SPANISH
Me sentía feliz con David y llegue a creer como él, que era mejor vivir en lugares separados y vernos con cierta frecuencia.
Unas veces amanecíamos en el apartamento de él y otras veces en el mío. Mi vida se desenvolvía sin problemas. Para mí, David era un hombre extraordinario, disfrutaba mucho con él y por tres años nuestra relación se mantuvo estable. Quizás lo único que podía considerar negativo era que su ayuda financiera se reducía cada vez más. Llegué a pensar que si le daba un hijo, eso lo ataría más a mí y lo decidiría a apoyarme más para que su hijo estuviera bien. Entonces decidí no tomar más píldoras anticonceptivas sin consultarle. Lo hice de esta manera porque él prefería no tener hijos, pero sabía que por esta decisión corría el riesgo de perderlo.
Mi plan resultó. Pocos meses después quedé embarazada. Ahora mi problema era: ¿cómo le voy a dar esta noticia a David?. Pasaron casi dos meses desde que supe de mi embarazo para decidirme a hablar con él.
Fue un día que hizo mucho frío. El me invitó al cine y no dudé en aceptarle, estuvo muy tierno y amoroso, porque en lugar de ver la película se la pasó hablándome cosas lindas al oído y besándome todo el tiempo. Pensé que era el día preciso para decirle lo que temía que iba a producirle un gran disgusto. Sin embargo, me esperaba una sorpresa.
Dejé que pasara el tiempo. Al salir del cine nos fuimos a mi apartamento. Preparé una comida ligera y al poco tiempo estábamos metidos en la cama viendo televisión con las luces apagadas. Esa noche me esmeré al máximo para complacerlo.
Cuando ya nos íbamos a dormir, le dije:
— ¡David!
— Si, querida, ¿qué quieres?
— Tengo algo importante que decirte.
— ¿Bueno o malo?
— Para mí es muy bueno, pero no sé si para ti sea igual.
— A ver, dímelo. Me pones nervioso.
— Voy a tener un hijo tuyo.
Instantáneamente hubo un silencio que me pareció eterno. Luego él puso su brazo debajo de mi cabeza y se acercó a mi cuerpo apretándome fuertemente.
— ¿De veras voy a ser padre? ¡No lo puedo creer!
— ¿Te alegras?
— Claro que sí, ya era hora que tuviera un hijo. Él rondaba los 28 años y yo recién había cumplido 21 años.
Estaba tan feliz. David se alegró porque yo le iba a dar un hijo, y yo temía decírselo. Ahora estaba segura que él permanecería conmigo para siempre y que empezaría a asumir su responsabilidad de padre.
David era tan diferente a mi padre. Me parecía muy sincero, integro y honesto. Creía en todo lo que él me decía y notaba que en su trabajo lo apreciaban mucho. Era muy inteligente y lo buscaban para resolver conflictos con trabajadores difíciles porque él tenía un extraño poder de persuasión.
Era muy atractivo y muchas mujeres lo miraban de reojo, y algunas hasta descaradamente delante de mí. Notaba la envidia que tenían por mi conquista y me sentía realmente afortunada. No tomaba licor, ni fumaba y parecía un hombre sin tacha.
Nos conocimos en la empresa y desde el primer momento que lo vi, pensé: “si este hombre se interesa en mí, le dedicaré toda mi vida”.
Desde la primera vez que lo vi parecía no darse cuenta de mi presencia, porque ni siquiera me miraba. Pero a medida que fueron pasando los días, empezó a saludarme por mi nombre como si fuéramos viejos conocidos.
Yo intentaba entablar conversación con él cada vez que él me saludaba pero no se detenía, siempre seguía de largo. Una tarde me encontraba cerca del cafetín con una compañera de trabajo conversando tonterías cuando él se acercó a mí sin que yo lo notara y me abrazó por detrás.
— ¡Hola, Elizza!
— ¡Hola, David!
No sé como le respondí, porque mi corazón latía a más de cien latidos por minuto. Perdí por un instante la respiración. El seguía abrazándome y se estaba dando cuenta de lo que me ocurría. ¿Qué debía hacer? ¿Decirle que me soltara? ¿Y si se molestaba? Preferí no hacer nada, permanecí quieta y me dejé abrazar por él, sintiendo sus fuertes brazos sobre mi pecho. La emoción que experimenté fue muy intensa y quedó grabada para siempre en mi mente.
Me dijo en un susurro:
— ¿Qué tal si nos encontramos a la salida?
— ¿Cuándo? ¿Hoy?
Mi pregunta era estúpida pero estaba tan emocionada que no encontraba nada que decir.
— Sí… claro, esta tarde cuando salgamos del trabajo.
— Bueno, está bien.
Esa tarde me llevó al cine y por primera vez supe lo que era el beso de un hombre. Fue muy hermoso.
Cuando lo hizo mi cuerpo temblaba desde los pies hasta la cabeza. En ese momento no me importaba nada diferente a lo que me estaba pasando. Quería disfrutar el momento y seguir experimentando esa sensación que embargaba todo mi ser. Durante el transcurso de la película varias veces me le insinué para que me besara de nuevo, pero él no lo hizo. Yo no sabía cómo actuar. Quería gritarle que me besara otra vez, que era lo que más deseaba, pero me contuve y traté de disimular mi frustración. Creo que él lo hizo adrede para despertar en mí el deseo de estar con él y empezar en cierta forma a tener dominio sobre mí. Y efectivamente lo logró. A partir de ese momento, no fui capaz de negarme a lo que él quisiera.
Nuestra relación fue muy tierna todo el tiempo y a los dos meses de recibir mi primer beso me entregué completamente a él. Nada me importaba; creía haber elegido el hombre ideal para mí; y en ese instante desconocía las experiencias que me tenía reservada la vida.
Mi embarazo estuvo relativamente normal, aún siendo primeriza. Es posible que mi deseo de agradar a David y de mantenerme bonita y arreglada para él, tuvo cierta influencia sobre mi organismo y fueron pocas las veces que estuve mareada o indispuesta. Además mis piernas nunca se hincharon, ni siquiera los días próximos al parto.
Él se mostró especialmente cariñoso conmigo en los primeros meses. Pero después del quinto mes cuando mi vientre empezó a notarse y a crecer normalmente comencé a ver un cambio en su trato. Ya casi no me acariciaba y comenzó a alejarse de mí.
Nosotras las mujeres tenemos un sentido adicional, creo que es un sexto sentido que nos permite apreciar los cambios en la manera en que nos tratan los hombres y ellos no lo notan. Por eso es tan difícil que ellos puedan engañarnos cuando se relacionan amorosamente con otras mujeres.
Pero jamás me imaginé que él se atreviera a hacerlo.
…. La historia continuara. Si deseas leer las partes anteriores de mi historia, acá las puedes encontrar
Primera parte:
https://ecency.com/hive-132410/@colladolisbeth/las-confidencias-de-elizza-primera
Segunda parte:
https://ecency.com/hive-132410/@colladolisbeth/las-confidencias-de-elizza-segunda
Tercera parte:
https://ecency.com/hive-132410/@colladolisbeth/las-confidencias-de-elizza-parte
Las imagenes acá presentadas fueron editadas por mi en Canva
ENGLISH
I was happy with David and came to believe, as he did, that it was better to live in separate places and see each other with some frequency.
Sometimes we would wake up in his apartment and sometimes in mine. My life went smoothly. For me, David was an extraordinary man, I enjoyed him very much and for three years our relationship was stable. Perhaps the only thing I could see as a negative was that his financial support was getting smaller and smaller. I came to think that if I gave him a child, it would tie him more to me and make him decide to support me more so that his son would be well. So I decided not to take any more birth control pills without consulting him. I did it this way because he preferred not to have children, but I knew that by this decision I ran the risk of losing him.
My plan worked. A few months later I got pregnant. Now my problem was: how am I going to break the news to David? It took me almost two months after I found out I was pregnant to decide to talk to him.
It was a very cold day. He invited me to the movies and I didn't hesitate to accept, he was very tender and loving, because instead of watching the movie he spent the whole time talking to me in my ear and kissing me all the time. I thought it was the right day to tell him what I feared would cause him great displeasure. However, I was in for a surprise.
I let the time pass. When we left the cinema, we went to my apartment. I prepared a light meal and before long we were tucked in bed watching TV with the lights off. That night I did my best to please him.
As we were about to go to sleep, I said to him:
— David!
— Yes, my dear, what do you want?
— I have something important to tell you.
— Good or bad?
— For me it's very good, but I don't know if it's the same for you.
— Let's see, tell me. You make me nervous.
— I'm going to have your child.
Instantly there was a silence that seemed to me to last forever. Then he put his arm under my head and came close to my body, squeezing me tightly.
— Am I really going to be a father? I can't believe it!
— Are you happy?
— Of course I am, it was about time I had a son. He was about 28 and I had just turned 21.
I was so happy. David was happy because I was going to give him a son, and I was afraid to tell him. Now I was sure that he would stay with me forever and that he would begin to assume his responsibility as a father.
David was so different from my father. He seemed to me to be very sincere, wholehearted and honest. I believed in everything he told me and I could tell that he was very much appreciated at work. He was very intelligent and was sought after to resolve conflicts with difficult workers because he had an uncanny power of persuasion.
He was very attractive and many women looked at him sideways, and some even shamelessly in front of me. I noticed how envious they were of my conquest and I felt really lucky. He didn't drink liquor, he didn't smoke and he looked like a man without blemish.
We met at the company and from the first moment I saw him, I thought, "If this man is interested in me, I will devote my whole life to him."
From the first time I saw him he didn't seem to notice me, because he didn't even look at me. But as the days went by, he began to greet me by name as if we were old acquaintances.
I tried to strike up a conversation with him every time he greeted me but he didn't stop, he always walked on by. One afternoon I was near the coffee shop with a co-worker talking nonsense when he approached me without my noticing and hugged me from behind.
— Hello, Elizza!
— Hi, David!
I don't know how I answered, because my heart was beating more than a hundred beats per minute. I lost my breath for a moment. He was still holding me and he was realizing what was happening to me. What should I do? Tell him to let go? What if he got upset? I preferred to do nothing, I remained still and let myself be hugged by him, feeling his strong arms on my chest. The emotion I experienced was very intense and forever etched in my mind.
He said to me in a whisper:
— How about meeting me at the exit?
— When? Today?
My question was stupid but I was so excited I couldn't find anything to say.
— Yeah... sure, this afternoon when we get off work.
— Well, that's fine.
That afternoon he took me to the movies and for the first time I knew what a man's kiss was. It was very beautiful.
When he did my body was shaking from my feet to my head. At that moment I didn't care about anything other than what was happening to me. I wanted to enjoy the moment and continue to experience that sensation that overwhelmed my whole being. During the course of the movie several times I kept coming on to him to kiss me again, but he didn't. I didn't know how to act. I didn't know how to act. I wanted to scream at him to kiss me again, which was what I wanted most, but I held back and tried to hide my frustration. I think he did it on purpose to awaken in me the desire to be with him and to begin in some way to have dominion over me. And indeed he succeeded. From that moment on, I was not able to refuse whatever he wanted.
Our relationship was very tender all the time and within two months of receiving my first kiss I gave myself completely to him. Nothing mattered to me; I thought I had chosen the ideal man for me; and at that moment I was unaware of the experiences that life had in store for me.
My pregnancy was relatively normal, even though I was a first-timer. It is possible that my desire to please David and to keep myself pretty and well-groomed for him, had some influence on my body and there were few times that I was dizzy or unwell. Also, my legs never swelled, not even in the days leading up to the delivery.
He was especially affectionate with me in the first few months. But after the fifth month when my belly started to show and grow normally I began to see a change in his treatment. He hardly caressed me anymore and started to pull away from me.
We women have an additional sense, I think it's a sixth sense that allows us to appreciate the changes in the way men treat us and they don't notice it. That's why it's so difficult for them to deceive us when they are in loving relationships with other women.
But I never imagined that he would dare to do it.
.... The story will continue. If you want to read the previous parts of my story, here you can find them.
First part:
https://ecency.com/hive-132410/@colladolisbeth/las-confidencias-de-elizza-primera
Second part:
https://ecency.com/hive-132410/@colladolisbeth/the-confidences-of-elizza-second
Part three:
https://ecency.com/hive-132410/@colladolisbeth/las-confidencias-de-elizza-parte
The images presented here were edited by me in Canva.
Hola, @colladolisbeth.
Me alegra que hayas decidido adoptar el guion literario en tus relatos. Se ven más limpios y ordenados. Por otra parte, aunque editemos imágenes en canva, es importante colocar la fuente de donde la sacamos. Siempre puedes utilizar Pixabay o Unplash, que cuentan con un millar de imágenes de uso libre.
Hola, feliz noche, muchas gracias por tomar tiempo para leer mi publicación y sobretodo muy agradecida por tus buenas sugerencias 🤗