Alina había esperado toda su vida por este momento. Se había preparado, llevaba años deseando que un momento como este, fuera posible. No podía negarlo, era una romántica empedernida. Había crecido escuchando los cuentos más románticos y bonitos que se conocían en la sociedad; pues era lo que precisamente a todo el mundo le gustaba. Un príncipe azul, ataviado de sus mejores vestiduras, y la inigualable valentía que desprendía de su cuerpo, por la simple necesidad de ayudarla a resolver todos sus problemas.
Era increíble, lo que iba a pasar en cuestión de minutos superaba la genialidad. Ni en sus sueños más locos, Alina imaginó que su padre pudiera prometer su mano, a uno de los nobles más adinerado de Londres. Palabras como inverosímil y surrealista, no paraban de repetirse continuamente en su cabeza. Y es que… ella era pobre, lo había sido toda su vida; nunca había disfrutado de la exuberante sensación de llevar un vestido hecho con la mejor tela, no sabía cómo era extasiarse en la emoción de un baile, y ni siquiera era lo suficientemente sociable para decir que podría llevar una conversación acorde, sin interrumpirse a ella misma por las fuertes ganas de tartamudear.
¿Qué estaba pasando? Sí, tener una boda codeada de lujos con un hombre de famosa ímpetu era lo que siempre había querido, pero no era el tipo de cosas que sucedían por simplemente desearlas. Se pasó todo el mes anterior planteándose que quizás era algún tipo de juego al que su padre la había sometido, para que pudieran reírse un rato y poder disfrutar de la ilusión de soñar con algo como eso. Para su sorpresa, una mujer había apareció el día anterior con todas las cosas que tendría que ponerse para la boda.
Sus manos temblaron al sostener entre sus dedos el vestido con la pedrería más cara que pudo imaginarse jamás; debió haber costado cientos de libras. Eso descartó dos de sus teorías: la cual le repetía que todo era un chiste y la otra que quería darle un choque a la realidad diciéndole que quizás sí iba a casarse, pero con un hombre más apegado a su situación. A pesar de que algunas de sus sospechas fueron disueltas después de eso, otras preocupaciones más grandes se pasaron por su cabeza. Estaba más que claro que lo que le había dicho su padre iba en serio, pero lo extenuante de la situación aún la perseguía.
¿Por qué esa mujer sabía tan bien sus medidas como para traerle un vestido que se ajusta perfecto a su figura? En primer lugar, ¿quién era ella? ¿Cómo había podido conseguir un vestido de esa magnitud tan rápido?... Esas y más preguntas no paraban de atormentarla; nunca había conocido al hombre con quien iba a casarse, no había escuchado de él hasta que su padre le dio la noticia. Y eso le dejaba dos opciones, o era un tipo feo con mucho dinero, que estaba desesperado por tener esposa, o todo esto era parte de algún tipo de mafia, de esas que todos llevaban hablando los últimos dos años. Pues, circunstancias como estas ya se habían presentado; hombres con grandes cantidades de dinero y títulos, se comprometían con chicas que no tenían nada que ofrecer, y tiempo después de que se llevara a cabo el matrimonio, desaparecían… hasta no saberse absolutamente nada de ellas. Muchos decían que habían ido a recorrer el mundo con su amado, para disfrutar de las riquezas de este; otros decían que se habían mudado al exterior, para manejar sus otras propiedades o crear imperios; y otros… solo aseguraban que se las habían llevado a hacer cosas que quizás fueran espeluznantes, porque sabían que al final nadie iba a extrañarlas. Alina nunca había creído en una locura como esa última, hasta ese momento.
─ ¿Estas lista?
La voz de la mujer misteriosa la sobresaltó al instante. Había ido a buscarla a ella y a su padre, esa misma mañana para que pudieran arreglarse en el lugar en el que iba llevarse a cabo la boda. Pasó alrededor de tres horas alistándose rodeada de mujeres, que no pararon de darle jalones a su cabello y echarle polvos en la cara, hasta que pudiera estar medianamente presentable para un evento tan grande. Al terminar con aquellas, estuvo esos pocos minutos mirándose en el espejo, sin saber realmente si la que estaba viendo era ella misma.
La mujer misteriosa la seguía mirando a la espera de una respuesta. A Alina no podía parecerle otra cosa que escalofriante; era bonita, sí, de las mujeres más hermosas que había visto. Con facciones perfectamente perfiladas y cabello aún más oscuro que la noche. Desde la primera vez que la vio, notó que tenía alguna fijación por el negro, pues solo usaba vestidos de ese color. Toda ella era intimidante, lo que dejaba a Alina entumecida sin poder preguntarle quién era.
─ Supongo que sí ─ Decidió responder, unos minutos después, mientras desviaba la mirada. No quería seguir presenciando la frialdad de aquella mujer.
─ Perfecto, tu padre ya vendrá a recogerte. La ceremonia está por empezar.
Los nervios se apoderaron de Alina en el momento que oyó eso e iba a darse la vuelta para decir gracias, pero la mujer ya se había ido. A los pocos segundos su padre entró a la habitación y con paso seguro se acercó a ella, hasta envolver sus dos manos con las suyas.
─ Te ves hermosa ─ Le dijo con los ojos empapados de ternura.
─ Esto es una locura ─ Soltó Alina sin poder evitarlo.
─ Pensé que esto era lo que soñabas.
─ Exacto, lo soñaba. Se supone que los sueños no se hacen realidad.
Su padre la vio fijamente y Alina se percató de como su semblante empezaba tornarse preocupado. Antes de que pudiera decirle algo, se apresuró a interrumpirlo:
─ Es mejor que nos apresuremos. La boda ya va e empezar.
Su padre solo asintió y se limitó a tomarla por el brazo, para indicarle hacia donde debían ir. Cuando se detuvieron al frente de las puertas, se dio cuenta de que lo más probable era que no hubiera ningún invitado por parte de ella ahí adentro. Después de todo, ella y su padre no tenían más familia ni muchos cocidos. Todo se resumía a Daniel, Jeremy y Miriam, que eran personas que trabajaban en la pequeña granja que tenía su casa. Dudaba bastante que alguno de ellos estuviera ahí, ya que ella nunca les había agradado demasiado.
Sabía que este era el momento más decisivo de su vida, y quizás estaba a solo segundos de cometer un error. El aire que los rodeaba se había vuelto denso y la rapidez con la que su corazón latía no parecía algo natural. Aun así, decidió que no quería parecer ridícula el día de su boda; podía fingir estar segura o dejar que todos vieran lo asustada que estaba. Prefería la primera opción.
Alina had waited her whole life for this moment. She had prepared herself, she had been wishing for years that a moment like this would be possible. She couldn't deny it, she was a hopeless romantic. She had grown up listening to the most romantic and beautiful stories known in society; it was precisely what everyone liked. A prince charming, dressed in his best clothes, and the incomparable courage that came out of his body, for the simple need to help her solve all her problems.
It was unbelievable, what was going to happen in a matter of minutes surpassed genius. Never in her wildest dreams did Alina imagine that her father could promise her hand, to one of the wealthiest nobles in London. Words like implausible and surreal kept repeating in her head. And the thing was... she was poor, had been poor all her life; she had never enjoyed the lush sensation of wearing a dress made of the finest fabric, she didn't know what it was like to be ecstatic in the excitement of a ball, and she wasn't even sociable enough to say that she could carry on a conversation accordingly, without interrupting herself by the strong urge to stammer.
What was going on? Yes, having a lavishly hobnobbed wedding with a man of famous impetus was what she had always wanted, but it wasn't the sort of thing that happened by simply wishing for it. She had spent the entire previous month pondering that maybe it was some kind of game her father had subjected her to, so they could have a good laugh and enjoy the illusion of dreaming about something like that. To her surprise, a woman had shown up the day before with all the things she would have to wear to the wedding.
Her hands shook as she held between her fingers the dress with the most expensive rhinestones she could ever imagine; it must have cost hundreds of pounds. That ruled out two of her theories: the one that kept telling her it was all a joke and the other that she wanted to give her a reality check by telling her that maybe she was going to get married, but to a man more suited to her situation. Although some of her suspicions were allayed after that, other, bigger worries ran through her head. It was more than clear that what her father had told her was serious, but the strenuousness of the situation still haunted her.
Why did this woman know her measurements so well as to bring her a dress that fit her figure perfectly? Who was she in the first place? How had she been able to get a dress of that magnitude so quickly?.... Those and more questions kept tormenting her; she had never met the man she was going to marry, had never heard of him until her father gave her the news. And that left her with two options, either he was an ugly guy with a lot of money, who was desperate to have a wife, or this was all part of some kind of mafia, the kind everyone had been talking about for the last two years. Well, circumstances like these had already occurred; men with large amounts of money and titles would get engaged to girls who had nothing to offer, and some time after the marriage took place, they would disappear... until they were never heard from again. Many said they had gone to travel the world with their beloved, to enjoy his or her riches; others said they had moved abroad, to manage their other properties or create empires; and others... only claimed they had been taken away to do things that were perhaps creepy, because they knew that in the end no one would miss them. Alina had never believed in craziness like that last one, until that moment.
─ Are you ready?
The mystery woman's voice startled her instantly. She had gone to fetch her and her father, that very morning so that they could get ready at the place where the wedding was to take place. She spent about three hours getting ready surrounded by women, who kept pulling her hair and dusting her face with powder until she could be moderately presentable for such a big event. When she finished with them, she spent those few minutes looking at herself in the mirror, not really knowing if the one she was seeing was herself.
The mysterious woman kept looking at her waiting for an answer. Alina couldn't find her anything but creepy; she was beautiful, yes, one of the most beautiful women she had ever seen. With perfectly shaped features and hair even darker than night. From the first time he saw her, he noticed that she had some fixation on black, for she only wore dresses of that color. All of her was intimidating, which left Alina numb unable to ask who she was.
─ I guess so ─ He decided to answer, a few minutes later, while looking away. He didn't want to continue witnessing the coldness of that woman.
─ Perfect, your father will already come to pick you up. The ceremony is about to begin.
Nerves got the better of Alina the moment she heard that and she was about to turn around to say thank you, but the woman was already gone. Within seconds her father entered the room and with confident stride approached her, until he wrapped both her hands with his own.
─ You look beautiful ─ he told her with eyes drenched in tenderness.
─ This is crazy ─ Alina blurted out helplessly.
─ I thought this is what you dreamed of.
─ Exactly, I was dreaming it. Dreams aren't supposed to come true.
Her father stared at her and Alina noticed how his countenance began to turn worried. Before he could say anything to her, she hastened to interrupt him:
─ We'd better hurry. The wedding is about to start.
Her father only nodded and simply took her by the arm, indicating where they should go. When they stopped in front of the doors, she realized that there would most likely not be any guests on her side in there. After all, she and her father didn't have any more family or many stews. It all boiled down to Daniel, Jeremy and Miriam, who were people who worked on the small farm their house had. She rather doubted that any of them were there, as they had never liked her very much.
She knew that this was the most decisive moment of her life, and perhaps she was only seconds away from making a mistake. The air around them had become thick and the rapidity with which her heart was beating seemed unnatural. Still, she decided she didn't want to look ridiculous on her wedding day; she could either pretend to be confident or let everyone see how scared she was. She preferred the first option.
De pronto, una hermosa melodía empezó a sonar y su padre acercándose a su oído, le susurró:
─ ¿Estas lista?
No, no, no. Por supuesto que no estaba lista, se sentía como si estuvieran a punto de llevarla al matadero. En vez de decir todo eso, solo sonrió y asintió con falso entusiasmo. Su padre le dio unos pequeños toques a la puerta, y esta se abrió enseguida. Como una autómata, comenzó a caminar por el camino que la llevaba al altar. Estaba sorprendida por lo hermoso que estaba decorado todo, la inmensa masa de personas que habían asistido y por el lujo irreparable que irradiaba cada cosa del lugar; pero no lo demostró. Se limitó a alzar la barbilla y ver hacia al frente, sin fijarse debidamente en el hombre que la esperaba al final del camino, con las manos entrelazadas a su espalda.
Al llegar, neutralizó su respiración como pudo, le dio un beso en la mejilla a su padre y se paró al frente del desconocido. No pudo evitar verlo una vez que estuvieron tan cerca. Rápidamente se percató de que no era feo, pero su rostro estaba inexpresivo y eso la asustó. Sin darse tiempo de seguir detallándolo, bajó la mirada y la fijó en el pequeño ramo de flores que llevaba entre las manos, pero al instante se reprendió por eso. Se negaba a demostrar el miedo que estaba sintiendo en ese momento; alzó la vista y se quedó viendo un objeto a la distancia, que estaba ubicada a espalda del hombre.
Sabía que el otro hombre que estaba entre ellos decía algo acerca de la alianza. Alina estaba tan concentrada en parecer segura, que apenas podía oír las cosas que estaba diciendo aquel hombre. Aun así, no era tan tonta para ignorar algunas cosas ¿Por qué no les preguntaban si aceptaban esos votos matrimoniales? ¿Dónde estaba el “sí, acepto casarme contigo”?
De pronto, una niña se acercó, cargando consigo dos anillos. Se puso en medio de ambos, le entregó el anillo al desconocido, quien se limitó a colocárselo, y a Alina no le quedó de otra que hacer lo mismo. ¿No se suponía que el novio le ponía el anillo a la novia, y viceversa? Todo estaba siendo demasiado confuso. A nadie en la sala le estaba pareciendo extraña esa anormalidad que no paraba de aumentar los nervios de Alina.
Suddenly, a beautiful melody began to play and her father leaning close to her ear, whispered to her:
─ Are you ready?
No, no, no. Of course she wasn't ready, she felt like she was about to be taken to the slaughterhouse. Instead of saying all that, she just smiled and nodded with fake enthusiasm. Her father gave a few small knocks on the door, and it opened immediately. Like an automaton, she began to walk down the path that led to the altar. She was amazed at how beautifully everything was decorated, at the immense mass of people who had attended, and at the irreparable luxury that radiated from everything in the place; but she did not show it. She merely lifted her chin and looked straight ahead, without taking proper notice of the man waiting for her at the end of the path, his hands clasped behind his back.
When she arrived, she neutralized her breathing as best she could, gave her father a kiss on the cheek and stood in front of the stranger. She couldn't help but notice him once they were so close. She quickly noticed that he wasn't ugly, but his face was expressionless and that scared her. Without giving herself time to detail him further, she lowered her gaze and fixed it on the small bouquet of flowers in her hands, but instantly chided herself for that. She refused to show the fear she was feeling at that moment; she looked up and stared at an object in the distance, which was located at the man's back.
She knew that the other man between them was saying something about the alliance. Alina was so focused on looking confident, she could barely hear the things the man was saying. Still, she wasn't foolish enough to ignore some things. Why didn't they ask them if they accepted those marriage vows? Where was the "yes, I agree to marry you"?
Suddenly, a girl approached, carrying two rings with her. She stood in between them, handed the ring to the stranger, who just put it on, and Alina had no choice but to do the same. Wasn't the groom supposed to put the ring on the bride, and vice versa? It was all getting too confusing. No one in the room was finding it strange that this abnormality kept increasing Alina's nerves.
─ Y ahora los declaro marido y mujer…
¿Y el “puede besar a la novia”? No hubo beso, tampoco se tomaron de las manos. Se giraron hacia la multitud, que había empezado a dar aplausos. Todos estaban tan emocionados que a Alina le parecía que estaban realmente felices por esa unión. Vio por una milésima de segundo al desconocido, y se percató de que estaba sonriendo. Ella nuevamente miró hacia el frente e intentó hacer lo mismo que él.
Caminaron hacia la entrada, mientras los invitados los seguían a sus espaldas. Cuando estuvieron afuera, todos empezaron a lanzarles arroz y se aproximaron para abrazarlos y darles sus felicitaciones. Alina no sabía en dónde meterse, todas esas caras eran extrañas para ella, y aun así, no paraban de comportarse a su alrededor como si la conocieran de siempre.
─ And now I pronounce you man and wife?
And the "may he kiss the bride"? There was no kiss, neither did they hold hands. They turned to the crowd, which had begun to applaud. Everyone was so excited that it seemed to Alina that they were really happy about this union. She saw for a millisecond the stranger, and noticed that he was smiling. She again looked straight ahead and tried to do the same as he did.
They walked towards the entrance, while the guests followed behind them. When they were outside, everyone started throwing rice at them and approached to hug them and offer their congratulations. Alina didn't know where to put herself, all those faces were strange to her, and yet, they kept behaving around her as if they had known her forever.
¿Sería parte de una actuación? ¿En serio se había casado y pertenecería a una de esas mafias?
De pronto notó que el desconocido la tomaba de la mano, y su cuerpo se encogió inevitablemente. No vio la reacción del hombre ante eso y se dejó guiar por él hasta la puerta de un carruaje, mucho más grande que el que la había traído a ella. Justo antes de entrar, el desconocido se inclinó un poco y le dijo en un tono bastante bajo:
─ ¿Estas lista?
¿Por qué todo el mundo no paraba de preguntarle eso? ¿Acaso se habían puesto de acuerdo para asustarla lo máximo posible? Tenía claro que realmente lo preguntaban por contextos completamente diferentes a los que ella se imaginaba. Pero de igual forma, era como una especie de recordatorio, el cual le decía, que nunca se imaginó lo que iba a empezar a vivir. Entonces, fue en ese momento cuando Alina se dio cuenta de una cosa: aunque había deseado con todas sus ansias ese momento, verdaderamente nunca supo lo que en realidad estaba pidiendo.
Asintió hacia el desconocido para responder su pregunta. Pero no, no estaba lista.
Fin.
Was she part of an act? Had she really married and belonged to one of those mafias?
Suddenly she noticed the stranger holding her hand, and her body inevitably shrank back. She didn't see the man's reaction to that and let herself be guided by him to the door of a carriage, much larger than the one that had brought her to it. Just before entering, the stranger bowed slightly and said to her in a rather low tone:
─ Are you ready?
Why did everyone keep asking her that? Had they all agreed to scare her as much as possible? It was clear to her that they were really asking it for completely different contexts than she imagined. But still, it was a kind of reminder, which told her that she never imagined what she was about to experience. So, it was at that moment that Alina realized one thing: although she had wanted this moment with all her heart, she never really knew what she was asking for.
She nodded toward the stranger to answer his question. But no, she wasn't ready.
The end.