Un instrumento musical en Venezuela sorprendió a una familia. Mi familia: mis primas, una tía y otros que estaban en casa, yo no estaba ahí pero les contaré como todos decidieron que lo que vivieron fue algo catalogado: “eventualidad paranormal”.
Fue una tarde calurosa como de costumbre. En esa casa hay muchos instrumentos musicales: maracas, tambores, teclado, flautas, armónicas entre otros, ese día se escuchó fuerte y claro el único cuatro que había allí sin que alguien accionara las cuerdas, nadie lo agarró de la pared, nadie lo tuvo en sus manos para entonar alguna canción. Se esperaba ver por debajo de la puerta la sombra de los pasos de quien hizo sonar el cuatro pero nunca pasó. Se extrañaron y preguntaron ¡¿Quién hizo sonar el cuatro?! - ¡Yo no fui! - ¡Yo tampoco! Y dejaron pasar lo sucedido sin sospechar que sonaría nuevamente más tarde y esa vez de una manera más acentuada y escalofriante. Como cosa rara la tía había tenido una siesta muy larga y profunda después de haber escuchado la primera vez el sonido inequívoco del cuatro en el pasillo - ¡alguien fue! Pensó la tía y se dispuso a dormir tranquilamente. No le dio importancia.
Más tarde llegaron las muchachas y se instalaron a conversar tranquilamente en el comedor. La tía dormía su siesta en la habitación de arriba. De pronto volvió a escucharse las cuerdas del cuatro como un llamado, el sonido fue tremendo, se propagó por toda la casa rompiendo así aquella amena tertulia, luego se quebró completamente la atmosfera con un escalofriante silencio que invadió totalmente por fuera y hasta los huesos; las miradas de cada una era de incógnita y al mismo tiempo acusadora pues de inmediato pensaron: -¡alguien fue! -¿Pero quién? Sabían que arriba la tía dormía y que el cuatro estaba entre los adornos del pasillo fuera de la habitación. Se escuchó como uñas largas cortaban el viento y rasgaban las cuerdas y el límite entre el más allá de las paredes de los hielos y de la muerte, al sonar de nuevo ¡durísimo y de la nada!
Aterradas decidieron subir las escaleras entre el pánico de combatir contra lo desconocido, esas escaleras se hicieron eternas como si no quisieran llegar a la escena horrible que se encontraba arriba. Un instrumento preñado de suspiros, amores viejos, lágrimas, dolor, pasiones truncadas o sueltas, se estremeció sin más y así mismo se desvaneció el mensaje como un susurro de gritos sordos.
Nadie sabía lo que pasaba y la que menos sospechaba era la tía que de esa siesta inolvidable despertó por los gritos y alaridos de las muchachas con intenciones de salvarla a ella, despertarla y sacarla de esas escenas que empezó la imaginación a dibujar desde la conclusión que efectivamente había sido un fantasma o demonio horrible que la tenía atrapada en la habitación, porque al subir el cuatro se empezó a estremecer, agitadamente daba golpes contra la pared y con la misma fuerza con que se sacudió la madera, cuerdas y demás piezas de aquel instrumento, esa fuerza inexplicable terminó sacudiendo tan fuertemente hasta conseguir partir aquel cuatro aún colgado de la pared. Las muchachas gritaban a todo pulmón para espantar y lograr llegar donde la tía que estaba entre dormida y capturada por aquello que la abrazaba en el espacio infinito que se creó al escucharse las notas La, Re, Fa, Si. Un demonio que podía mover y hasta tirar a los golpes los muebles y el cuerpo inconsciente de la tía en la habitación pegando así de las paredes y el techo.
Y así los demonios que nos acompañan y que están entre nosotros se pueden expresar de manera inesperada, apagando las luces, moviendo las sillas, cerrando y abriendo las puertas de este mundo y esa tarde rompió el cuatro en la pared. Hay abismos que no conocemos pero algunos tenemos la suerte de experimentar cosas así y nos queda como anécdota; en esta oportunidad decidimos no recordar esto con miedo si no con ese tono de valentía al darnos cuenta que se enfrentó al más allá con todo el miedo que se pudo y lo dejamos ahí en ese recuerdo, el miedo no se quedó en nosotros pero si la expectativa de volver a vivir cualquier evento de este tipo. A la tía no la volvimos a ver. Fue reportada como desaparecida a las autoridades competentes. El cuatro sigue ahí deshecho, pero con esa carga energética extraña que nos indica que en algún momento nos puede devolver al ser querido que se llevó.
La música es mucho más que melodía, ritmo y armonía combinados. Conseguimos deleitar y conmover la sensibilidad al mezclar los sonidos con la voz humana y los instrumentos, también sucede que no dejamos de darle valor a los objetos, imágenes entre tantas cosas. El valor de lo que sentimos y creemos es la clave en esta historia pues cada quien sintió y creyó que un cuatro colgado en la pared estaba poseído y que quería hablar y comunicar algo en aquel momento.
A veces un silencio sepulcral nos recuerda que el demonio de la melancolía se apoderó de aquel cuatro y cuando tocamos esas notas conseguimos así estremecer la realidad de todos aquí y ahora. Somos esclavos de lo que escuchamos porque una vez que tenemos en la mente esos sonidos ahí se quedarán. No hay espacios, ruidos, canciones ni explicaciones cuando nos arrebatan a personas que deberían estar aún aquí. Estarán entre nosotros ellos y también esos otros que nos contactan para marcarnos de una u otra forma.
[Eng]
Transcendental Music — Original Story
A musical instrument in Venezuela surprised a family. My family: my cousins, an aunt and others who were at home, I was not there but I will tell you how they all decided that what they experienced was something catalogued: "paranormal eventuality".
It was a hot afternoon as usual. In that house there are many musical instruments: maracas, drums, keyboard, flutes, harmonicas among others, that day the only cuatro that was there could be heard loud and clear without anyone pulling the strings, no one grabbed it from the wall, no one held it in their hands to sing a song. It was expected to see under the door the shadow of the footsteps of the person who made the cuatro sound, but it never happened. They were surprised and asked: "Who made the cuatro sound? - It wasn't me! - I didn't do it either! And they let what happened pass without suspecting that it would sound again later and this time in a more accentuated and chilling way. As a rare thing the aunt had had a very long and deep nap after having heard the first time the unmistakable sound of the four in the hallway - someone did it! thought the aunt and settled down to sleep peacefully. She thought nothing of it.
Later the girls arrived and settled down to chat quietly in the dining room. The aunt was taking her nap in the upstairs bedroom. Suddenly the strings of the cuatro were heard again as a call, the sound was tremendous, it spread throughout the house breaking that pleasant get-together, then the atmosphere was completely broken with a chilling silence that invaded completely outside and to the bones; the looks of each one was of incognito and at the same time accusing because they immediately thought: -someone did it! -But who? They knew that upstairs the aunt was asleep and that the four was among the ornaments in the hallway outside the room. They heard long fingernails cutting the wind and tearing the strings and the boundary between the beyond the walls of ice and death, as it sounded again, harsh and out of nowhere!
Terrified, they decided to climb the stairs in the panic of fighting against the unknown, those stairs became eternal as if they did not want to reach the horrible scene that was at the top. An instrument full of sighs, old loves, tears, pain, truncated or loose passions, shook without further ado and the message faded away like a whisper of deaf cries.
Nobody knew what was happening and the one who suspected the least was the aunt who woke up from that unforgettable nap because of the screams and shouts of the girls with the intention of saving her, waking her up and taking her out of those scenes that the imagination began to draw from the conclusion that it had indeed been a ghost or horrible demon that had trapped her in the room, because when the cuatro began to shake, it began to tremble, it was beating agitatedly against the wall and with the same force with which it shook the wood, strings and other pieces of that instrument, that inexplicable force ended up shaking it so strongly that it managed to break that cuatro still hanging on the wall. The girls screamed at the top of their lungs to frighten and manage to reach their aunt who was asleep and captured by that thing that embraced her in the infinite space that was created when the notes A, D, F, B were heard. A demon that could move and even knock over the furniture and the unconscious body of the aunt in the room, hitting the walls and the ceiling.
And so the demons that accompany us and that are among us can express themselves in unexpected ways, turning off the lights, moving the chairs, closing and opening the doors of this world and that afternoon broke the four on the wall. There are abysses that we do not know but some of us are lucky enough to experience things like that and it remains as an anecdote; in this opportunity we decided not to remember this with fear but with that tone of courage to realize that she faced the beyond with all the fear that she could and we left it there in that memory, the fear did not remain in us but the expectation of living again any event of this type. We never saw our aunt again. She was reported as missing to the competent authorities. The cuatro is still there undone, but with that strange energetic charge that tells us that at some point it may give us back the loved one it took away.
The music is much more than melody, rhythm and harmony combined. We manage to delight and move the sensitivity by mixing sounds with the human voice and instruments, it also happens that we do not fail to give value to objects, images among so many things. The value of what we feel and believe is the key to this story because everyone felt and believed that a four hanging on the wall was possessed and wanted to speak and communicate something at that moment.
Sometimes a sepulchral silence reminds us that the demon of melancholy has taken over that cuatro and when we play those notes we manage to shake the reality of everyone here and now. We are slaves of what we listen to because once we have those sounds in our minds they will stay there. There are no spaces, noises, songs or explanations when people who should still be here are taken from us. They will be among us and also those others who contact us to mark us in one way or another.
Fotos de propia autoría. / Photos of own authorship.
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