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Confieso que muchas veces no se sobre que escribir. Que incluso me pregunto si vale la pena hacerlo. Y cuando si se sobre que escribir, y creo que vale la pena hacerlo, no siempre tengo la energía y/o el tiempo para hacerlo. Y esto me hace dudar sobre mi vocación como escritor.
Se que decir que soy un escritor suena altamente pretencioso, pero todo depende del enfoque, del contexto. Si entendemos como escritor a aquel que publica lo que escribe, definitivamente no lo soy. Pero si lo entendemos como el escritor chileno Alejandro Zambra, que plantea que escritor es todo aquel que escribe, por supuesto que lo soy.
Ahora, no basta escribir cualquier cosa para ser escritor, sino que hay que hacerlo con una intención expresiva, sino el que escribe los carteles con las ofertas en el mercado, y los niños que apenas escriben sus primeras palabras, también serían escritores, y ese no es el caso.
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Yo, como muchos, veo en la escritura un medio expresivo, para con los demás y para conmigo mismo, pero como muchos seguramente también, tengo altas y bajas, y así como a veces siento que no me alcanzan los dedos para escribir a la velocidad que quiero, otras pareciera que estos olvidaron como moverse sobre el teclado.
Y así es como en ocasiones, sin darme cuenta, me sumerjo en períodos de ayuno creativo, en los que a veces literalmente no siento la necesidad de escribir, o no le veo sentido. Y me pasa como a veces con la comida, en que le das una mordida a algo rico y sencillamente no se te antoja para nada, o simplemente te da hasta flojera masticar. A veces llamo a esto períodos de depresión creativa.
Bueno, pues resulta que estoy en uno de esos períodos, en los que sin saber a bien porque, hasta se me ha olvidados comer, digo… escribir. He estado ocupado, eso es cierto, pero ya he estado ocupado antes y he seguido escribiendo. Lo he intentado pero me cuesta hilar frases y darles sentido, y acabo en el disfrute de la divagación, en el arte de pensar en nada y en todo, tan común a los hombres, y que sin ánimos de ser sexista, a algunas mujeres cuesta mucho comprender.
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No he querido forzarme a escribir para salir de este estado, y no se si deba hacerlo. Una parte de mi me dice que esto es una consecuencia de mi falta de disciplina, y lo que necesito es precisamente eso, más disciplina. Pero otra me dice que a la fuerza ni los calcetines entran, y que si no siento la necesidad de escribir, sencillamente no lo haga. ¿A quién debo escuchar? Ni idea.
Supongo que a todos a quienes nos gusta escribir, esto nos pasa esto de vez en cuando, o más seguido de lo que nos gustaría reconocer. En mi caso he empezado a tener con más frecuencia estas lagunas, esta especia de Alzheimer escritor, y por lo general me duran como una semana, días más días menos.
Dado que en mi caso la escritura es una afición, hay cero daño real, y la única consecuencia es que me desconecto temporalmente, sin darme cuenta, de la comunidad de Hive, y de repente cuando quiero participar en alguna iniciativa, ya es demasiado tarde.
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A veces realmente dudo y me da el síndrome del impostor, y pienso en que en realidad de escritor no tengo nada, y que solo pierdo mi tiempo haciéndolo, y que va siendo tiempo de que acepte mi realidad y le deje eso de las letras a quienes realmente saben de ello: a los escritores, o sea a los que si publican lo que escriben.
Cuando me dan estos 'ataques de ansiedad' lo que hago es releer cosas que he escrito, y con ello me calmo. Descubro que, impostor o no, hay cosas salvables entre las líneas que han salido de mis dedos, o que han pasado por mis dedos, porque hay reconocer también que a veces uno siente que más que escribir, canaliza algo o a alguien al hacerlo, ¿una musa tal vez? ¿iluminación creativa? Ni idea (de nuevo).
Con todo y todo, mis altas y mis bajas, mi terquedad natural me impide dejar de escribir, y mal que bien, lo he seguido haciendo durante la ruleta rusa de mi inconsistencia de los últimos meses. Confío en que se trata tan solo de una etapa, y que así como una gripa te da de golpe sin saber porque, desaparecerá también una mañana cualquiera sin que repare en ello.
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No se si este Alzheimer escritor, sea permanente y degenerativo o solo una afección pasajera, no sé si será una especie de infección o un mal crónico, ya lo dirá el tiempo con ayuda de mis dedos y las musas que se fijen en mí a lo largo de lo que me queda de vida.
Por lo pronto, he logrado terminar este ensayo, que más que ensayo es un desahogo, y más que desahogo es una intento por escribir algo, lo que sea, que alivie la angustia del pasar de los días sin que mis dedos den a luz algo. Se trata de una evasión, lo sé, pero al menos una formada con las letras del abecedario, y no por las costuras de prendas que vuelan por el aire, líneas blancas que desaparecen por arte de magia, o columnas de humo que se disuelven en el aire.
Es una evasión, lo sé, pero ¿acaso no toda escritura es una evasión, una fantasía, un sueño, un inútil intento de ser Dios? Muchas gracias por leerme, y hasta la próxima.
©bonzopoe, 2024.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
Hola, @bonzopoe
¿Alzheimer del escritor? Interesantes pensamientos. Ahora que te leo, tus palabras resuenan en mí. También he sentido así. Aunque creo que más que tan temida enfermedad, sea el bloqueo por atender múltiples roles. Entonces, recurro a la lectura y luego a la escritura, y me escapo por los caminos que me liberan de las ataduras de tales imperativos, y vuelvo a sonreír con cada pulsión en el teclado o trazo de mi pluma.
Así que, no estás solo.
Feliz fin de semana.