mi madre; esa mujer malvada que quiso lanzarme por la ventana de su auto. Ella me maldijo antes de que mi papá la enviara a la casa para locos. Aun después de su intento de homicidio contra mi pequeño cuerpo, la bendije desde mi mente: quise decirle un “te amo”, pero mis inservibles cuerdas vocales me lo impidieron. Seguí escuchando sus injurias incluso después de que se la llevaran arrastrada entre correas. Ese día, mi papá prometió darle una voz a mi boca silenciosa.

Pero ningún médico pudo encontrarle solución a mi silencio; la promesa de mi padre solo acabó con los ahorros familiares acumulados con tanto esfuerzo para unas vacaciones en Indonesia. Intenté ser fuerte. Intenté ser la mujer de la casa. Pretendí ser feliz; pero seguía soñando despierta, imaginando estar frente a un montón de espectadores, cantando melodías para inspirar al mundo. Destruida por mi terrible maldición intenté arrojarme por la ventana del auto de papá, alentada por la idea que llevó a mi madre al manicomio. No resultó. Mi padre se encargó de salvarme. En vez de llamar al psiquiatra llamó a la pizzería, aun conociendo mi ausente sentido gustativo. Sus lágrimas me pusieron en alerta: no quería perderlo como perdí a mi madre. Las señas de mis dedos le pidieron perdón.

Después de esa noche mi destino empezó a tomar otro rumbo; decidida a seguir con el sueño de cantante, comencé a escribir algunas líricas románticas. Mi habitación se llenó de bolitas de papel con indecisas letras sobre mis difíciles canciones. Mi papá se convirtió en mi único crítico, y quizás mi mala composición lo llevó a contratar a un músico para adiestrar mis malas rimas. Fue así como conocí a Felipe. Fue así como mi vida cambió para siempre.

La primera vez que lo vi llegó a casa con un sombrero de noche. Físicamente parecía un espantapájaros, pero su voz… su voz llenó todo el hueco que había en mi alma. Lo contemplé desde la ventana de mi habitación por largo rato, mientras él tocaba el timbre con mucha educación. Lo primero que pensé fue: “¿Por qué sus pantalones son tan anchos?” no obstante, fue su guitarra la que definitivamente ganó la atención de mis ojos; una guitarra negra con encajes blancos y cuerdas doradas. Más tarde, cuando mi padre le abrió la puerta y me lo presentó, noté que la guitarra no era realmente negra: era purpura, un purpura tan oscuro como la madrugada sin estrellas.

Al principio Felipe pensó que yo era sordomuda. Me habló con señas extrañas, quizás nervioso por mi profunda mirada. Papá lo aclaro todo, disculpándose por no haberle dado el diagnostico completo a mi futuro profesor de música. Felipe volvió a presentarse después de un silencio solo superado por el de mi boca. Extendió la mano, esperando que yo la estrechara para oficializar su presentación. Lo ignoré, y solo me fui a mi habitación a esperar mis lecciones.

“Es una chica tímida” Dijo mi padre cuando entré a mi habitación, ignorando mi capacidad de escuchar a grandes distancias.

“Yo no diría que es tímida, más bien parece una chica muy segura” Oí decir a Felipe.

No sé si aquello fue un alago, pero me hizo sonreír. Felipe entró a mi habitación con el respeto de los caballeros extintos. Lo primero que vio: las montañas de papel que se amontonaban por toda la estancia. Luego volvió el silencio: eterno, incomodo, insoportable. Le enseñé mis composiciones para romper el hielo, y él atenuó su voz con la melodía de su guitarra. Cantaba y a la vez hablaba de Beethoven, inspirándome con la vida de aquel desdichado de los sentidos. Sentí mariposas en mi cabeza, más por su lengua que por sus notas angelicales; era una lengua larga, roja, puntiaguda. Eso fue lo que me enamoró; desde ese día no he podido dormir.

Las clases siguieron, una tras otras, hasta que mis manos esbozaron liricas dignas; yo las componía y el las cantaba, mirándome los labios y yo mirándole la lengua. Fue en un acercamiento mutuo que, desmedidos de pasión, nos dimos nuestro primer beso. Él abrió mis labios para encontrase con una boca vacía, solo adornada por un puñado de dientes. No le importó, y entonces sentí su lengua en el lugar donde faltaba la mía. Sentí hormigas entre las muelas y avispas en las encías.

“Te amo” Dijo Felipe tras nuestro beso.

Yo no quería que acabara, pero él solo se limitó a abrasarme. No fui la misma desde ese beso, quizás porque Felipe me ayudó a comprender la suavidad de su órgano gustativo, esa masa de carne rugosa de la que fui excluida en mi nacimiento. Me gusta tenerla dentro de mi boca, me gusta que Felipe la mueva alrededor de mis fauces solitarias… me gusta la idea de que su lengua sea la mía. En mis sueños yo se la arrancaba con mis dientes, y el sonreía mientras sus labios se tornaban sangrientos. ¡Y yo hablaba! ¡Y mi voz era hermosa!

Las clases de música quedaron atrás, y a continuación llegó nuestro amor; él me lo prometió… dijo que le dará una voz a mi boca, y que juntos seremos felices. Por eso mi papá preparó una cena deliciosa, por eso yo he elegido la tenaza más puntiaguda. El corte será rápido y quizás doloroso, pero sé que Felipe se sentirá alegre al saber que su lengua formará parte de mi boca. Mi padre me complace en todo, pero sé que no estará de acuerdo con lo que voy a hacer. Estoy tranquila; rosearé mis pastillas para dormir en la cena, así los dos dormirán como bebés.

Felipe tampoco sabe de mi idea; será una sorpresa, de todas formas lo ataré con sogas fuertes. Solo quiero que me sonría como en mis sueños, en esos sueños donde yo le arrancaba la lengua con los dientes, y donde yo hablaba, cantaba, y mi voz no sucumbía ante este maldito silencio…


Procura que tus palabras sean tan bellas como tus silencios. Alejandro Jodorowsky


ENGLISH


The hope of some is the hell of others...

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Desing in Canva

What will it feel like to speak?

I swear I've tried, but only a piercing whistle escapes my throat. I am Ana, the mute girl, the young lady without a tongue, the girl who cannot sing. Of course: I hear what no one hears, because my ears are sensitive even with the slightest current of air. Felipe says that I am beautiful, and that he loves me so much that he would be able to give everything for me. Can you make me talk? It is the wish I crave the most: only then will you be able to listen to my eternal songs, and we can truly be together. Felipe's voice is beautiful… What will mine be like? I hope it's sweet, so sweet that it makes your eardrums hallucinate.

Oh, Felipe, how is it that you will make me so happy? How are you going to make me the happiest woman in the world?

Tonight Felipe will accompany me to dinner; my father has arranged a delicious dinner for the kindest young man in the world. No one is willing to love me as much as Felipe loves me; he promised that he would make me a great singer, and that my voice will give hope to the world. It is my miracle, the miracle that did not accompany me on the day of my birth. He is not like my mother; that evil woman who wanted to throw me out the window of her car. She cursed at me before my dad sent her to the madhouse. Even after the attempted murder of her against my small body, I blessed her from my mind: I wanted to say "I love you", but my useless vocal cords prevented me. I kept hearing her insults even after she was dragged away in straps. That day, my dad promised to give my silent mouth a voice.

But no doctor could find a solution to my silence; my father's promise only wiped out the family's hard-earned savings for a vacation in Indonesia. I tried to be strong. I tried to be the woman of the house. I pretended to be happy; but she kept daydreaming, imagining being in front of a bunch of spectators, singing melodies to inspire the world. Destroyed by my terrible curse, I tried to throw myself out of the window of Dad's car, encouraged by the idea that landed my mother in the asylum. It did not work out. My father took it upon himself to save me. Instead of calling the psychiatrist he called the pizzeria, even knowing my absent sense of taste. His tears put me on alert: I didn't want to lose him like I lost my mother. The signs of my fingers asked for forgiveness.

After that night my destiny began to take another course; determined to continue with the dream of being a singer, I began to write some romantic lyrics. My room was filled with little balls of paper with indecisive lyrics about my difficult songs. My dad became my only critic, and maybe my bad songwriting led him to hire a musician to train my bad rhymes. That's how I met Felipe. This is how my life changed forever.

The first time I saw him he came home wearing a night hat. Physically he looked like a scarecrow, but his voice… his voice filled every hole in my soul. I watched him from my bedroom window for a long time, while he politely rang the bell. My first thought was: "Why are his pants so baggy?" however, it was his guitar that definitely caught my eyes; a black guitar with white lace and gold strings. Later, when my father opened the door and introduced me to it, I noticed that the guitar wasn't really black: it was purple, a purple as dark as the starless dawn.

At first Felipe thought I was deaf and dumb. He spoke to me with strange signs, perhaps nervous because of my deep gaze. Dad cleared it all up, apologizing for not giving my future music teacher the full diagnosis. Felipe reappeared after a silence only surpassed by that of my mouth. He held out his hand, expecting me to shake it to make his introduction official. I ignored him, and just went to my room to wait for my lessons.

"She's a shy girl," my father said as I entered my room, ignoring my ability to hear from great distances.

“I wouldn't say she's shy, rather she seems like a very confident girl” I heard Felipe say.

I don't know if that was a compliment, but he made me smile. Felipe entered my room with the respect of extinct gentlemen. The first thing he saw: the mountains of paper that were piled up all over the room. Then the silence returned: eternal, uncomfortable, unbearable. I showed him my compositions to break the ice, and he softened his voice with the melody of his guitar. He sang and at the same time talked about Beethoven, inspiring me with the life of that wretch of the senses. I felt butterflies in my head, more because of his tongue than because of his angelic notes; it was a long, red, pointed tongue. That was what made me fall in love; Since that day I have not been able to sleep.

The classes continued, one after another, until my hands outlined worthy lyrics; I composed them and he sang them, looking at my lips and I looking at his tongue. It was in a mutual rapprochement that, overflowing with passion, we gave each other our first kiss. He parted my lips to meet an empty mouth, adorned only by a handful of teeth. He didn't care, and then I felt his tongue where mine was missing. I felt ants between the molars and wasps in the gums.

“I love you” Felipe said after our kiss.

I didn't want it to end, but he just hugged me. I was not the same since that kiss, perhaps because Felipe helped me understand the softness of his taste organ, that mass of rough flesh from which I was excluded at birth. I like having it inside my mouth, I like that Felipe moves it around my lonely jaws… I like the idea that his tongue is mine. In my dreams I would rip it out with my teeth, and he would smile as his lips turned bloody. And I spoke! And my voice was beautiful!

Music classes were left behind, and then came our love; he promised me… he said that he will give my mouth a voice, and that together we will be happy. That's why my dad cooked a delicious dinner, that's why I've chosen the sharpest pliers. The cut will be quick and perhaps painful, but I know that Felipe will be happy knowing that his tongue will be part of my mouth. My father pleases me in everything, but I know that he will not agree with what I am going to do. I am calm; I'll sprinkle my sleeping pills at dinner so you'll both sleep like babies.

Felipe doesn't know about my idea either; It will be a surprise, anyway I will tie it with strong ropes. I just want him to smile at me like in my dreams, in those dreams where I ripped out his tongue with my teeth, and where I spoke, sang, and my voice did not succumb to this damn silence...


Make sure your words are as beautiful as your silences. Alejandro Jodorowsky



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Muy bonito cuento de amor, con una moraleja reflexiva que nos recuerda que las palabras son tan importantes como los hechos, y que cada cosa importante que digamos tiene mucho valor. Gran trabajo @alinsonchangir

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